Barceloneta. Zaida Cortez Vargas y su esposo Rafael Rosado Medero se aferran a vivir en su residencia de la comunidad Punta Palma, del barrio Palmas Altas, en la Ciudad de las Piñas, aun cuando en toda la estructura son visibles las grietas que dejaron los múltiples sismos del pasado mes.

“Esta casa está bien fuerte, lo único es que está agrietá. Pero, está bien fuerte. Tiene buena zapata, buena columna”, afirmó Rosado Medina, de 83 años.

Sin embargo, la residencia no es habitable. Así lo certificó el ingeniero del municipio, David Torres. En todos lados son visibles las grietas, así como las varillas enmohecidas por el salitre.

Uno de los cuartos es el que en peor condición está. Esa fue la única zona que los envejecientes han desalojado. Ahora, la cama está en medio de la sala.

“Yo entro, abro las ventanas y salgo corriendo. Con los temblores lo que yo he visto es que cae mucha arena”, reveló Cortés Vargas.

La mujer dijo que se niega a abandonar la vivienda, porque “no se va a caer. Dios nos protege”.

Zaida Cortez Vargas habla de las condiciones en que quedó su hogar tras los terremotos.
Zaida Cortez Vargas habla de las condiciones en que quedó su hogar tras los terremotos. (Frances Rosario)

También hizo alusión a que los epicentros de los temblores son en el sur de la Isla.

“Pensamos que no es tanto el peligro. No se va a derrumbar… Los temblores no son tan grandes. Los temblores llegan, pero no con la intensidad del sur. La intensidad es menor. Ahora, si fuera el epicentro en la parte norte, sí te digo yo”, manifestó.

La vivienda de esta pareja de envejecientes no es la única que está a punto de colapsar en Barceloneta.

La propiedad de Nitza Acevedo Rodríguez, de 69 años y quien vive en la comunidad Magüeyes, es otra de las casas que ha identificado el municipio en peligro tras los terremotos de enero pasado. La mujer también se niega a salir de allí.

“Con uñas y dientes voy a defender esto, porque es lo que tengo. Usted sabe, uno vieja ya e irse a pernoctar a un sitio ajeno. Nada como el ranchito de uno, aunque sea de paja”, sentenció la mujer, quien reside sola y cerca de un sumidero.

Acevedo Rodríguez contó que fue el sismo del 7 de enero el que dejó las columnas y las vigas de la propiedad agrietada.

“El día del temblor, aquellos fue una cosa espantosa. Cuando esto fue de aquí para allá y cuando volvió, aquello partió. Y yo dije, se fue un cuarto al piso, porque aquello fue una cosa terrible”, relató.

La mujer salió por varios días a casa de una hermana, pero regresó cuando supo que malhechores andaban merodeando su hogar. Por tal razón, duerme en el sofá y se baña en la cocina. Son las únicas áreas en las que se atreve a estar.

Nitza Acevedo Rodríguez duerme en el sofá por miedo a que su casa colapse.
Nitza Acevedo Rodríguez duerme en el sofá por miedo a que su casa colapse. (Frances Rosario)

“Yo no me encuentro ni como meterme de esa entrada para allá, porque todo el que viene dice que si esta casa parte, parte por ahí. Pero otros dicen que si esto se va, se va completo porque la torta lo va a halar”, explicó.

Dijo que lo único que el gobierno central le ha ofrecido es un préstamo. No obstante, afirmó que no puede incurrir en estos gastos, porque solo recibe dinero del Seguro Social.

Reclaman designación de zona de desastre

Estos dos ejemplos fueron utilizados por la alcaldesa de Barceloneta, Wanda Soler, para reclamar que la gobernadora Wanda Vázquez solicite al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que designe el municipio como zona de desastre mayor. Comentó que su reclamo no está fuera de lugar, porque pueblos vecinos, como Arecibo y Morovis, ya fueron incluidos.

Según la alcaldesa, unas 150 viviendas han sido reportadas por los ciudadanos con problemas a causa de los sismos. De estas, siete están en mal estado y unas tres están a punto de colapsar, como los casos antes mencionados.

Comentó que la mayoría de las propiedades están saldas y no tienen seguro. Por ello, reclamó la declaración de desastre mayor.

“Yo lo que quiero evitar es que, de continuar estos movimientos, algunas de estas residencias colapsen y represente riesgo para la salud y la vida de nuestra gente”, indicó Soler.

La funcionaria dijo que lo más importante de la declaración de desastre mayor es que la Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) puede ayudar a las familias a reparar sus hogares.

El municipio, por lo pronto, les ha ofrecido a las familias con mayor daño vales para costear rentas en residencias habitables. Sin embargo, tal ayuda ha sido rechazada. La alcaldesa expuso que lo que desean los damnificados es que les reparen el hogar.