Quienes trabajan en los establecimientos que son parte de la cadena de distribución de alimentos, como los supermercados, han continuado laborando durante el toque de queda, una medida implementada por el gobierno para contener la propagación del coronavirus.

No se trata de una situación fácil para estas personas que, como todos, también están preocupados por sus familias y por sí mismos, como relata una joven cajera de supermercado.

“En realidad ha sido un poco tedioso. A pesar de que mi supermercado ha estado tomando las medidas que puede, nos han dado guantes y eso, es tedioso, porque las personas no están conscientes al hablar con uno y se te pegan a preguntar cosas. Y así es como se pega el virus”, comentó Tamara Claudio Rodríguez, estudiante de sicología de la Universidad de Puerto Rico y empleada de SuperMax de San Francisco (Río Piedras).

Comentó que en el establecimiento, además de desinfectar los carritos de compra, se colocaron puntos para indicar a los clientes la distancia apropiada en las filas y evitar el contagio.

“Pero, comoquiera, la gente se te acerca. Me preocupa eso. Comoquiera se te acercan y te hablan y te lo pueden pegar, o tú pegárselo a ellos”, reiteró.

Comentó que resulta “frustrante” ver cómo las personas tocan una y otra vez el mismo producto, ignorando las recomendaciones.

La preocupación de Claudio Rodríguez, según explicó, se extiende más allá de su persona, pues convive con su papá y su madrastra.

“No son ancianos, pero me preocupo. Mi papá tiene 63 años... es mayor y le dio un infarto hace unos meses. Tiene sus problemas”, comentó.

“Yo soy la que está saliendo. Mi papá no está saliendo y mi madrastra poco y si lo hace vuelve rápido. Sé están cuidando, pero yo soy quien más se expone”, agregó.

Como parte de sus rutinas bajo esta nueva realidad, al llegar a casa todos los días deja la ropa en la lavadora para limpiarla.

Pero antes tuvo un encontronazo con su papá, quien -según ella- en un principio no le vio seriedad al tema del virus. Luego todo cambió y ahora toman precauciones.

“Y me pongo a pensar cuántas personas están pasando por lo mismo, con mucho miedo… Soy la que sale, si pasa algo, se sabe que soy yo quien lo trajo (el virus). Así que estoy todo el tiempo pendiente a desinfectar todo. Pero hubiese preferido vivir sola”, agregó, con tono de preocupación.

“Pero tampoco puedo dejar de trabajar, porque no puedo sostenerme. En parte le doy gracias a Dios que trabajo en un supermercado y estoy trabajando. Estar sin trabajo no es una opción”, destacó, al tiempo que comentaba que las cuentas se tienen que seguir pagando.

Por otro lado, sostuvo que se debe mirar con atención la opción de ofrecer a los clientes la compra online.

“Mi supermercado lo hace, pero tiene límite de 200 por día. Quizás se pueda habilitar más personas para eso, o establecer que alguien no pueda repetir la compra durante un tiempo. Es algo reciente, pero ahora dio un ‘boom’ con esto (la emergencia)… Sería bueno que tuvieran más empleados para hacerlo ‘online’ y que las personas no tengan que salir de sus casas”, consideró.

Por eso, “le pido a la gente que no se acerque, que no nos hablen de cerca. A las personas mayores, supongo se le olvida y quieren saludarte. Es algo que está en nosotros y se olvida”, reiteró la joven al recomendar a los clientes que “eviten acercarse al personal del supermercado, no solo a las cajeras, a los gondoleros, a los empleados del dairy, a las supervisoras… Le puedes hablar de lejos”.

Rogó, además, a todo aquel que vaya al supermercado que “use mascarillas y guantes, por favor”.

“Nos pueden contagiar, pueden contagiar los productos. Hay que entender lo que está pasando, y tomar medidas drásticas. Te tienes que cuidar tú, y cuidar a los demás”, reiteró.

La joven estudiante también condenó a quienes no terminan de ver el asunto con la seriedad que merece. “Lees en Facebook a la gente que si van a violar el toque de queda, o ves una persona en el supermercado diciendo que sale porque no quería estar encerrada, y yo escuchándola indignada. O sea, no quiere quedarse en casa y va al supermercado a janguear, y está exponiendo a uno”.

Sugirió a la gente organizarse mejor y cambiar algunos hábitos. Por ejemplo, hacer las compras más grandes, de manera que no tengan que ir a menudo al supermercado.