Una investigación exploratoria para auscultar conductas en iglesias judeocristianas de Puerto Rico hacia los homosexuales determinó que si bien se encontraron actitudes prejuiciadas en todas las denominaciones estudiadas, comienza a haber cierta apertura para, por ejemplo, que la iglesia acepte que la comunidad participe de sus ritos o, incluso, para que sean líderes en las congregaciones.

Así se desprende del estudio exploratorio Escala para Indagar las Actitudes, Conductas y Creencias hacia Personas Homosexuales en la Iglesia (EIACCPHI) que realizaron los estudiantes doctorales en psicología clínica Natalie García y Andrés Calvo, junto al profesor y sociólogo investigador, José Rodríguez.

Según Rodríguez en términos de los hallazgos, el estudio exploratorio encontró niveles de actitudes prejuiciadas “en todas las denominaciones religiosas estudiadas”, mientras que no hubo diferencias significativas entre las diversas congregaciones. “Esto sugiere un nivel de prejuicio similar entre las comunidades religiosas”, acotó.

Los grupos que se estudiaron fueron denominaciones judeocristianas que incluyeron: protestantes, evangélicos e iglesias independientes en Puerto Rico.

Las 117 personas que conformaron la muestra son mayores de 21 años, tienen una membresía en su denominación de seis meses o más y participaron de la investigación de forma voluntaria y por disponibilidad durante un periodo de tres meses. Las gestiones se hicieron con la ayuda de pastores de instituciones teológicas de la zona metropolitana que están debidamente acreditadas, según reza el informe.

Además, se detalla que el 57% de los participantes fueron mujeres. Según el análisis, el 57% estaban casados, 29% solteros, 8.7% divorciados, 3.5% viudos y un .9% en una relación consensual.

Asimismo, se informó que un 62% se identificó con la religión evangélica, un 25.6% con religión independiente, 8.5% con los protestantes y un 3.4% con otra religión.

Entre los datos más relevantes de la encuesta se destaca que 47% de la muestra respondió estar “totalmente de acuerdo” con la premisa de que la iglesia debe aceptar a los homosexuales para que participen de sus ritos. Asimismo, un 81% dijo estar totalmente de acuerdo en dejar ser líder en la iglesia a un homosexual. El estudio hace aclaración que se entiende como homosexual a un gay o una lesbiana.

Empero, hubo respuestas diametralmente distintas pues 49 de las 117 personas entrevistadas está totalmente de acuerdo en que los homosexuales pueden evitar ser como son, mientras 33 respondieron estar parcialmente de acuerdo. Asimismo, 80 catalogaron que los homosexuales no tienen salvación si no se arrepienten de su conducta.

Se encontraron también incongruencias en algunas respuestas de los participantes porque si bien es cierto, por ejemplo, que la mayoría (89%) indicó estar en desacuerdo con que las personas homosexuales son buenas personas, el 79% de esos mismos entrevistados respondió estar también en desacuerdo en que los homosexuales son malas personas.

“Es interesante que a partir de la literatura previa, no ha existido mucha tolerancia hacia los homosexuales en los ultimos años o décadas en Puerto Rico, aunque existen denominaciones o iglesias que tienden a aceptarlos, pero son las menos. Las iglesias han mantenido una estructura un tanto más ortodoxa a tono con la dogmática bíblica. Y la dogmática bíblica señala en forma clara que esto puede considerarse como inadecuado o pecaminoso”, expresó Rodríguez.

Desde un punto salubrista, según el sociólogo, las actitudes prejuiciadas pueden tener un efecto negativo en la comunidad homosexual, por el simple hecho de la exclusión.

“En esta línea yo, José Rodríguez, lo que digo es que hay que ser sensibles con esta población porque se ha encontrado que el hecho de promover rechazo puede ser un factor que lleve a la persona homosexual a una conducta de riesgo y que caigan en situaciones que alteren su salud emocional a través de la depresión, ansiedad, ideación suicida o abuso de sustancias, entre otras y así está demostrado en la literatura”, afirmó quien cree que las llamadas terapias de conversión que se fomentan desde algunas iglesias son “la idiotez más horrible que puede proveerse a un homosexual”.

¿Por qué es importante este tipo de estudios exploratorios?, se le inquirió.

“Bueno, este no es un estudio extensivo, pero nos da base para pensar que hay que seguir indagando cómo reacciona la iglesia a diferentes subpoblaciones que catalogan como pecaminosas. En este caso fue con la subpoblación de homosexuales... pero sería interesante estudiar también cuáles son las actitudes hacia los divorciados, por ejemplo”, subrayó.

“La iglesia no está llamada a juzgar a nadie”

En Puerto Rico uno de los líderes religiosos de mayor alcance es Ángel Marcial, Obispo General de la Iglesia de Dios Mission Board en Latinoamérica, a quien Primera Hora le pidió una reacción sobre los hallazgos del estudio exploratorio.

De entrada, Marcial está de acuerdo con los puntos del estudio que demuestran un grado de apertura de la iglesia para recibir a la comunidad homosexual. De hecho, lamentó que se haya malinterpretado las diferencias de algunas opiniones entre la iglesia y la comunidad LGBTTIQ como una persecusión a los homosexuales.

“La iglesia puede defender sus principios pero siempre levantando bandera de que es un ente de puertas abiertas...creo que se interpretó que la iglesia es enemiga de la comunidad gay y eso no es cierto. La iglesia no persigue a ningún sector, no persigue a la comunidad gay y me parece que la comunicación en algunos debates se ha malinterpretado”, sostuvo quien tiene bajo su dirección más de 15,000 iglesias en países latinoamericanos.

Hizo hincapié en que los pastores deben promover que los templos son entes de puertas abiertas para todo el mundo, sin distinción de personas.

“La iglesia no está llamada a juzgar a nadie, está llamada a evangelizar sin prejuicios a todo el que llegue. Mi sentir es que los gays no nos vean como enemigos y que también la iglesia entienda que tiene un rol evangelizador con todas las comunidades”, puntualizó.

“La iglesia no está llamada a juzgar a nadie. Está llamada a predicarle a todo el que llegue a sus puertas: sea gay, adicto, personas con situaciones de crisis matrimoniales. A todos hay que atenderlos y cuidarlos en ese proceso para que vivan nuestra experiencia a través de un mensaje de esperanza y transformación”, agregó.

Congregaciones que invitan a la comunidad LGBTTIQ

En Puerto Rico existen congregaciones religiosas como la iglesia Nueva Creación (Cabo Rojo) o la Iglesia de la Comunidad Metropolitana Cristo Sanador (San Juan) que aceptan e invitan, sin condiciones, a los miembros de la comunidad LGBTTIQ+

De hecho, líderes de la iglesia Cristo Sanador, como la reverenda Margarita Sánchez, que a su vez presidió el Capítulo de Puerto Rico de la Amnistía Internacional, han sido defensores férreos de los derechos humanos en la isla.

“Una comunidad de fe donde todas las personas sin importar su orientación sexual o identidad de género y nivel socio-económico están invitadas a experimentar y desarrollar una vida plena a través del Evangelio de Jesucristo”, se destaca en la página web de la congregación fundada en 1996 y donde hace alusión a que son aliados de las luchas para confrontar las injusticias relacionadas con la homofobia, el sexismo, el racismo y la pobreza mediante acciones sociales afirmativas.

Aunque el estudio exploratorio no menciona a la iglesia católica, esta es una denominación de gran presencia en muchos países, incluido Puerto Rico.

Tan reciente como en enero de este año, el papa Francisco criticó las leyes que criminalizan la homosexualidad como “injustas” y dijo que Dios ama a todos sus hijos tal y como son, al tiempo que pidió a los obispos católicos que apoyan esas leyes que acojan a las personas de la comunidad LGBTTIQ+ en la iglesia.

“Ser homosexual no es un delito, es una condición humana”, dijo el papa Francisco durante la entrevista con Prensa Asociada en la que, sin embargo, afirmó que la homosexualidad es “un pecado”.

En cambio, atribuyó esas actitudes a contextos culturales y dijo que los obispos en particular también deben pasar por un proceso de cambio para reconocer la dignidad de todos.

“También el obispo tiene un proceso de conversión”, dijo al medio, añadiendo que debían mostrar “ternura, por favor, ternura, como la tiene Dios con cada uno de nosotros”.