Barranquitas. La confusa e inesperada muerte de Karla Michelle Avilés Rosado tiene consternada a su familia ante el hecho de que la decisión de aceptar un pon pudiera haber terminado en la muerte de la joven madre de una niña de tres añitos.

Karla Michelle falleció en un incidente que todavía no está del todo claro, durante una persecución policiaca la madrugada del domingo. Y mientras surgen versiones de disparos de parte y parte, y el dolor inmenso les impide a sus familiares buscar respuestas inmediatas, en lo que sí están claros es en su reclamo de justicia.

Durante la noche del sábado, la joven de 23 años de edad salió, junto a su primo Víctor Meléndez, del negocio Papi Paco, en Naranjito, donde compartía junto con otras amistades, mientras su hijita se encontraba con su padre. Eran como las 9:00 p.m. cuando ambos se encontraron en el negocio, luego de que ésta salió de su empleo, dijo Meléndez a Primera Hora.

Al salir, el grupo se quedó un tiempo afuera del establecimiento hasta que decidieron marcharse, contó el joven. “Ahí fue que yo le dije que cualquier cosa me llamara cuando llegara a la casa; y llego a casa y cuando me entero que me llaman...”, cuenta Meléndez.

Nunca pudo volver a escuchar su voz.

Avilés Rosado había aceptado un pon de su amigo de infancia, Félix Marrero Zayas, a su automóvil porque estaba lejos del negocio, dijo el joven de 20 años de edad, quien ya se había ido del local.

“El carro de ella estaba parqueao y se encontró con sus amigos (...), pa’ montarse a la guagua, que los amigos le iban a dar pon pa’l carro; el carro estaba en una distancia lejitos de donde estaba el negocio”, explica Meléndez desde una residencia cercana a la de Karla Michelle en el barrio Barrancas, sector Cuba.

“Y sucedió lo que sucedió”, agregó ahogado en llanto, al recordar asombrado que no se imaginaba que nunca más la volvería a ver. “Jamás iba uno a pensar que ese era el último día que iba a verla (...) Un pon de aquí a allí, y mira lo que sucedió”, añadió.

La estudiante de Biotecnología en la Universidad Interamericana de Barranquitas iba de pasajera en la guagua Toyota 4Runner que conducía Félix, de 24 años, en compañía de Felipe, hermano de este. El trío fue intervenido por siete agentes en medio de una supuesta infracción de tránsito y, en cuestión de minutos, en medio de la persecución, sonaron los disparos y Karla Michelle murió de un balazo a la cabeza o al cuello a la 1:30 de la madrugada del domingo.

La intervención ahora está siendo investigada por el Negociado de Investigaciones Especiales (NIE) del Departamento de Justicia, que determinará si la muerte de la joven ocurrió como consecuencia de un incidente de legítima defensa de parte de los policías, como estos alegaron el domingo, o si se usó fuerza excesiva.

¿Qué fue lo que pasó?

“Ha sido una tragedia, algo inesperado. Ella era una luchadora incansable, una nena muy buena. Salió a divertirse y, viviendo en este Puerto Rico tan malo como está, encontró la muerte trágicamente”, destacó una de sus tías paternas, Iris Avilés.

“¿Qué pasó? ¿Con quién andaba? Pues en estos momentos no queremos saberlo, tendremos su momento de saber qué pasó”, destacó la mujer a las afueras de una de las casas de la familia, mientras se escuchaban personas orando desde el interior de una de estas.

Hay demasiadas preguntas. ¿Y respuestas?

Muy pocas, o no las hemos querido buscar porque nos estamos concentrando un paso a la vez.

Sin embargo, Avilés destacó que hay algo seguro: “Sí (hay) algo muy claro, que queremos justicia, sea de la parte que sea”.

¿Entiende que fue un hecho vicioso?

Quizás estaba con las personas no indicadas en el momento no indicado, porque ella no tenía vicio.

Ayer, la casa de Avilés Rosado tenía una luz encendida, pero no había nadie adentro. Afuera estaba una casita de muñeca, junto a unas sillitas, todo bajo la sombra de unas palmas.

Según varias entrevistas a familiares, la joven se dedicada la mayoría del tiempo a su nena, a estudiar y a trabajar como mesera en una pizzería, de viernes a domingo.

“Era la niña más hermosa, la sobrina más amable, más alegre, excelente madre (...). Trabajaba más que un hombre”, sostuvo Avilés.

Como parte del proceso investigativo, los siete policías involucrados en el incidente fueron desarmados. “Si fueron ellos que empezaron a disparar (...) pues, por lo menos (...) (deberían de) aceptarlo”, reclamó Meléndez.