Ponce. “La plena que yo conozco no es de la China ni de Japón, la plena viene de Ponce, viene del barrio de San Antón”.

Haciendo honor a este famoso estribillo y a la valiosa aportación a la cultura puertorriqueña, la Cámara de Representantes aprobó una iniciativa legislativa de la representante Iris Miriam Ruiz en la que se declara al barrio San Antón de Ponce como la “Cuna de la Plena”.

El proyecto de la Cámara 1392 establece además que es un lugar de interés histórico y cultural. También dispone la coordinación entre el Instituto de Cultura Puertorriqueña y el Gobierno municipal de Ponce para implantar la promoción de esos valores de esta comunidad.

Los vecinos, muchos de los cuales han pasado toda su vida entre ese folclor, celebraron con alegría la noticia, razón que los motiva a continuar preservando sus costumbres y tradiciones.

Roberto Castro, joven residente que mantiene una amplia colección de todo tipo de información relacionada con su barrio, dijo que vive orgulloso de sus raíces y recordó cómo desde pequeño escuchaba los relatos de los más viejos sobre los bailes de plena que allí se realizaban.

“La plena aquí es parte de nuestra vida y es algo que nunca morirá”, expresó Castro. Éste mencionó que cuentan historias sobre las fiestas que hacían todos los domingos para bailar plena y hasta donde llegaban personas de poblados vecinos, actividad que continúan realizando entre los residentes de la comunidad.

“Nos sentimos muy felices de que por fin se reconozca el maravilloso legado que San Antón le deja no tan sólo a Ponce, sino a todo Puerto Rico”, mencionó entusiasmado, al tiempo que destacó que la comunidad puede ser pobre, pero está llena de gente buena, humilde y servicial.

Además, explicó que, con el pasar de los años, la comunidad siempre ha buscado mantener viva su herencia africana, la que buscan pasar de generación en generación. “Estamos satisfechos de ver cómo se legaliza lo que por derecho propio nos pertenece”, dijo quien añadió que se hubiese arrepentido de no haber nacido allí.

Por su parte, Librada Roque Tricoche, quien a sus 91 años todavía da sus pasitos de baile, recordó que se reunían las mujeres y, con sus trajes de faldas anchas con volantes, bailaban la música que tocaban los hombres sentados en sus tambores de cuero. Además, sostuvo que la plena era una forma de comunicarse, de contar en forma musical los problemas y acontecimientos de la época. Ésta comentó que si había enemistad entre vecinas, una le cantaba a la otra “mi enemiga no usa falda, porque tiene las patas flacas”.

“Yo aprendí a bailar plena viendo a mis padres y todavía la escucho y la bailo cuando no me duele la rodilla”, destacó la mujer, quien es muy querida por toda la comunidad.

“Esa gente de Loíza dicen que la plena es de allá, pero la de San Antón es la genuina”, recalcó doña Librada.

El barrio San Antón ha celebrado por más de 20 años su tradicional Festival de la Bomba y Plena, el que se originó hace muchos años cuando los vecinos se reunían en las casas para cantar y bailar.

“Aquí todos somos como una familia”, manifestó Ana Ferrer, otra de las vecinas que ama su barrio. Asimismo, indicó que no importa el lugar donde esté, dice con orgullo que es de San Antón y que el ritmo de la plena lo “llevan en la sangre”.