Boricuas cogen bien en serio que en el mar la vida es más sabrosa
Ciudadanos recurren a la compra de embarcaciones y motoras acuáticas en medio de la emergencia por la pandemia.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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La venta de botes y motoras acuáticas ha estado en boga en el pasado año pandémico, porque los puertorriqueños han decidido escapar del encierro que le ocasionó la emergencia del COVID-19 al disfrutar de los encantos de las playas, islas y cayos que tiene Puerto Rico, coincidieron líderes de la industria.
“Estuvieron mucho tiempo encerrados y sin poder salir a divertirse y, quizás, al estar en las casas no había tanto gasto, que les dio la oportunidad de economizar y ahora se están dando los lujos que ellos querían. Eso es una de las cosas que comentan, que quiero con mi familia disfrutar, ir a las playas, a diferentes lugares. ¿De dónde ha salido el dinero? No lo sé. Pero, se ha disparado esta industria de bote de una forma tremenda. Mucha venta de bote. Hacía tiempo no veía este movimiento así, como lo que hemos visto ahora”, afirmó Maritza Cardé Soto, quien por los pasados 38 años ha sido la gerente del San Juan Bay Marina.
También se habla de que las ayudas económicas que ha enviado el gobierno de los Estados Unidos para superar la crisis ocasionada por el COVID-19 aceleró el resurgir de la industria náutica, decaída desde los actos de terrorismo reportados contra las Torres Gemelas, en Nueva York, el 11 de septiembre de 2001.
“Hay un relajo, un chiste que habla todo el mundo del PUA bote. Hay mucha gente que ha tenido accesibilidad y ha cogido los chavos para comprar un bote”, indicó el comodoro de la Marina de Salinas, José Pérez.
El administrador del Club Náutico de Arecibo, Willie López, también asoció el auge que ha surgido de tener motoras acuáticas y botes a la Asistencia de Desempleo Pandémico (PUA). Por ello, soltó en primera instancia que esta nueva moda se debe a esa ayuda federal.
Sin embargo, uno de los principales vendedores de botes en la Isla, Wally Castro, de Wally Castro Marine, opinó que tal vez estas ayudas económicas impulsaron la venta de motoras acuáticas. Estas se pueden conseguir en el mercado desde $10,000 en adelante.
Rechazó que ayudas como el PUA hayan podido impulsar la venta de botes, ya que es un mercado más costoso. Explicó que el promedio del costo de las embarcaciones de motor que se están vendiendo en la actualidad rondan los $350,000.
“La venta en los botes pequeños se ha quedado igual. Lo que ha crecido son los botes grandes. (Quienes los compran) tienen buen poder adquisitivo. Están acostumbrados a dar cinco viajes fuera de Puerto Rico al año... El que cobró el PUA, ese no. Fueron por jet ski”, manifestó Castro.
Lo cierto es que este resurgir de la industria náutica tomó a los vendedores y a las marinas de la Isla por sorpresa. Por ello, el resultado ha sido escasez de botes y motoras acuáticas, escasez de piezas para hacer reparaciones, escasez de mano de obra para darle mantenimiento a estos equipos, así como las marinas llenas a capacidad y con listas de espera de personas que necesitan un lugar para guardar sus naves, coincidieron varios comerciantes entrevistados.
Vendidos antes de llegar
José Rodríguez, otro de los principales vendedores de botes en la Isla a través de Boat Management, contó que cuando llegó la pandemia “entendí que la industria marina sufriría un gran golpe en las ventas. Para mi sorpresa, las llamadas telefónicas de las personas aumentaron buscando embarcaciones de todos tamaños, tanto nuevas como usadas”.
El negocio le ha ido tan bien, que Rodríguez tiene una lista de espera de personas por embarcaciones nuevas.
“La gente está buscando las embarcaciones, pero los manufactureros no nos pueden suplir las embarcaciones, porque han tenido que reducir sus producciones por el COVID”, señaló.
Una situación similar atraviesa Héctor Fosas, en su negocio MotorSport, en donde tiene clientes en espera de la llegada de ‘waverunners’ y los famosos motores de embarcación Yamaha.
“Tan pronto el negocio abrió después de la pandemia subió la venta y cogió a todo el mundo por sorpresa. Eso se unió a que las fábricas tuvieron que cerrar un tiempo y se ha atrasado todo. La combinación es mucha venta y menos equipo llegando”, comentó.
La situación ha desembocado en que la tienda tenga una lista de espera de hasta un año por las motoras acuáticas y de cuatro a cinco meses por motores para embarcaciones.
“Pudiésemos haber vendido mucho más si hubiésemos tenido mucho más. Lo que pasa es que no hemos tenido suficiente. Eso pasa con las motoras, se venden antes de llegar”, relató.
Por otro lado, Castro y Rodríguez coincidieron en que la venta de embarcaciones se ha concentrado en familias con poder adquisitivo y jóvenes profesionales. Explicaron que un bote usado podría conseguirse entre $20,000 a $25,000. Pero, también los hay disponible otros de gran tamaño que pueden costar varios millones.
En este auge por las embarcaciones, los preferidos son aquellos de entre 18 a 40 pies de eslora.
Ambos comerciantes comentaron que la industria necesita mano de obra, principalmente mecánicos, personas que laven los botes, así como otros servicios de mantenimiento.
“Yo te diría que es una industria billonaria en torno a los servicios. Los botes requieren unos mantenimientos, se limpian todas las semanas, se les da unos mantenimientos de mecánica, tiene generadores (de electricidad) y si están un fin de semana de 72 horas, hay que cambiar aceite y filtro a la planta”, explicó Castro.
Marinas a capacidad
Ante el aumento de la venta de embarcaciones, la necesidad de tener un lugar en dónde guardarlos ha llenado a las marinas. La situación ha llegado a tal punto que la mayoría tiene listados de espera.
Primera Hora solo detectó que quedan espacios disponibles en la marina de Palmas del Mar, en Humacao.
El gerente de la marina y varadero del The Yacht Club Marina at Palmas Del Mar, Juan González, indicó que la ubicación y que la marina está ideada para barcos de gran tamaño ha ocasionado que todavía tengan espacios disponibles.
“No estamos ubicados donde las personas salen de weekend”, aceptó, al informar que tienen una ocupación de 100 embarcaciones, cuando cuentan con muelles para 160.
En San Juan Bay Marina los 250 muelles están ocupados. Igual pasa con los 112 muelles de Marina de Salinas y en los 89 del Club Naútico de Arecibo.
Castro comentó que en Marina Puerto del Rey, en Fajardo, donde tiene su concesionario, también están llenos a capacidad.
La situación en las marinas está a tal punto de que tan pronto sale un bote, uno nuevo lo reemplaza de inmediato. Es que hay listas de espera tanto de boricuas como de navegantes que viven en el mar y desean llegar a Puerto Rico a pasar una temporada.