Luis Ortiz, un adolescente saludable que practica deportes, sufrió una inesperada complicación médica que lo dejó batallando entre la vida y la muerte en el Hospital Pediátrico del Centro Médico de Río Piedras, institución a la que llegan los casos más complicados de Puerto Rico y de islas vecinas, a menudo, para hospitalizaciones bastante prolongadas.

Su mamá, Carmen Rodríguez, explicó que Luis “gracias a Dios nunca se enfermaba”, así que la sorpresa fue mayor cuando vieron que lo que pensaba era un dolor pasajero por un pelotazo recibido mientras jugaba voleibol, era un asunto mucho más serio.

Y para dificultar las cosas todavía más, Luis “no tenía plan médico. Su papá era retirado del Ejército y por el ingreso, pues no cualificábamos para el plan médico del gobierno (Vital)”.

Sin embargo, en medio de aquella agonía y el panorama de una hospitalización prolongada, llegó el alivio a través de la Fundación del Hospital Pediátrico y de su programa Child Life.

“Él llega al área de intensivo. Sale entubado. Él mide 6′1”, pesaba 250 libras. No sabíamos que iba a usar pampers, que iba a estar en una condición bien comprometida. La Fundación llega a nosotros y esas primeras noches nos trajo pampers, nos ayudó con desayunos, con almuerzos”, recordó Carmen.

Luego de nueve días entubado, se afectaron sus cuerdas vocales, y no podía comunicarse. Sin embargo, las especialistas del programa Child Life idearon un sistema de tarjetas para poder entenderse.

“Fueron diferentes detalles que le aliviaban el día, cositas que, a pesar que él estaba ahí combatiéndose entre la vida y la muerte, le ayudaron. La Fundación desde el día uno que llegó a intensivo estuvieron con él día a día”, relató. “Fue un apoyo inmensamente grande”.

El adolescente requirió una complicada intervención quirúrgica y estuvo un mes y 15 días hospitalizado, y deberá regresar al hospital para más tratamientos. Sin embargo, no solo lucía tranquilo, sino que también está agradecido por toda la asistencia recibida.

“Le tengo que dar gracias a ellas (las especialistas de Child Life), porque estuve unos cuantos días en la cama, dormido, perdí todo tipo de movimiento. No podía usar el celular. Estaba unos cuantos días aburrido ahí mirando el techo. Después ellas llegaron y me trajeron unas tarjeticas. Como no podía hablar me trajeron un juego que no tenía que hablar, pero podía jugar”, relató Luis. “Tener a alguien ahí contigo que haga algo contigo diferente, uno da las gracias”.

Luis comentó que la especialista Urania Domínguez le enseñó un juego de cartas, “que hasta en casa lo juego, cojo al que sea que viene y me pongo a jugar con él. Se llama Rummy, y el primero que coja siete de un mismo color y el mismo tipo, gana. Y yo lo encuentro tan divertido, no sé por qué, pero lo encuentro divertido. Y al que llega a casa, vamos a jugar, yo le explico y nos ponemos a jugar. La abuela mía llega y se sienta en la sala esperando el paquete de cartas. Este juego, pa mí fue, me cambió el sistema en el hospital”.

“Esa visita, cada día esperarla... es un apoyo que te dan todos los días”, insistió Carmen.

La agradecida madre, sin poder contener la emoción, añadió que a su hijo “no se le negó ningún tipo de servicio. Estuvo en sala de emergencia, fue al área de operación, llegó a área de intensivo, estuvo un mes completo en intensivo, luego pasa a cirugía”. Por el contrario, personal del hospital les asistió para poder solicitar el plan del gobierno para situaciones catastróficas, y “no tuvimos que pagar ningún tipo de deducible ni nada”.

El caso de Luis es apenas uno de miles que se han gozado de la solidaridad y asistencia de la Fundación por los pasados años, y de cientos que se han beneficiado de la labor de las especialistas de Child Life, Aleisa Ginés y Urania Domínguez, por los pasados seis meses.

La Fundación del Hospital Pediátrico, explicó su directora Rebeca Quiñones, comenzó a operar hace siete años, al principio para ayudar a comprar equipo al hospital, pero luego con una misión mucho más abarcadora. “Nos hemos dado cuenta de la necesidad de ofrecer servicios sicológicos a los niños”, indicó.

Así que fijaron su atención en Child Life, un programa que existe hace años en Estados Unidos y que se enfoca en “ayudar a los niños y sus familias cuando están hospitalizados a pasar esos procesos que son tan difíciles”. Para su fortuna, sostuvo, cuenta con las dos personas certificadas en Puerto Rico como especialistas de Child Life, Ginés y Domínguez, trabajan con ellos en el Hospital Pediátrico.

El programa, detalló Quiñones, sirve a todo tipo de pacientes, aunque el 85% participa del programa de salud del gobierno, Vital. Aclaró que se atiende “a todo niño, tenga plan médico o no, porque el hospital ayuda a buscar ese plan médico que le cubra por catástrofe”. De igual forma, atienden a pacientes sin importar su estatus migratorio, si se trata de turistas, o cualquier otra situación por más inusual que sea.

La labor de las especialistas de Child Life gana aún más relevancia cuando se toma en cuenta que la salud emocional de muchos niños se ha visto grandemente afectada por los traumas del huracán María y más recientemente del encierro para combatir la pandemia del COVID-19.

Peor aún, con las restricciones de la pandemia, no pueden recibir visitas de familiares y amigos durante la hospitalización, y solo pueden verlos y conversar por videollamadas.

“Nosotras dentro de nuestra preparación, nuestras carreras, Urania (Domínguez) es arteterapista, yo soy danzaterapeuta, consejera y terapista profesional, así que dentro de nuestras carreras nosotros trabajamos todo lo relacionado a la intervención terapéutica con el paciente, pero en este programa Child Life el enfoque es el apoyo emocional al niño hospitalizado”, explicó Ginés.

Con su trabajo, agregó, buscan asistir al paciente para lidiar con todas las emociones que conlleva la hospitalización, “estrés, miedo, ansiedad, impotencia porque te sacan de tu lugar seguro, de tu rutina, a un lugar nuevo, con personas extrañas, que puede ser amenazante, y además está pasando algo con mi cuerpo que a lo mejor no estoy entendiendo”.

“Lo hacemos a través del juego terapéutico. Porque la ocupación del niño es el juego. Nosotros intervenimos a través del juego, poniéndonos al nivel de lo que entienda el niño, utilizando las etapas del desarrollo del niño”, explicó la especialista.

Puso el ejemplo del juego del médico, para ayudar con “un niño de dos a cinco años, que de momento le tiene miedo a las enfermeras, que no quiere que lo puyen, no quiera tomar medicinas. Pues ahora tú vas a ser el doctor, vas a tener ese empoderamiento. Vas a trabajar con las jeringuillas (de juguete), vamos a tomarte la presión. ¿Y qué tratamos de hacer? Pues que ese niño esté familiarizado con artículos médicos y baje los niveles de ansiedad”.

De igual forma, usan libros especializados, actividades manuales, arte, juego y otras herramientas, “para hacer que el niño pueda expresar sus emociones, identificar las emociones y darle estrategias para manejarlas”.

Para los pacientes, particularmente de hospitalizaciones más prolongadas, esa visita que no es de doctores o enfermeras, es un bálsamo que les permite “jugar, tomar una decisión. Aquí nadie me pregunta si me tengo que beber la medicina, me la tengo que tomar. Pero sí, la Child Life me pregunta qué juego quiero jugar. Ahí tiene esa capacidad de tomar esa decisión, tener ese control y ese espacio propio, que le pertenece a él, y manda. Le damos esa libertad al paciente para que sea niño”.

Domínguez agregó que, con esos juegos y diversiones, “uno empieza a liberar las hormonas de placer, y no solo nos ayudan a sentirnos emocionalmente mejor, nos ayudan también a sentirnos físicamente mejor, ayudan a bajar inflamaciones, calmar la ansiedad, calmar los nervios. Si haces algo que te divierte, que te hacer reír, que disfrutas, te estás ayudando a ti mismo. Tiene su razón de ser a nivel biológico y físico lo que nosotros hacemos”.

En los seis meses de trabajo del programa, la acogida del personal de médicos y enfermería ha sido excelente y se ha establecido una estrecha colaboración profesional de beneficio para todos.

La doctora Ingrid Mercedes, del servicio de heridas y quemaduras del departamento de cirugía del Hospital Pediátrico, resaltó que Child Life, “para todo el hospital es de un beneficio inmensurable”.

Destacó que las heridas “causan mucho dolor al paciente” y en la unidad de quemados y heridas llevaban tiempo buscando un “child especialist” para que complementara la labor médica.

“Así que para nosotros el beneficio es maravilloso como académico, como departamento. Pero para los pacientes es algo increíble, para aliviar el dolor. Tú tener esa persona que viene, que te ayuda, que te distrae. Ya de por sí uno de los métodos de anestesia, no solamente es medicamentoso, son todos los procesos de distracción”, alabó la doctora.

Mercedes catalogó a Ginés y Domínguez de “maravillosas, excelentes” y sostuvo que, con su labor y su acercamiento a los niños, “les ayudan a disminuir la ansiedad, pueden conocer el proceso, se acostumbran a no tener ese miedo por el personal. El beneficio es inmenso”.

“Gracias a Dios, gracias a la Fundación que hace todo este trabajo maravilloso de ayudarnos con los pacientes en todos los aspectos. Y este es un beneficio que de verdad no tiene precio”, insistió la doctora. “Quisiéramos tenerlas a tiempo completo. Ya quisiéramos que pudieran dar abasto. Quisiéramos tener más especialistas. El beneficio es enorme. No me canso de dar gracias”.

Sin embargo, con apenas dos especialistas para todo el Hospital Pediátrico, haciendo unas 55 intervenciones a la semana, la aspiración es “poder alcanzar más”, para lo cual se necesitan más recursos para extender el programa de Child Life.

Con eso en mente, la Fundación lanzó la iniciativa “Unidos para Vivir Mejor”, en la que las empresas Walmart, P&G y Abbott unieron esfuerzos para, durante todo el mes de septiembre, donar 25 centavos hasta $30,000 por cada producto participante que adquieran consumidores en los establecimientos Walmart y supermercados Amigo. Los productos participantes estarán identificados en las tiendas para que el público interesado en aportar a la iniciativa pueda adquirirlos.

Para más información sobre la Fundación y su programa Child Life, o si está interesado en apoyar, puede acceder a www.fundacionhospitalpediatrico.org, o llamar al 939-450-7090.