Una parte considerable de la infraestructura en áreas costeras, incluyendo instalaciones que se consideran críticas, como el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín (AILMM), enfrentan actualmente el dilema de los efectos, actuales y potenciales, de transformaciones climáticas que vienen ocurriendo a nivel mundial, y que se manifiestan en cambios como el aumento del nivel del mar.

En el caso particular de la principal terminal aérea de la Isla, según alertaron dos expertos del Colegio de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico consultados por Primera Hora, su localización tan cerca del mar, a baja elevación y rodeado por otros sistemas de agua conectados al mar, lo hacen vulnerable a esa subida de nivel, al punto que se entiende que deberían comenzar a tomarse medidas de mitigación cuanto antes para poder extender su vida útil.

Los expertos comentaron que, si bien no es algo que vaya a ocurrir de un día para otro, el potencial de que el AILMM enfrente grandes dificultades, o incluso se pueda volver inoperante ante la invasión de las aguas, es algo que parece tener un curso irreversible a largo plazo y debería empezar a atenderse desde ahora, por la relevancia del aeropuerto, que va más allá del transporte de pasajeros y mercancía, hasta asuntos como la entrada de ayuda de emergencia en casos de desastre.

El agrimensor Carlos Fournier Morales.
El agrimensor Carlos Fournier Morales. (David Villafane/Staff)

El agrimensor Carlos Fournier Morales explicó que, por los pasados años, se ha observado un aumento continuo en el nivel base del mar, que irremediablemente afectará zonas costeras más bajas, como el área de Isla Verde donde está localizado el AILMM.

Abundó que, aunque en el pasado se daban procesos cíclicos de cambio en el nivel del mar, por las pasadas décadas viene mostrando un aumento constante, y se anticipa seguirá incrementándose.

“Las gráficas son de los científicos, oceanógrafos que estudian esto, y ven el comportamiento de esta alza en el nivel del mar, que mucho se le achaca a lo que es calentamiento global... y sí, ese nivel está aumentando. Eso es definitivo”, afirmó.

De hecho, el ingeniero ambiental Alejandro Pinto sostuvo que esa aseveración no se hace de manera ligera, sino que surge a partir de los “datos de diferentes organizaciones o entidades que han analizado el comportamiento del mar”, y que “casi todos coinciden en cierto modo en que, para el 2050, el nivel base del mar, con relación a ahora mismo, debe incrementar aproximadamente un pie”.

“Esto viene de las diferentes organizaciones científicas, el Consejo de Cambio Climático, el Comité de Expertos y Asesores de Cambio Climático. Hay una serie de organizaciones, tanto locales como internacionales, que están analizando esto, las manifestaciones del cambio climático, y son los que llegan a estos números. No es una predicción mía, ni de particulares, es de las organizaciones científicas que están estudiando el tema”, indicó Pinto

Agregó que esos datos científicos “no sugieren que vaya a ocurrir un cambio significativo en las causas que los científicos asocian al cambio climático”, así como tampoco se vislumbra un cambio trascendental en el comportamiento humano o la voluntad de los líderes para tomar acciones que puedan tener un cambio significativo en esos estimados de manifestaciones del cambio climático.

El ingeniero aclaró que, cuando se habla de nivel base del mar, se entiende el nivel que tiene en condiciones estables o normales, no el que puede alcanzar en condiciones de eventos extremos, como la marejada de los muertos, o las tormentas o huracanes, “que también la literatura científica indica que están aumentando en frecuencia”, y que no necesariamente tendrían que afectar directamente a la Isla, pues en su paso más al norte también pueden alterar considerablemente el nivel del mar.

“Y si aumenta el nivel del mar, pues básicamente van a tener estos eventos mayor impacto sobre las operaciones del Aeropuerto”, subrayó Pinto.

Auxiliado por varios mapas especializados, confeccionados por la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA) y la Junta de Planificación, y que muestran áreas del AILMM marcadas como susceptibles a inundaciones, el agrimensor Fournier explicó que el aeropuerto se encuentra actualmente “a unos cinco, seis pies por encima del nivel del mar”, en un área de mangle que se le ganó al mar. Comentó que “la pista más crítica”, de las dos que tiene, “es la larga, la última que se construyó, que es la que va llegando a Piñones”, y que ya, “dependiendo de los eventos, de marejadas altas, tiene agua al final, no en la pista, pero cerca de la pista”.

“Así que se está viendo cómo se está acercando el agua a esas pistas. Y se tiene que ver con miras a futuro, a 30, 40 o 50 años, si ese aeropuerto es viable. No estamos hablando de 5 o 10 años que no va a servir. Probablemente sea 30, 50 o 100 años. Pero sí, hay que mirar para allá, porque es nuestro aeropuerto internacional, es parte de la infraestructura vital”, insistió el agrimensor.

Otras áreas también se afectan

Con el aumento del nivel del mar, explicaron los expertos, hay otros asuntos relevantes a considerar, como el aumento del nivel de las aguas en el suelo, o en los sistemas estuarinos que rodean al Aeropuerto, como la Laguna Torrecilla.

Esa laguna, detalló Pinto, “es un sistema que se impacta a medida que se impacta el nivel del mar. Porque al aumentar el nivel del mar, le hace más presión al sistema de la laguna y el área de descarga. Entonces, básicamente la laguna también va a aumentar el nivel, y afectar otras áreas del Aeropuerto, porque, por ejemplo, hay varios canales de manejo de aguas pluviales que se conectan a la Laguna Torrecillas, y es un efecto acumulativo. Si el nivel del mar está más alto, se le hace más difícil descargar al mar y va a inundar las áreas bajas a su alrededor”.

Según el abogado José W. Vázquez Matos, la planta de cemento está siendo construida a unos 60 pies del manglar aledaño que pertenece a la laguna. (Archivo/GFR Media)
Laguna Torrecilla

También, hay “un elemento adicional asociado al aumento en el nivel del mar, que es el nivel freático, que es el nivel al que se mantiene normalmente el agua dentro del suelo. Esa localidad, por estar tan cerca del mar, tiene el nivel freático de por sí alto, y a medida que aumente el nivel del mar, va a tender a aumentar también”.

Un nivel freático más alto, entre otros efectos, pone en riesgo estructuras soterradas al imponerles “una carga adicional para la cual no necesariamente están diseñadas”, y además hace que cualquier trabajo de construcción o reparación de infraestructura “va a ser más complejo”, porque al extraer material del subsuelo para bases, fundaciones o reparaciones, “habría que trabajar probablemente con mayor cantidad de agua en esa excavación, habría que extraerla, manejarla, filtrarla”.

Aguadilla, ¿alternativa real?

Por otro lado, Fournier comentó que la situación de vulnerabilidad es similar para los otros aeropuertos a través de la Isla, como el Mercedita de Ponce, que también están localizados en zonas bajas cercanas al mar. La excepción es el aeropuerto Rafael Hernández, en Aguadilla, que está ubicado sobre un acantilado, en un área que no se considera inundable, y que por tanto luce como una de las alternativas lógicas para relocalizar la principal terminal aérea de Puerto Rico, si se llega a tal determinación.

Sin embargo, una mudanza de esa magnitud, “cambiaría la logística de Puerto Rico”, con unos impactos considerables en, prácticamente, todas las áreas económicas, incluyendo turismo, movimiento de pasajeros, movimiento de mercancías, infraestructural vial, entre muchos más, además de todo el sinnúmero de empresas que se asocian al principal aeropuerto.

Según el informe policiaco, el choque ocurrió en la calle Hangar al lado del aeropuerto Rafael Hernández en Aguadilla.
El aeropuerto Rafael Hernández, en Aguadilla, está ubicado sobre un acantilado, en un área que no se considera inundable. (Archivo)

“Esto no es para alarmarse, pero sí, hay que planificar para futuro de qué se puede hacer. Es empezar a hablar del tema. Estamos a tiempo para ver cualquier alternativa”, reiteró el agrimensor. “Hay que analizar, ver qué sale más caro. ¿Nos movemos a Aguadilla? ¿O invertimos aquí $100, $200 o $500 millones? Eso hay verlo, si se puede mitigar, con diques, tecnologías nuevas, levantar las pistas, entiéndase construirlas más altas. Eso son alternativas, pero hay que hacer los estudios, ver la viabilidad, ver las posibilidades”.

“Definitivamente, esto es algo que no se puede dejar para último momento. Estamos hablando de 2050, 2100 en impactos principales, pero cada evento ciclónico extremo pudiese ya tener algunos impactos en las operaciones del Aeropuerto. Y mover un aeropuerto internacional, de la localidad que tenemos ahora a cualquiera que planifiquemos utilizar, es un proceso que lleva múltiples evaluaciones y, a base de esas evaluaciones, la construcción o remodelación de infraestructura”, insistió Pinto.

Primera Hora procuró expresiones por parte de la Autoridad de Puertos para conocer si se auscultaba alguna futura relocalización del principal aeropuerto, pero la petición no fue respondida.

Aerostar ya trabaja en planes de mitigación

El panorama que plantean los expertos es conocido para Aerostar Airport Holdings, la empresa a cargo del manejo del AILMM a través de una alianza público privada. Según explicó su presidente, Jorge Hernández, además de contar con un experto en la materia, están a la espera de que concluya un abarcador estudio a partir del cual se trazarán las estrategias de mitigación para salvaguardar el principal aeropuerto de la Isla.

“Este es un tema que estamos tomando en serio. Es un tema que entra en la categoría de sustentabilidad”, afirmó Hernández.

Abundó que ya comenzaron un proyecto con la FAA (Administración Federal de Aviación) para “trabajar e identificar riesgos de sustentabilidad del aeropuerto”, que incluye “un sinnúmero de temas, tanto ambientales como los temas de aumento del nivel del mar, que no solamente somos nosotros, sino que hay un sinnúmero de aeropuertos en Estados Unidos que están exactamente donde estamos nosotros, pensando atender el tema”.

Jorge Hernández, presidente de Aerostar.
Jorge Hernández, presidente de Aerostar. (David Villafane/Staff)

“Ese proyecto ya comenzó. Nosotros deberíamos tener resultados de ese proyecto de planificación para finales de este año. Y la idea de ese proyecto es que nos crea ese ‘road map’, que es como el camino a trazar para proyectos e iniciativas a ser implementadas para ir mitigando los diferentes riesgos que se identifican a raíz de este plan de sustentabilidad que se está haciendo con el gobierno federal”, afirmó el directivo.

Agregó que, una vez tengan en sus manos ese plan, las medidas de mitigación a tomarse podrían ser “tan amplias como crear diques, trabajar los canales de movimientos de agua dentro del aeropuerto, en fin, un sinnúmero de cosas que se pueden ir trabajando”.

“Así que ya estamos en ese proceso, planificando a 50 años o más”, indicó Hernández, quien coincidió con los expertos en que “muchas de estas iniciativas hay que empezar a implementarlas, porque no puedes implementarlas rápidamente cuando las quieras hacer”.

“Y las medidas que estamos tomando posiblemente van a impactar a 50 y 60, mucho más allá del tiempo que estamos nosotros, porque la concesión nuestra llega hasta el 2053. Pero las ideas y las implementaciones hay que hacerlas de todas maneras. Por eso es que las estamos evaluando y trabajando con el gobierno federal”, agregó.

“Lo importante es que sí se están tomando medidas, sí se está viendo y sí se está planificando alrededor de estos temas”, insistió.

De hecho, agregó, hay un proyecto en curso para la pista norte, en el que “llevamos casi nueve años en el proceso de aprobaciones nada más, de Cuerpo de Ingenieros, EPA (Agencia de Protección Ambiental, en inglés), (Departamento de) Recursos Naturales (y Ambientales), porque tiene un efecto ambiental”, que involucra trabajar en los canales y la charca de retención al final de la pista, para ampliar el área de seguridad y emergencia, y poder así cumplir con unos reglamente federales de la FAA, “que ahora mismo no cumple porque hay árboles en esa área”.

“Ese proyecto atiende el ampliar esa área de seguridad, como lo requiere el gobierno federal, y a la misma vez atiende el dragado de esos canales y esas aperturas, que ayuda a los movimientos de agua. Porque los canales del aeropuerto son clave en los movimientos de agua desde la Bahía de San Juan hasta la Laguna Torrecilla. Son clave para el movimiento libre de aguas, para que evite posibles inundaciones en el futuro”, aseguró.

Como parte de ese proyecto, que ejecuta Aerostar bajo aprobación de agencias federales, se incluyen áreas de mitigación en el Corredor del Este, en las que se van a plantar árboles, mejorar canales, entre otros asuntos.

Por otro lado, Hernández aseveró que, en estos momentos, no se contempla mudanza a Aguadilla. “Es que no se ve eso en los escenarios que se han visto, no se ve que eso llegue a ese nivel, por lo menos hasta el 2100, que es la data que hay hasta ahora”.