A simple vista pueden parecer artículos de segunda mano a un muy buen precio. Prendas de vestir sin valor para quien fuera su dueño. En fin,  un bazar como tantos otros en los que se compran gangas. Nada más lejos que la realidad. 

Los zapatos ya calzados, esos libros ya  marcados y con olor a guardado y  los juguetes coloridos a los que el pequeño ya no les hace caso son mucho más que simples artículos.

Gracias al dinero obtenido, producto de la generosidad del corazón del pueblo puertorriqueño, ocurrirán muchos milagros está Navidad y todo el año. Es gracias a ese dinero que   más mujeres  podrán salir  del ciclo de la violencia, alcanzarán la autosuficiencia y dirán que no al abuso por amor a sus pequeños que, posiblemente, pasarán su primera Navidad fuera de su hogar. 

La Casa Protegida Julia de Burgos celebró este fin de semana, por tercer año consecutivo, su tradicional bazar. Con el dinero recaudado, que confiaban sobrepasaría los $3,500,  la entidad sin fines de lucro podrá  costear parte de sus gastos operacionales que, contrario a las donaciones, han subido sustancialmente.

Olga López Báez, presidenta de la Junta de Directores de esta organización, estaba que no cabía de la emoción ante el apoyo de la ciudadanía y la Liga de Cooperativas que le proveyó el espacio.

Las personas podían conseguir libros a $1, carteras desde los  $2, vestidos de noche  que fluctuaban  entre los $5 y $25 y  una variedad de accesorios  para el hogar.  “Aquí no encuentras cosas que no sean de calidad”, sentenció.

Trabajan en actualizar perfil

López Báez indicó que actualmente un grupo de profesoras universitarias trabaja en un estudio para actualizar lo que es  el perfil de las mujeres víctimas de violencia de género. 

Fue en el 1979, año en que se estableció el albergue, que  Casa Julia estableció  un modelo de intervención feminista que ha sido seguido por otros grupos.  Sin embargo, ya es tiempo de actualizar esa data con la realidad que estamos viviendo, muy diferente a la de esos años, dijo López Báez.  

Preliminarmente, ya hay unos hallazgos que  son bien significativos.  Entre éstos,  está que la edad promedio de las mujeres    víctimas de violencia está entre los 17 y 25 años y  que la gran mayoría de las féminas que se albergan son trabajadoras contrario a sus parejas. 

Igualmente,  reveló  que la mayoría de los  agresores  consumen  drogas, como la cocaína. “Son hallazgos importantes  porque pueden traer  una modificación a las estrategias de intervención  y a los modelos de intervención con  la violencia contra las mujeres”, dijo.