Hay quienes insisten que en Puerto Rico nadie pasa hambre; sin embargo, los fenómenos naturales como huracanes, tormentas, sismos y recientemente la pandemia del COVID-19 destaparon la realidad que vive una tercera parte de nuestra población que sufre de inseguridad alimentaria.

Al adentrarnos a comunidades en el centro de la Isla o quizás al pasar por los barrios más recónditos de la costa, se desvela la desesperanza, especialmente en los adultos mayores, personas con diversas discapacidades y madres solteras que lloran en silencio porque lo que ganan no es suficiente para garantizar el alimento a sus hijos.

Para la presidenta del Banco de Alimentos de Puerto Rico (BAPR), Denise Santos, “el problema es que en Puerto Rico siempre hemos sido pobres”.

“Hemos vivido este ‘pienso de que somos un país rico’, pero aquí una tercera parte de la población sufre de inseguridad alimentaria y lo vemos no solo en los envejecientes, sino en personas que tienen diferentes discapacidades que enfrentan muchísimos obstáculos para poder suplirse de alimentos. Lo ves en los niños, porque 6 de cada 10 niños en Puerto Rico vive bajo pobreza y no come ni la cantidad ni los alimentos que tiene que comer para tener una nutrición que le provea un desarrollo pleno”, argumentó.

“La mayor parte de las mujeres en Puerto Rico son madres solteras, algunas trabajan, pero con lo que ganan no les da para poder valerse y alimentar a sus niños. Así que, en Puerto Rico hay muchas poblaciones que probablemente no es la hambruna que hay en India, pero que pasan días y no tienen nada en la nevera… cantidad de ellas. De hecho, nosotros recibimos diariamente cantidad de llamadas de personas que fueron desplazadas o dejaron de trabajar, que de momento abrieron la nevera y encontraron que no había nada”, confesó al recordar la situación con la pandemia.

Por eso, conscientes de la necesidad de miles de puertorriqueños, la entidad convocó a varias organizaciones para que sometieran sus proyectos dirigidos a combatir el hambre en Puerto Rico a través de una subvención de $2 millones, otorgada por la filántropa MacKenzie Scott, exesposa de Jeff Bezos.

“Hoy se celebra en Puerto Rico el Día de la Concienciación del Hambre. El Banco de Alimentos lleva muchos años hablando de este tema porque estamos conscientes de que alrededor de una tercera parte en Puerto Rico sufre de inseguridad alimenta. Pero, este año decidimos convocar a nuestras agencias y solicitar propuestas puntuales que nos acercaran a un Puerto Rico de Hambre Cero”, explicó.

“Las 25 propuestas seleccionadas van a ser premiadas con una subvención para que se lleven a cabo sus respectivos proyectos que, básicamente, los hemos dividido en cuatro categorías. La subvención más grande es de $265 mil que es para Vieques. De ahí en adelante, estamos tocando alrededor de 50 municipios en Puerto Rico. Los proyectos van dirigidos a que Puerto Rico se fortalezca y consiga mayor resiliencia y que tengamos mayor seguridad alimentaria en los años venideros”, agregó.

Asimismo, expuso que ocho de los proyectos están dirigidos a fortalecer la agricultura local, mientras que otras se enfocarán en ampliar la distribución de alimentos a diferentes poblaciones y la creación de comedores escolares en varios pueblos.

“Eso es muy bueno, porque ya finalmente la gente está entendiendo que si no nos preparamos con huertos y fincas en casa, no tendremos qué comer en un futuro no muy lejano. Igualmente, la creación de mayores comedores sociales en los diferentes municipios para asegurar que principalmente, los envejecientes, las personas con ciertas limitaciones y discapacidades puedan recibir al menos un plato de comida caliente al día”, detalló.

“También, recibimos propuestas dirigidas a una mayor resiliencia; estas en los municipios de Vieques y Culebra que estamos dándole una atención especial porque entendemos el aislamiento en que han vivido estas poblaciones en Puerto Rico”, agregó.

De otra parte, la entidad acogió un proyecto de una organización con base en Aguada que instalará 150 tanques a poblaciones de envejecientes que nunca han tenido agua potable en sus hogares.

“Esto no es trabajo del Banco de Alimentos, sino la segunda vez que hacemos una distribución de fondos; la primera fue luego de María, cuando nuestras agencias sufrieron una destrucción tan grande que la única forma que podíamos ayudarlas a que se volvieran a poner en pie y reconstruyeran sus instalaciones, era a través de una distribución de fondos de un $1 millón”, recordó.

“Aunque esta subvención de ahora no tenía ningún tipo de restricción ni limitación, el Banco ha decidido distribuir la mayor parte de estos fondos en los próximos cinco años a través de diferentes organizaciones en Puerto Rico que dirigen sus proyectos a conseguir o acercarnos a un Puerto Rico Hambre Cero”, reiteró al agregar que el BAPR y Fondos Unidos fueron las únicas dos entidades en la Isla en recibir “la bendición” de MacKenzie.

Cabe destacar que, en la zona oeste, los proyectos impactarán comunidades en Aguada, Añasco, Mayagüez, San Sebastián, Las Marías y Maricao; mientras que en el área central llegarán a Camuy, Morovis, Corozal, Barranquitas, Orocovis y Ciales.

Asimismo, en el sur se cubrirá Ponce, Juana Díaz, Villalba y Coamo; en el área norte serán los pueblos de Vega Alta, Toa Baja, Cataño, San Juan, Bayamón, Guaynabo y Carolina, y en la zona este, se impactará Vieques, Culebra, Luquillo, Fajardo, Ceiba, Naguabo, Humacao, Yabucoa, Maunabo y Río Grande.

De otra parte, la presidenta del BAPR, explicó el porqué de la escasez en algunos productos.

“El tema de la pandemia ha resultado en una reducción de empleados, no solo para compañías en Puerto Rico sino en Estados Unidos y el mundo. Esto ha provocado que muchas de las líneas de manufactura de diferentes productos, equipos, etcétera, estén paradas por falta de empleados o que se haya reducido su capacidad de producción. Esto ha resultado en que la disponibilidad de ciertos productos y alimentos sea hoy bien limitada”, puntualizó.

“Puerto Rico, por ser una isla, tiene un riesgo brutal de sufrir inseguridad alimentaria, ya sea de adentro hacia afuera o viceversa. Al recibir 85% o más de los productos importados, cualquier tipo de situación, tanto un tema de problema de huracán, tormentas, terremoto, pero cualquier problema en los muelles, cualquier huelga en los muelles como la que se suscitó hace unos meses (nos pone en riesgo)”, agregó.

Por eso, urgió a implementar estrategias que ayuden a preparar a la ciudadanía para algún impacto futuro que ponga en riesgo la adquisición de alimentos.

“Cuando vives en una isla y estar en aislamiento, nosotros tenemos que asegurarnos de desarrollar proyectos agrícolas que nos provean productos para poder subsistir aquí en Puerto Rico. Se puede hacer, pero creo que tenemos que poner un poquito de esfuerzo y educar a nuestra juventud para que entienda que tenemos que empezar a cultivar la tierra, porque si no lo hacemos no vamos a tener qué comer en años venideros”, advirtió.

“Creo en prepararnos, hay que tener una despensa separada para momentos de emergencia. Necesitamos educación, necesitamos entender que es urgente desarrollar una economía agrícola, que nos asegure alimentos que salgan de la tierra porque luego de cualquier crisis, lo único que queda es lo que queda en el país”, insistió.

¿Cómo ayudar al BAPR?

Hay varias formas de unirse a este ejército de solidaridad: a través del voluntariado, suplir alimentos no perecederos y donaciones en metálico.

Para detalles puede llamar al 787-740-3663.