La venta y el consumo de la leche fresca en Puerto Rico cayeron entre un 20 y un 22 por ciento, lo que representaría para finales de este año una pérdida de más de $32 millones para los ganaderos del patio si no consiguen un acuerdo con las grandes plantas lecheras para utilizar los sobrantes en otros productos o con el Departamento de Agricultura para redirigir los incentivos.

Y es que, para el 2016, la industria vendía unos 240 millones de cuartillos al año, cifra que ha descendido a aproximadamente 190 millones desde julio del año pasado, según datos de la Asociación de Agricultores.

“El gobierno tiene que hacer algo ahora, pronto. Si esto no lo arreglan pronto vamos a recoger las maletas y esto se acabó. Esto es en serio”, pronosticó el presidente del sector de la leche de la Asociación de Agricultores, Manuel “Ricky” Martínez Arbona.

Desde hace 10 años, ya había un patrón en los cambios de consumo de leche. Por ejemplo, en el País, el consumo per cápita de leche fluida –fresca y de larga duración, UHT– bajó de 96.6 a 72.1 cuartillos, aseguró el gremio. 

Sin embargo, el huracán María aceleró el patrón de descenso del consumo de leche fresca unos cinco años. Tanto el secretario del Departamento de Agricultura, Carlos Flores, como el presidente del sector de la leche coincidieron en dos factores: el éxodo masivo de boricuas y que los residentes, al no tener energía eléctrica, se acostumbraron a consumir otro tipo de lácteo.

En Puerto Rico, solo Suiza y Tres Monjitas producen leche fresca. Indulac –que pertenece a la Cooperativa de Productores de Leche Fresca– utiliza los excedentes de las primeras dos para producir leche de larga vida, queso blanco y mantequilla.

Poca distribución 

Martínez Arbona añadió la distribución de la leche fresca a los negocios como otro punto neurálgico que, en sus 30 años en la industria, considera relevante. 

“No está llevando leche fresca a los negocios. Ellos (distribuidores independientes) han disminuido los días de repartir. Antes repartían cinco o seis veces a la semana y ahora reparten tres”, criticó.

Ante este argumento, el titular de Agricultura les dio la razón a las grandes empresas. 

“Para las plantas es antieconómico subir a llevar leche cuando no se está vendiendo. Aquí también hay que aclarar algo, quienes suben la leche a los campos son acarreadores independientes que dicen: ‘para la que estoy vendiendo, no voy a ir’. Eso es economía 101”, dijo Flores.

La planta de la discordia 

Para los ganaderos, la nueva planta Suiza Dairy en Aguadilla, es otra de las controversias envueltas en la disminución del consumo al “intentar impulsar la leche UHT y no la fresca”. 

En verano del año pasado, cuando inauguró la nueva empresa, el secretario de Agricultura celebró la apertura y aseguró que la operación no permitiría excedentes de leche.

Sin embargo, el 2018 cerró con una merma de ventas de leche de 22 millones de cuartillos y este año se proyecta que la cantidad se duplique. 

“Todo eso representan 35 millones al año, esa falta de venta de 40 millones de cuartillos que se pronostica para finales del 2019”, sostuvo Martínez Arbona.

No obstante, Flores no avala dicha estimación, mientras reiteró su apoyo a la empresa privada. 

“Esas cifras están sobrestimadas y están considerando que nadie está haciendo nada. Ya ellos saben, las plantas se lo han dicho, que están buscando nuevos productos [derivados de la leche]”, indicó el funcionario.

“Suiza invirtió $45 millones en Aguadilla y no ha arrancado a toda su capacidad, están haciendo pruebas. Tres Monjitas está invirtiendo millones para producir nuevos productos. Vamos a verlo como parte del negocio. Sus estudios económicos tienen que decirle que esto es lo correcto. Aquí nadie está para perder dinero”, añadió el secretario. 

Ante toda esta discusión, el presidente del sector de la leche de la Asociación de Agricultores cuestionó: “¿A quién el secretario debe defender, a los agricultores o a las grandes industrias?”.

Flores indicó que su Departamento es un “ente normativo, regulador y de balance”, pero dejó entrever que se inclina hacia quienes tengan el capital.

“Yo estoy apoyando las plantas porque la inversión la están haciendo ellos… Están invirtiendo y haciendo sus nuevos productos con aditamentos que necesita la gente mayor, por ejemplo. Yo estoy tranquilo, porque ellos están haciendo lo que tienen que hacer”.

Incentivos 

Los ganaderos ya han buscado opciones que consideran viables para revertir el impacto económico que está suponiendo la merma de ventas. 

“Nosotros tenemos un plan: redistribuir los incentivos que le dan a la industria de la leche hacia los productos. Esto no alzará los precios, al contrario, vas a encontrar productos competitivos con los exportados”, indicó Martínez Arbona. 

Primera Hora le consultó la propuesta al secretario de Agricultura, quien zanjó de inmediato que no la consideraría.

“Esos incentivos están hechos para subsidiar los costos de alimentos, renovación de la novilla, veterinario. Son incentivos para ese renglón. Redistribuir los incentivos a los productos no sería viable porque estaríamos subsidiando un producto de manera artificial. Aunque se lo pongas barato, la gente está buscando otros productos”, expresó Flores.

Senado busca investigar

Es por todo esto que el senador Carlos Rodríguez Mateo radicó la Resolución del Senado 955 que le ordena a la Comisión de Agricultura a realizar una investigación sobre los problemas que enfrentan los productores de leche fresca para venderla a los consumidores. 

Al presente, la industria de leche fresca en Puerto Rico cuenta con 265 vaquerías, o sea, con, aproximadamente, 25 mil vacas. Esto, equivale a la producción de entre 800 y 100 millones de cuartillos de leche anuales. 

“Lo anterior representa, en ventas, alrededor de 395 millones de dólares al año, con un efecto multiplicador de cerca de 650 millones de dólares. Es importante destacar que la industria genera cerca de 18 mil empleos, por lo que cientos de familias generan el ingreso de sus trabajos en las vaquerías y de también de los centros agrícolas que venden productos y materiales que se usan en las vaquerías”, resaltó.

La razón, expuso el legislador, es no especular y constatar qué está afectando la industria, si es que el precio no se ajusta al mercado, si la baja en consumo tendrá efecto en la salud pública y si hubo mermas considerables en el consumo de las instituciones gubernamentales como escuelas, cárceles y hospitales. 

“Hay quejas que están trayendo leche de afuera cuando aquí hay leche suficiente para suplir al mercado”, explicó.

De aprobarse la Resolución, la Comisión tendrá 90 días para realizar la investigación.

Futuro incierto

Los ganaderos, por su parte, pronostican un 2019 difícil para la industria si no se llegan a acuerdos certeros que beneficien a ambos bandos. 

“Las plantas deben volver a su origen, vender leche fresca. Y el Departamento de Agricultura debe educar y promover la leche fresca que nosotros producimos”, pidieron. 

Mientras, Flores se distanció de estas proyecciones y se mostró optimista. 

“La perspectiva es positiva. En la industria de la leche en 2019, el ganadero podrá vender toda su leche. Ahora mismo venden entre el 50 y 60 por ciento. Si logramos hacer más productos, más leche se le compra al ganadero. Así los dos ganan”, dijo.