La reciente actividad de temblores registrada al noreste de Puerto Rico no es nada fuera de lo habitual para la región en que vivimos y, lejos de alarmarse o prestar atención a información sin fundamentos científicos que pueda estar circulando en redes sociales, la gente debe estar siempre lo mejor preparada posible para enfrentar un terremoto de gran intensidad que no se pude saber cuándo podría ocurrir.

Esa es la recomendación de dos expertos en el tema sísmico, que reiteraron una y otra vez la importancia de la preparación a nivel personal, familiar, de los centros de trabajo e incluso a nivel de municipios y gobierno.

“Lo primero es que, en las cuestiones sísmicas, no hay forma de adelantarse al futuro. No hay equipo, no hay método, no hay tecnología que diga con exactitud si esos eventos en la Zona del Sombrero, que esa área al norte de las Islas Vírgenes, pueda ser el presagio de algún evento más grande”, comentó Víctor Huérfano, director de la Red Sísmica de Puerto Rico de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez.

“Pero esos eventos no son extraños, no son algo anormal o diferente, a diferencia de la secuencia que ocurrió (el año pasado) en el suroeste que eso sí estuvo completamente fuera de cualquier expectativa”, agregó Huérfano.

De hecho, añadió, enjambres de sismos como el que viene ocurriendo por los pasados días en la Zona del Sombrero, sin un evento predominante, ya han ocurrido antes en esa área y se repiten casi todos los años.

Reiteró, sin embargo, que “no se puede predecir” si ese enjambre puede ser precursor de algún evento mayor.

“Lo natural en la región geográfica donde estamos es que ocurran sismos. En el pasado han ocurrido sismos fuertes y van a volver a ocurrir. En Puerto Rico ha habido terremotos más poderosos que el ocurrió en Guánica (el año pasado) y esos eventos mayores de (magnitud) 7 son los que pueden causar daños significativos”, concurrió el geomorfólogo José Molinelly Freytes.

“Lo normal, según es normal que esperamos huracanes, lo normal es que haya actividad sísmica también. La mayoría (de los sismos) son de magnitud menor, pero hay que estar preparados para cuando ocurra uno mayor, también en sitios donde no se esperaba que ocurran”, agregó.

“Nunca hay que entrar en pánico. Pero hay que estar preparados para el evento peor. La gente no puede bajar la guardia. Y por eso mismo de que puede ocurrir en cualquier lugar, pues hay que estar preparados para el peor evento”, reiteró, haciendo además un llamado a buscar “información correcta, de profesionales, y no dejarse llevar por rumores en las redes sociales”.

Huérfano explicó que Puerto Rico está en una especie de sándwich en medio del movimiento de dos placas tectónicas. “tenemos la Trinchera de Puerto Rico, que es la falla principal. Las demás fallas responden a esa interacción ahí. Está la placa norteamericana se mete por debajo de Puerto Rico y trata de ir empujando. Y al sur tenemos la Trinchera de los Muertos, donde la placa del Caribe se mete por debajo de Puerto Rico”.

“Así que siempre se está moviendo, las placas siguen su movimiento y los seguirán por los próximos miles y millones de años. El problema es cuando se mete una roca, un peñasco enorme, y el movimiento no aguanta más y se libera toda esa energía y produce todo ese movimiento. Se libera muchísima energía”, explicó huérfano.

“La isla no va a desaparecer del mapa. Puede haber temblores fuertes, maremotos, puede haber mucho daño, pero la isla no va a desaparecer. Esta tierra es sólida y firme, y no se va a hundir. Ha temblado a través de cientos de millones de años, y todavía sigue ahí. Todo es parte de los procesos de evolución del planeta desde su origen y continuarán”, reafirmó Molinelli.

“La recomendación para la gente sigue siendo la misma. No se puede bajar la guardia. Lo mejor es tener un plan de familia, estar preparados. Tener los mapas de desalojo si está en un municipio costero, revisarlos, entenderlos. En caso de un evento, saber que sitios son seguros en su casa, que no caiga nada que le pueda hacer daño”, aconsejó Huérfano.

“No se sabe en qué momento puede ocurrir. Así que hay que estar preparado, y eso es a nivel familiar, también de la oficina, a nivel de los trabajos, de Manejo de Emergencias”, insistió el director de la Red Sísmica, recordando que “no te preparas para un terremoto de un día para otro”, y mencionando los ejemplos de Chile y Japón, que “tiene una cultura milenaria pensando en los problemas sísmicos y tsunami”.

“Usted debe estar preparado para proteger a su familia. No puede estar esperando por un oficial de Manejo de Emergencias que quizás no pueda llegar de inmediato. Tiene que tener su mochila de emergencia, con su agua, con una botella de agua para sus hijos, como mínimo una muda de ropa, comida no perecedera, una linterna, el radio de batería, todo lo esencial para una situación así”, describió.

“Ya nos tocó vivir el evento del año pasado. Así que siga la información oficial y esté lo más preparado posible. Y no se puede olvidar que tenemos también la pandemia que está con nosotros, y que está la temporada de huracanes”, insistió Huérfano.

Molinelli coincidió en la importancia de una preparación adecuada y recordó lo ocurrido luego del huracán María, cuando muchas comunidades quedaron incomunicadas y las agencias gubernamentales no lograron llevar ayuda a esos lugares hasta semanas después.

“Lo natural es que tenemos que estar preparados para el mayor evento. Y María nos enseñó que al final del día hay que prepararse a nivel de las comunidades, de la gente. El gobierno, los municipios colapsaron, y la gente tuvo que ayudarse”, dijo el geomorfólogo.

Agregó que un terremoto fuerte podría provocar el escenario de que se destruyan varios edificios y los recates en esos escenarios consuman la mayor parte de los recursos de personal de rescate.

“Ahora mismo, estamos muy vulnerables a falta de luz, falta de agua, falta de acceso sistemas de pago por tarjeta. Y todos esos escenarios hay que preverlos y tener un plan para cómo va a funcionar la familia”, insistió. “Y pueden ocurrir desastres combinados, un sismo después de varios días de lluvia con terrenos saturados, con muchos deslizamientos de terreno que dejen comunidades incomunicadas”.

Molinelli agregó que, como país, hay que ir más lejos y tener y ejecutar “un plan estratégico nacional para atender la vulnerabilidad sísmica”.

“Hace falta ese plan nacional, para atender las casas con columnas altas de longitud desigual, las casas en la costa expuestas a maremotos, para ver cómo salir de las áreas de alto riesgo. Aquí hay infraestructura vieja que se está deteriorando y no aguantaría, edificios que llevan 60 años expuestos al mar y ya no tienen integridad para aguantar un sismo fuerte. Los ciudadanos no tienen un sistema para saber si los edificios tienen seguridad para sismos, si ese supermercado al que van tiene resistencia, cuál es el nivel de esa resistencia, si es media, baja, para usted saber y tomar decisiones”, explicó el geomorfólogo, al tiempo que condenaba que la Junta de Planificación y la Oficina de Gerencia de Permisos continúen dando permisos para construir en áreas de alto riesgo.

“Y además hay que ver todo esto en el contexto del cambio climático, de la subida del nivel del mar, la erosión de las costas. El mar va a entrar a lugares que no entraba, los ríos no van a poder desembocar y se van a inundar más lugares”, alertó.