Bajo la observación atenta de cuatro guardias nacionales con armas largas, peatones y vehículos se movían en orden hoy a mediodía en la gasolinera Puma de Las Lomas. 

En cuestión de días, esta imagen ha pasado de ser extraña – y para algunos alarmante – para convertirse en la nueva realidad tras el Huracán María. 

La buena noticia es que ese panorama había incluido esperas de seis hasta 10 horas para llegar a la bomba y hoy, en un recorrido por estaciones ubicadas en la colindancia entre San Juan y Guaynabo, como mucho, los consumidores entrevistados reportaron una espera de entre 20 minutos a 1:30 horas. 

“Esperé como una hora y media”, contó Luis Cintrón, mientras el empleado Julio Pérez lo ayudaba a operar la bomba. “Definitivamente ha mejorado desde que permiten llenar el tanque”, observó el consumidor sobre la orden emitida la semana pasada por el secretario de Asuntos del Consumidor (DACO), Michael Pierluisi.

En el área de la bomba de diesel, el jefe de esta gasolinera, José Naveira, luchaba junto a otro empleado por llenar un par de bidones rojos para alimentar el generador que permite continuar operando la estación y su tienda. 

“Los militares están ayudando mucho a organizar las filas y en la seguridad”, reconoció Naveira.

Debido a que los márgenes de ganancia están congelados durante la emergencia, Naveira expresó que sin ese apoyo se le haría muy difícil continuar operando. 

“Abrimos por dar el servicio, porque la realidad es que tienen que darse cuenta que el margen de ganancia no da”, subrayó destacando que, además, la enorme demanda ha requerido activar a la vez a más empleados.

Al menos el levantamiento de la ley seca el viernes pasado ha permitido mover el inventario de cervezas y licores, a ver si en algo se compensan los gastos adicionales. La tienda de conveniencia de esta estación estaba bastante bien surtida, en comparación con las góndolas vacías que se observan en muchas tiendas. Lo que no había, porque muchos no han retomado manufactura o entrega, era productos frescos, como dulces de repostería, panes o leche fresca. 

Por su parte, Pérez destacó que la agilidad entre sábado y domingo ha sido tal, que la fila de personas para llenar bidones se había mantenido de mínima a inexistente. Claro está, el hecho de que varias comunidades en Guaynabo cuenten desde ayer con servicio de energía eléctrica sin duda ha ayudado a mermar esta cola en particular.

Y, en la de vehículos, Primera Hora observó que no había ni 30 en espera y las filas prioritarias para medios de prensa, policías y gobierno estaban vacías.  

Entretanto, bajando por la avenida San Patricio en dirección hacia Guaynabo, la gasolinera Total estaba sin combustible. En contraste, al final de la Piñero, la estación de esta marca sí tenía una fila similar de unos 30 vehículos. 

Mientras, la gasolina Shell en la avenida Roosevelt, frente al centro comercial Caparra, había relocalizado su fila por la entrada al sector Matadero, lo cual mantenía mucho más despejada la intersección. 

“Estuve como 20 minutos”, compartió José de León, quien era el próximo a pagar la gasolina no solo para su vehículo sino también para llenar bidones. 

La regla de poder llenar el tanque le permitió echar $70. 

Compartió que hace unos días logró echar en una bomba de Trujillo Alto el límite que le permitieron, $40. Pero que esta vez comenzaba la semana laboral más tranquilo, por tener el tanque lleno.  

Frente a este puesto, la gasolinera Puma estaba sin combustible y los empleados no pudieron precisar cuándo esperaban la próxima entrega. 

Junto a una de las bombas, Rafael Rivera aguardaba tranquilo sentado sobre una silla de playa. 

Dijo que estaba desde poco antes de las 6:00 a.m. ¿Por qué no se había ido, si ya pasaban las 11:00 de la mañana? 

“Me queda un cuarto (de tanque) y ya estoy aquí”, indicó. 

Desde allí, se observaba que el Total de Borinquen Towers, cuya fila el viernes pasado se extendía por el carril derecho de la Roosevelt, doblaba la esquina con la Calle Escorial y subía por esa vía unos 500 metros, ni siquiera llegaba a la intersección.

No obstante, esta fluidez -aún en gasolineras rodeadas por otras estaciones sin combustible disponible- no se replicaba en el oeste y noroeste, donde las filas se mantenían kilométricas hasta esta mañana, según observó otra periodista de este medio destacada en el área. 

Por su parte, el gobernador Ricardo Rosselló informó esta mañana que el número de gasolineras en funciones había aumentado a 720 y que los inventarios de diesel y gasolina se mantenían estables en cerca de medio millón de barriles cada uno.