Con sus maletas frente al muelle de San Juan, Marta Pagán confiesa que no se quería ir de Puerto Rico.

Desde el paso destructivo del huracán María sobre la Isla, su hijo le decía que se fuera con él a Estados Unidos. Ella trataba de contener la calma en Ponce, pero no pudo aguantar más por su salud.

“A principio me resistía un poco, pero lo tengo que hacer porque ya me estaba preocupando por mis medicamentos. Tengo dos que tienen que estar fríos siempre”, expresó Pagán.

“Mi familia se preocupó. Soy diabética. Soy hipertensa, tengo una prótesis y se preocuparon allá porque mis medicamentos tienen que estar en nevera y en Ponce no hay luz, como en todo Puerto Rico”, agregó.

Pagán fue una de cerca de mil personas que abordaron hoy el crucero Adventure of the Seas de la empresa Royal Caribbean, que realizó una travesía humanitaria desde Puerto Rico.

Llegó al puerto con cargamento de ayuda para la crisis y se llevó a entre 800 y 1,000 personas a Fort Lauderdale.

Este medio supo que se le dio prioridad a los refugiados de otras islas del Caribe que estaban en Puerto Rico desde el huracán Irma.

Luego, en coordinación con la Compañía de Turismo, se llevaron a cientos de turistas que estaban varados en los hoteles.

Mientras, otros espacios se abrieron para el público en general. Varios pasajeros que conversaron con este medio indicaron que fueron sus familiares en Estados Unidos quienes hicieron las gestiones de reservación.

Al igual que el caso de Pagán, Carmen Liriano también abordó el crucero gracias a la reservación que le hizo su hijo en Maryland.

“Debido a la situación del huracán, lamentablemente estamos pasando por un momento muy difícil… con la luz, el agua y la alimentación, que ha ido disminuyendo por la situación que estamos viviendo. Y, pues, me voy buscando nuevos horizontes… aunque sea por unos días… un alivio”, manifestó Liriano.

Por otro lado, Marta Pérez dijo que no sólo las dificultades por la escasez de alimentos y combustible provocaron que se fuera, sino que le preocupa la situación económica a largo plazo que quedará en Puerto Rico.

“Estamos aquí porque queremos coger un poco de respiro de tanto… de lo que ha sucedido por el huracán”, dijo Pérez, cuyo hermano hizo su reservación para ella, su hijo, su hermana y sobrino.

“Yo regreso, pero con miras a irme de nuevo”, manifestó la maestra transitoria y se encontraba desempleada. “Entiendo que aunque el país se normalice, va a estar bien difícil en cuanto a los empleos… Necesitamos trabajar”.

En cambio, Liriano está segura de que regresará a la Isla.

“Será un mes o dos medios en lo que se restablece nuevamente acá, lamentando no poder ayudar a la rehabilitación porque en realidad no podemos hacer nada”, expuso Liriano. “No tenemos gasolina para trasladarnos a los sitios para dar ayuda, que en verdad se necesita”.

Por parte, Pérez también espera regresar pronto.

“No me quedo, yo vuelvo”, afirmó.