El casco urbano de Cayey alberga uno de los proyectos cooperativistas de mayor trascendencia en la época moderna, al desarrollar la primera cooperativa editorial de trabajadores en Puerto Rico y el Caribe.

Se trata de Cooplibri, un movimiento integrado por siete socios fundadores que pretenden fomentar el trabajo literario mediante una serie de servicios inspirados en la economía solidaria con el propósito de crear y producir publicaciones.

La idea de establecer una editorial sin fines de lucro floreció al inicio de la pandemia en el 2020, cuando la escritora Natalia Ortiz Cotto editaba el libro de otro autor y, entonces, surgió la inquietud de aportar y cambiar la cultura editorial que limita las posibilidades de los escritores para publicar su obra.

“Somos una editorial con una visión tradicional. Tenemos una preocupación muy grande, además de la necesidad de crear y generar trabajo, que es la razón principal de fundar una cooperativa de trabajo”, expuso la presidenta de la Junta de Directores y directora editorial de Cooplibri.

Es esta inquietud sobre la cultura editorial en Puerto Rico, sobre la falta de apoyo y beneficios reales para los escritores y artistas que estamos dentro del mundo literario, cómo realmente esta cultura no es de beneficio para ninguno de nosotros. Todo en general es capitalista en su fin y no se piensa en quién está detrás de la creación de estos libros, de estas historias del arte en general”, agregó.

De esa manera, se unieron siete profesionales, entre estos, editores, escritores, educadores, artistas, un relacionista público y un contador, tras entrar al Instituto de Cooperativismo para crear una cooperativa de libre asociación.

La visión de Cooplibri es desarrollar un taller de trabajo que más adelante les permita contratar a otros profesionales y talentos.
La visión de Cooplibri es desarrollar un taller de trabajo que más adelante les permita contratar a otros profesionales y talentos. (Suministrada)

“Nosotros con esa inquietud y poder aportar y cambiar desde nuestro foro, nuestro espacio, esa cultura editorial, nos unimos siete profesionales. Sometimos nuestras cartas, hicimos la solicitud y comenzamos las clases con ellos que son una guía, que nos fue acompañando en el proceso de formación de la cooperativa, tanto en la generación de un negocio que, aunque es una cooperativa sin ánimos de lucro, pero sigue siendo una empresa y entonces, ellos nos van guiando en todos esos aspectos desde el cimiento del negocio y el cooperativismo como crear, asociarse y lo que implica en ley, ética y valores de este movimiento”, resaltó.

“Luego, CDCOOP (Comisión Desarrollo Cooperativo) nos inscribe en el Departamento de Estado; un proceso rápido para sorpresa de todos. Estoy superagradecida. sinceramente. La ayuda ha sido magnífica.”, agregó.

Aclaró que la visión de Cooplibri es desarrollar un taller de trabajo que más adelante les permita contratar a otros profesionales y talentos.

“Formamos la cooperativa pensando en todo el proceso al momento de crear y producir publicaciones. No importa cuál sea, puede ser algo tan simple como un ‘newsletter’ que envíe una compañía, contenido para las redes (sociales) o un libro. Pensamos en todas las personas que están en esa secuencia: quién escribe, quién redacta, quién edita, quién diseña, quién monta, el proceso de mercadeo y publicidad de ese producto creado, la persona que esté manejando el proyecto, finanzas, distribución”, explicó.

“Tenemos una persona en cada punto para tener cubiertas todas las bases desde aquí, contemplando añadir nuevos socios y socias en un futuro y también con miras a hacer colaboraciones y contratar personas, porque el trabajo en el mundo editorial, lo que es el contenido y el apoyo editorial, realmente es bien amplio, que requiere mucho trabajo y la visión es poder desarrollar la cooperativa a tal nivel que podamos no solo agregar nuevos socios, sino que se pueda contratar también empleados”, acotó.

En el centro de la Isla

De otra parte, Ortiz Cotto, manifestó que, paralelo al nacimiento de la cooperativa editorial, estuvo la búsqueda de un espacio donde pudieran establecerse con miras a convertirse en un ente de ayuda comunitaria y el eje para descentralizar los eventos culturales que, generalmente, se realizan en el área metropolitana de San Juan.

Así se identificó la Casa del Cuento y la Historia Cayeyana que, tras un acercamiento al alcalde Rolando Ortiz, no tardó mucho para que la estructura se convirtiera en sede del ambicioso proyecto editorial.

“Al estar en esta casa, el alcance de nuestro trabajo va directamente a impactar la comunidad literaria, la comunidad circundante y la comunidad del arte y la cultura en Puerto Rico. Así que, vislumbramos muchísimas cosas y nos pusimos a soñar en grande, pero no pensamos que las cosas sucederían tan rápido, que pudiésemos lograr un acuerdo con el alcalde Rolando Ortiz para tener este espacio, gestar la cooperativa, trabajar en la gesta cultural y tener una librería que nos ayude con el mantenimiento del espacio y contarle un lugar primordial a la literatura puertorriqueña”, confesó.

“Nosotros siempre hemos tenido esta inquietud de poder trabajar con la descentralización del arte y la cultura del área metro porque todo siempre ocurre allá y no hay necesidad de que eso se mantenga en esa área porque todos los pueblos tienen centros culturales, proyectos culturales y artísticos que son muy importantes. Cayey es céntrico y yo vivo aquí, vivía enamorada como muchas personas acá, de este espacio”, añadió.

Pero la gesta resultó ser mayor a lo propuesto inicialmente porque en poco tiempo, la Casa se ha transformado en plataforma para impulsar un distrito para las artes en ese pueblo.

“Más allá de la gesta de la cooperativa que es nuestro fuerte y a donde nos tenemos que mover y encaminar para comenzar a producir, pero también visualizando el espacio como un espacio abierto, un espacio para generar comunidad, generar cultura y ayudar al desarrollo de un distrito para las artes en Cayey”, reveló.

“Nosotros estamos trabajando desde aquí, a renovar el espacio. Tenemos un atrio principal que es galería y salón donde se hacen las actividades. Hemos tenido de todo, noches de poesía, presentaciones de libros, conciertos, y tenemos la librería El Pan Nuestro que es para promover la literatura puertorriqueña principalmente. El desarrollo de la editorial y cultural”, puntualizó.

No solo eso, sino que la cooperativa editorial vislumbra realizar talleres de creación y desarrollo profesional, pero siempre, enfocado en la literatura, escritura y comunicación.

Para la profesora Francheska Robles, una de las socias fundadoras, “uno de nuestros objetivos es impactar desde la base, me refiero a las comunidades”. “Desde que comenzó la pandemia hemos notado que ha habido un rezago en las comunidades académicas y estamos interesamos en impactar a esas comunidades académicas que están alrededor”, resaltó Robles, profesora de Inglés en la Universidad Interamericana.

“Hemos identificado que los estudiantes tienen rezago en escritura, en lectura, así que también, estamos vislumbrando en cómo podemos trabajar en esas limitaciones porque si no trabajamos con eso ahora, ¿cómo podremos construir ese país que tanto queremos? Comenzamos con los niñitos que son los que van a quedarse cuando ya nosotros no estemos, ese es el legado que queremos dejar”, cuestionó.

Igualmente, el movimiento cooperativista editorial vislumbra insertarse en la economía del casco urbano de Cayey, con el propósito de “ayudar al desarrollo económico del pueblo”.

El proyecto tiene como sede la Casa del Cuento y la Historia Cayeyana.
El proyecto tiene como sede la Casa del Cuento y la Historia Cayeyana. (Suministrada)

“Nosotros, como editorial formal, estamos en esa parte de gestionar proyectos editoriales tanto a nivel corporativo, cooperativas, empresas privadas y entidades sin fines de lucro y estamos en el proceso de evaluar manuscritos y ofrecerles servicios editoriales a individuos, a personas que tengan sus libros, manuscritos, que quieran escribir sus libros, estaremos dando acompañamiento, consultoría, etc.”, resaltó Ortiz Cotto.

Por su parte, Glorimar Lamboy Torres, comisionada de Desarrollo Cooperativo de Puerto Rico. (CDCOOP) y presidenta de la Junta de Directores de COSSEC, señaló que “esa es precisamente la importancia de seguir creando este tipo de cooperativa, que no solamente es la aportación que hacen a la economía del país sino la labor social y comunitaria que brindan estos espacios”.

Destacó que, el proceso actual para incorporar una cooperativa al Departamento de Estado puede hacerse en un solo día.

“La Comisión de Desarrollo Cooperativo surge con la Ley 247-2008, que busca que la comisión sea el eje principal en la definición e implantación de la política pública y las estrategias gubernamentales para el fomento y el desarrollo del cooperativismo. Nosotros como comisión buscamos personas que estén interesadas en el modelo cooperativo y que formen modelos de negocios para crear e incentivar el desarrollo económico en Puerto Rico”, manifestó.

“Nos dimos a la tarea de buscar alternativas y actualmente, tenemos un acuerdo colaborativo con el Departamento de Estado. Nosotros, desde la misma comisión, incorporamos las cooperativas dentro del Departamento de Estado y, lo que antes tardaba varios meses, ahora en un día le podemos entregar los documentos de incorporación a la cooperativa”, apuntó.

Para más detalles, puede acceder Cooplibri en Facebook e Instagram, escribir a cooplibripr@gmail.com o llamar al 787-557-8192.