Hatillo. Siga este truco.

Son dos parejas y desde lejos pareciera que son los típicos jugadores de dominó que llegan a la plaza del pueblo a echar una partidita. Sin embargo, la habladuría constante y las evidentes señas entre estos cuatro jugadores hatillanos no con el comportamiento común de los jugadores de mesa.

Lo que juegan es el truco, y la concentración no es parte del juego. Por el contrario, el fin es confundir al oponente y hacerle creer que tiene la jugada triunfadora.

El truco se juega en Hatillo prácticamente desde su fundación, y al igual que Las Máscaras, llegó con los inmigrantes de las Islas Canarias.

“Se juega con cartas españolas o naipes, como les quieren llamar, y se juega con 21 cartas. Se les saca todas las figuras (sota, caballo y rey) y todas las cartas con el número dos. Ésas no juegan”, explicó Charlie Aguilar, historiador de este pueblo.

Aguilar describió el juego como un reto de amistad entre parejas, en el que las apuestas económicas no son comunes. Los jugadores ganan granos, casi siempre de habichuelas o maíz, que simbolizan el puntaje que llevan los participantes. El primero que llegue a 30, gana.

“La carta de mayor valor es el as de espada. Le sigue el as de basto, luego los siete de oro y espada, y luego los tres”, explicó.

Según el historiador, en este juego gana la pareja con la mejor habilidad para convencer al oponente de que tiene la mejor jugada, aunque no la tenga.

“Es como un teatro”, describió Aguilar. “Cuando dices truco, te están retando (a presentar una carta de mayor valor), pero puede ser que ése que reta no tenga una buena carta. Se busca una manera de convencer al otro de lo que tengo, cómo lo intimido”, sostuvo.

En ese plan estaban Manuel Martínez y Juan Valle frente a Julio Delgado y Jorge Amador Llorens en una glorieta al lado de la plaza del mercado hatillana, donde todos los días se juega el truco, en Hatillo.

“A qué vas”, “Usted me dice”, “¿Le pongo alguito?”, “El que pone eso no tiene ná’”, “Yo se lo echo ahora”, eran algunas de las frases que se decían los jugadores entre muecas y señas durante el juego que ganaron Manuel y Juan.

Además de la plaza del mercado, el truco en Hatillo se juega en varios negocios en el pueblo y en los barrios. Aunque no es un juego común en otros municipios de Puerto Rico, en países de Suramérica lo juegan, aunque con variantes, incluyendo un número mayor de cartas.