Combatir la pena de muerte en Puerto Rico, ese fue el llamado que realizó hoy el arzobispo de San Juan, Roberto Octavio González Nieves, en su más reciente carta pastoral sobre este tema en el contexto boricua.

Precisamente, el documento religioso “No existirá la pena de muerte” se da en el contexto de la conmemoración de los 90 años de la abolición de esta práctica en Puerto Rico.

Sin embargo, el arzobispo señaló que, aunque la pena de muerte en Puerto Rico se abolió en 1929 y la prohibición fue incluida en la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico en 1952, estas ejecuciones podrían ser aplicable en el archipiélago borincano. Y es que la Fiscalía de Estados Unidos puede procesar puertorriqueños por delitos federales cometidos y a los cuáles le es aplicable la pena de muerte.

Entre los métodos destacados por el líder católico para evitarla se encuentran: la oración, la educación, la concientización, la legislación y la jurisprudencia.

“Aunque la mayoría de los puertorriqueños y puertorriqueñas rechazan la pena de muerte, existen algunas voces que se pronuncian a favor de la misma por diversas razones. En la historia se puede verificar que la justificación de la pena de muerte ha tendido a aumentar, a partir de situaciones contingentes tales como crímenes espantosos que han escandalizado y aterrorizado a la población en general. Entonces esta pena extrema ha emergido una y otra vez como una posible solución para

exorcizar estos grandes males, para castigar al ofensor o como disuasivo en la comisión de ciertos delitos,” indica la carta pastoral.

González Nieves exhortó a que se realicen “esfuerzos en el Congreso de Estados Unidos para que se excluya a Puerto Rico de la legislación federal que hace posible que se aplique la pena de muerte en nuestra jurisdicción”.

El arzobispo destacó que Puerto Rico fue de las primeras naciones del mundo en haber abolido la pena capital.

Asimismo, se solidarizó con el dolor de los familiares de los que han sido asesinados y la cercanía espiritual con los reos de pena de muerte.

“Consolemos a las víctimas de la criminalidad, familiares, seres queridos, amistades, vecinos, compañeros de trabajo, etc., que viven entre nosotros y nosotras, solidaricémonos con ellas”, sostuvo.