La industria hospitalaria de la Isla se enfrenta a un panorama convulso, acentuado por una disminución de decenas de miles de pacientes, así como la reducción de empleados y camas, lo que se anticipa conlleve a más procesos de quiebras y ajustes de instituciones hospitalarias, como los que han venido ocurriendo recientemente.

Sin embargo, también se augura que otros grupos y empresas con mejor situación financiera consoliden o adquieran esas instituciones en dificultades económicas, como también ha estado sucediendo, según se desprende de un estudio realizado por las firmas Estudios Técnicos, Inc. (ETI) y Galíndez LLC.

El informe “Industria hospitalaria: su mercado y situación financiera”, según se explicó durante su presentación este jueves, recopiló información financiera de todos los hospitales de Puerto Rico y Estados Unidos de los últimos 12 años, usando una herramienta de tecnológica de “big data”, y analizando los estados financieros sometidos por los hospitales la agencia federal Centro de Servicios de Medicare y Medicaid.

Entre otros aspectos, indicó Graham Castillo, presidente de ETI, el estudio revela que la marcada reducción y envejecimiento de la población están impactando las finanzas de los hospitales, porque, por un lado se reduce la cantidad de pacientes, y por el otro los hospitales encaran tener que atender a más adultos mayores, cuyas necesidades de servicios, por regla general, son más costosas.

Mientras, Julio Galíndez, socio de la Galíndez LLC, empresa de consultoría que se encargó de validar los datos recopilados por ETI, subrayó que los recientes eventos de hospitales acogiéndose a la protección de la quiebra no pueden verse como sucesos aislados, y auguró que próximamente se darían procesos en los que “sistemas de hospitales ya establecidos adquirirán o fusionarán otros hospitales a sus sistemas”, como ocurrió con la quiebra del Grupo HIMA-San Pablo, cuyo hospital HIMA de Caguas fue adquirido por el Grupo Metro Pavía, el HIMA de Bayamón pasó a manos del Auxilio Mutuo, y el HIMA de Fajardo fue adquirido por Caribbean Hospital. También podría ser que el hospital termine con una nueva estructura de dueños, como ocurrió con los hospitales HIMA de Humacao y el Hospital San Jorge.

Pero eso no significa que la Isla, o alguna región se vaya a quedar sin servicios de hospitales, subrayó Castillo, agregando que lo que está ocurriendo “son procesos normales de adaptación y, aunque obviamente la salud es algo crítico, el sistema se ajustará, se está ajustando a la realidad demográfica de Puerto Rico, y los hospitales han tomado medidas para sostenerse”.

“Lo que se dice (en el informe) es que puede ser que se pueden acoger a algún capítulo de quiebra o alguna estrategia que incluye la protección de quiebra, sea bajo reorganización, sea liquidación, consolidación, venta planificada, pero eso se limita a muy pocos. Y también tienen otra opción de unirse a un sistema antes de llegar a ese punto”, comentó Castillo, destacando que, hasta ahora, todas las facilidades en dificultades han seguido operando, y no ha habido cierres, de manera que han subsistido las operaciones y redes de servicio.

“Pero ciertamente el contexto sí va a continuar siendo complejo para las instituciones, y es previsible que se dé la consolidación, que continúe reduciéndose el número de camas, y no solamente por la reducción en la población, sino que también está cambiando la manera en que se proveen los servicios de salud”, agregó Castillo, destacando que aspectos como la innovación y nuevas tecnologías irremediablemente provocan cambios en todas las industrias, incluyendo los hospitales.

“Pero Puerto Rico no se va a quedar sin hospitales, porque tenemos muchos hospitales que están muy bien”, insistió. “Y los que no (están bien) pues se consolidarán con otros, se unirán a sistemas, serán comprados por otros. Habrá cambios, pero hasta el día de hoy no ha habido un cierre de una facilidad”.

El directivo de ETI subrayó también que, pese a las dificultades, los hospitales han recurrido a ingresos de operaciones periferales, como estacionamientos, cafeterías, arredramiento de espacios de oficinas, farmacias, entre otros, para poder compensar las pérdidas en el servicio a pacientes y mantener las operaciones.

Galíndez también enfatizó en que “no estamos hablando de una crisis”, aunque sí la industria hospitalaria enfrenta unos retos importantes y por eso “pronosticamos que pudiera darse un realineamiento de determinadas instituciones”, sea bajo las protecciones de quiebra o a través de fusiones a otros sistemas de salud más grande.

En el contexto de esta discusión, el experto financiero fue enfático en exhortar que se dé una discusión efectiva para, desde el punto de vista de política pública, atender “el desbalance que hay en términos de quién recibe los dólares de prima de seguro y cómo esos dólares se reparten entre el sistema”.

“Ahí es que quizás el gobierno pudiera ayudar en establecer un sistema más balanceado entre los que dan el servicio, que son hospitales, médicos, laboratorios, centros radiológicos, y los pagan por los servicios, que son las compañías de seguro, que a nuestro entender son los que tienen el sartén agarrado por el mango”, opinó Galíndez. “Se trata de que haya más equidad entre aquellos que tienen el dinero para pagar, que son las compañías de seguro, y aquellos que son los que tienen que dar el servicio, para que sean compensados de una forma más balanceada y más justa”.

Galíndez acotó además que, si bien el informe provee comparaciones con los hospitales en Estados Unidos, se debe resaltar que el sector allá está muy diversificado, lo que no ocurre en Puerto Rico, y hay muchos hospitales que son parte de grandes sistemas, otros son parte de instituciones religiosas, otros están afiliados a universidades, y también hay muchos que son parte de compañías públicas que trafican acciones en el mercado de valores. Asimismo, muchos hospitales en Estados Unidos reciben importantes sumas de parte de personas.

Comoquiera, reconoció que aspectos como la enorme brecha entre los salarios al personal hospitalario entre Puerto Rico y Estados Unidos, es algo que “tiene muchísima trascendencia”, no solamente por la diferencia tan abismal que desanima a permanecer en la Isla, sino también por otros efectos que produce, por ejemplo, que el dato de costo de labor, o salario, es un indicador para establecer la fórmula de pago que Medicare utiliza para pagar por servicios a pacientes de Medicare. Abundó que ahí se produce un círculo vicioso, toda vez que, si pagan menos a los hospitales porque sus salarios son más bajos, de dónde entonces van a sacar más dinero para aumentar los salarios, con todas las dificultades económicas que enfrentan.

Por otro lado, el informe también da cuenta de factores externos que añaden presión a la situación que enfrentan los hospitales como: los modelos de servicio que enfatizan en el tratamiento ambulatorio; la evolución de la tecnología farmacológica hacia el desarrollo de medicamentos que pueden reemplazar un servicio de salud a nivel de hospital; una estructura de compensación económica a nivel de cuidado primario que incentiva no referir pacientes al hospital; y un sistema tarifario en donde el hospital no participa en el proceso de establecer tarifas de pago.

Entre los datos que provee este estudio, algunos de los más relevantes, y que podrían verse como parte de las causas de la situación que atraviesan los hospitales en Puerto Rico, se destacan:

  • La tasa de ocupación de camas se redujo en Puerto Rico entre 2013 y 2022 en más de 12%, de 74.1% a 62.26%. En contraste, en Estados Unidos, para ese mismo periodo, la tasa de ocupación de camas aumentó de 49.1% a 53.2%.
  • En 2021 se atendieron 80,000 pacientes menos en comparación con 2016. La cifra de pacientes para 2016 fue 336,929, y en 2021 se atendieron 257,528 pacientes.
  • Las pérdidas económicas son mayores en los hospitales de Puerto Rico en comparación con instituciones en los Estados Unidos. En los pasados seis años, los hospitales de la Isla han perdido en promedio 5.6% de lo que ingresan de servicios a pacientes. En comparación, los hospitales en EE.UU. perdieron en promedio solo 1%.
  • Entre 2016 y 2021, la cantidad de empleados en los hospitales de Puerto Rico se redujo en casi 6,000, de 31,263 a 25,416.
  • También ha ocurrido una marcada reducción en las hospitalizaciones. En el 2016, se registraron en la Isla 9,329 hospitalizaciones por cada 100,000 habitantes; y para 2021 esa cifra se redujo a 7,585, o 1,744 personas hospitalizadas menos. En comparación, para ese mismo periodo, en los EE.UU. aunque también se redujo, la baja fue de 860 hospitalizaciones menos por cada 100,000 habitantes.
  • Los hospitales en la Isla no tienen suficiente margen para mejorar los salarios de sus empleados. El salario promedio anual de un empleado a tiempo completo en un hospital de Puerto Rico es de $34,199, muy por debajo del salario promedio en los EE.UU. que es de $84,373. En los últimos nueve años, el salario promedio aumento en los EE.UU. en $20,354, mientras que en Puerto Rico solo aumentó en $3,111.