Adjuntas. Juan Meléndez y su esposa Naomi Gómez decidieron un día dejar la ciudad y embarcarse en la aventura  de  comprar una finca de café en un lugar paradisíaco.

No sabían nada de café, solo beberlo. Desconocían el movimiento del producto  en el mercado y, más dramático aún, ¡no  tenían  chavos!

En año y medio, con una sola cosecha, la Hacienda Tres Ángeles, que ubica en la carretera PR-129, kilómetro 4.8, en el barrio Portillo en Adjuntas,  se ha posicionado  como una importante productora de café  de exportación, suministrando en parte  las demandas  del mercado estadounidense.

  ¿Cómo terminaron  en este monte, aquí  cerca del cielo?

“Pues mira, nosotros estábamos en Jayuya bebiendo café (en un negocio) y le preguntamos al dueño si sabía de alguna  finca de producción de café que estuviera a la venta. Él nos dijo que en Tres Picachos había una que alquilaban, pero que  en Adjuntas, había  un señor que murió y la finca se estaba perdiendo”, relató Meléndez.

“Ese día  salimos a buscar la finca y  no la encontramos, nos fuimos. Hicimos un estudio de mercadeo, trabajo de búsqueda de posibilidades de un negocio como ese”, recordó.

La pareja solicitó un préstamo en  Farm Service, pero se lo denegaron.

“Farm Service no nos quiso prestar dinero porque no teníamos experiencia. La misma sucesión  nos lo financió. Dimos un pronto, los hijos nos facilitaron el dinero para comprar la finca”, reveló.

¿No se asustaron con esa cantidad de dinero? Se trata de medio millón de dólares.

No nos asustamos porque esto no lo hicimos a lo loco. Nos estuvimos preparando ocho meses. Estudiamos el negocio del café y las oportunidades de ventas. De solamente pensar que en Puerto Rico se produce el 20 o 25 por ciento del café que se consume, de solo pensar que vas a producir algo para lo que no hay suficiente producción, ya tú sabes que tienes el café vendido, antes de producirlo.

 “Segundo, cuando ves las posibilidades de entrar en un mercado de café especial, si haces un buen trabajo,  y sabes las posibilidades y qué ganancias puedes tener de tu café... Si haces un buen trabajo, primero con Dios a nuestro favor, y con el empeño que le pongo a mis proyectos, no puedo ser tan malo para  no alcanzar esta  meta: producir un café que se pueda exportar el cien por ciento”, agregó Meléndez.

Le llamaron Hacienda Tres Ángeles, por sus hijas María de los Ángeles,  Angélica Noemí y Victoria de los Ángeles.

¿Esto es un negocio exitoso?

“Es un negocio exitoso desde que empezamos. Llevamos una cosecha en  un solo año. Se vendió la mayoría  al mercado de cafés especiales de   Puerto Rico y el restante a la exportación. A dos compañías,  dos individuos que  el Señor nos puso en el camino, que tienen negocios de exportación de café, se lo suplimos  y ellos lo exportaron”.

¿Sabían qué grano era  bueno?

En la investigación  que  hicimos, encontramos que el grano que más demanda tiene  en el mercado del norte es el caturra. Este año, hemos sembrado sobre 30 mil árboles de la variedad caturra.

  ¿Y cuál es la cualidad de ese grano?

Eso es subjetivo. En cuanto a sabor  y cuerpo, eso es subjetivo. Es  el sabor y el cuerpo que ellos prefieren. Tenemos un mentor, un ingeniero retirado, experto en los  asuntos técnicos de café.  Él me dice: ‘Vas a hacer esto, esto y esto y el resultado va a ser este’”, dijo Meléndez.

¿No lo venden con la marca de ustedes?

 “Nosotros lo empacamos y lo vendemos aquí, en nuestro Coffee Shop solamente. Ya que  tenemos el equipo y  la tecnología para separar el mejor grano  de café para que entre a un mercado tan exigente como el extranjero, por qué no prepararlo para el  mercado de Puerto Rico. Tenemos café para el visitante que viene aquí”.

Según el empresario,  en el mercado de Puerto Rico, la mayoría “no sabe distinguir entre un café y otro,  porque nunca se había desarrollado de esa forma tan específica”.

Indicó que en los supermercados se vende el café comercial, pero no el especial, por ser más caro.

Los visitantes que se alleguen hasta la Hacienda Tres Ángeles, en lo alto de una montaña,   disfrutarán  de un café con un cuerpo y sabor  especial,  bajo el influjo de  una   vista  sobrecogedora, cerca del cielo.