Celebra 35 años como cardenal

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
PUBLICIDAD
Treinta y cinco años de cardenalato.
Un día como hoy, hace 35 años, fue la investidura del primer y único cardenal puertorriqueño, el lajeño Luis Aponte Martínez, a quien el entonces papa Pablo VI le impuso el capelo cardenalicio en una ceremonia en Roma, el 5 de marzo de 1973.
“Como cardenal he jugado todas las bases. Hay cardenales que nunca han participado en un cónclave. Yo he visto tres cónclaves y cuatro funerales papales”, dijo el octogenario religioso en entrevista con PRIMERA HORA, con motivo de su trigésimo quinto aniversario como cardenal.
Aponte Martínez, quien además el 10 de abril celebrará 58 años de ordenación como sacerdote, recordó que asistió a los funerales de los papas Pablo VI, Juan XXIII, Juan Pablo I y Juan Pablo II. “Cuatro papas que he enterrado”, acotó.
Aunque participó en el cónclave para la elección del actual papa Benedicto XVI, a través de las discusiones y consultas, no votó debido a que a los cardenales de más de 80 años de edad se les da voz pero no voto en el proceso de selección.
- ¿Cómo celebrará sus 35 años de cardenalato?
- No tengo nada especial.
Y es que últimamente, monseñor Aponte Martínez ha confrontado problemas de salud por los cambios climáticos sufridos en viajes recientes a Europa, Estados Unidos y dentro del propio Puerto Rico que le produjeron un fuerte catarro que a su vez le ocasionó una parálisis facial parcial.
Su último periplo comenzó en Brooklyn, en noviembre 17 de 2007, donde ofició una misa especial para regresar de inmediato a Puerto Rico a tomar un avión para España y luego, de ahí a Roma para una reunión “con el Santo Padre un día, y al otro día teníamos la investidura de nuevos cardenales para el día siguiente, que fue domingo, misa y almuerzo con su Santidad Benedicto XVI”. Pero, monseñor Aponte Martínez no pudo asistir ni a esa misa ni almuerzo porque tenía que regresar a Puerto Rico, vía España, para estar el lunes en la reunión anual de los obispos. De ahí pasó a Maricao, de donde regresó a la 1:00 de la madrugada a San Juan, luego de concelebrar una misa por un sacerdote amigo que falleció a la edad de casi 100 años. “Todas esas carreras y cambios de clima me afectaron”, expresó.
La parálisis facial le perjudicó el ojo izquierdo. “El único por el que veo y apenas podía leer”, dijo el también arzobispo emérito de San Juan de 85 años de edad, un viajero incansable.
Aponte Martínez no ve nada por el ojo derecho. Se lo lastimó cuando tenía poco menos de dos años. Perdió el nervio óptico en una caída por una escalera en el hogar familiar, cuando una chispa de piedra le afectó el ojo. El accidente ocurrió en su natal Lajas donde vivía su familia, humilde, numerosa y religiosa.
Estuvo dos semanas sin poder leer el “Oficio Divino”, el libro de oraciones diarias de los sacerdotes. “Apenas podía hacer la mitad y el domingo fue el primer día que lo logré completo”, acotó al informar que ha estado recibiendo terapias diarias y ayer planeaba asistir a una segunda sesión de acupuntura. “Es muy buena”, apuntó.
Realiza diariamente sus acostumbradas caminatas por la urbanización donde reside, si no llueve, ya que “ésta ha sido la Cuaresma más mojada que recuerdo”.
El 10 de abril de 1950 fue ordenado sacerdote. Para esa fecha, este año, en que el cardenal Aponte Martínez cumplirá 58 años de haber sido ordenado sacerdote, se propone llevar a cabo una “celebración privada” con cuatro de sus hermanas que residen en Caparra Heights.
“Como sacerdote también jugué todas las bases, desde que comencé en Patillas, Aibonito... Ahí hice de todo”, rememora el Cardenal, a quien todavía en Patillas lo llaman “el padrecito”.