Mayagüez- Minerva Vélez y Edwin Cuevas habían sufrido por partida doble el cierre de la empresa Winston-Salem Industries for de Blind en Mayagüez.

No solamente la empresa les empleó tras años sin poder conseguir empleo por ser legalmente ciegos, sino que le tenían un especial cariño a aquella fábrica de textiles porque allí se conocieron y luego establecieron una relación de pareja.

Por esta razón, Vélez y Cuevas, ambos de 62 años, celebraron la noticia de que varios ejecutivos puertorriqueños de aquella empresa estadounidense iniciaron gestiones para establecer este año, en las mismas instalaciones del Parque Industrial Guanajibo, la compañía Puerto Rico Industries for the Blind.

"Imagínate, nos pusimos bien contentos. Llevábamos más de un año sin conseguir trabajo", manifestó Cuevas.

 Hace 27 años, Cuevas sufrió un desprendimiento de la retina. Desde entonces, forma parte de la población de 33,000 ciegos que viven en Puerto Rico, según cifras del censo de 2010, citado por Josean Feliciano, vicepresidente ejecutivo de Puerto Rico Industries for de Blind. Según Feliciano, el 95% de esta población está desempleada.

"A las personas ciegas o parcialmente ciegas nadie nos quiere porque dicen que no trabajamos o dicen que no podemos hacer el trabajo. Sin embargo, aquí en la empresa demostramos que sí podemos trabajar y que podemos dar de lo que tenemos", expresó Vélez, quien antes de trabajar para Winston-Salem Industries for the Blind estuvo desempleada por 11 años tras laborar por 27 años en el Centro Médico.

Cerca de 110 empleados llegaron a trabajar en aquella fábrica de Wiston-Salem y sobre 30 fueron cesanteados al momento de cerrar operaciones de forma paulatina, proceso que se extendió del año pasado al 2013.

"Fue una situación difícil, porque esto no era meramente una compañía, éramos una familia y nos queríamos mucho", destacó Cuevas. "Yo tropezaba con ella (Vélez) y con otros, y no había problemas porque todos tenemos la misma condición. No es como en la calle, que si tropiezo con alguien me sale con un insulto o algo así. Aquí todos somos iguales".

Feliciano y otros gerenciales estaban convencidos de que aquella producción se podía recuperar y consiguieron obtener los subsidios necesarios del Gobierno con el fin de generar en 18 meses al menos 50 empleos para personas ciegas y eventualmente poder sostener su operación sin ayuda del gobierno. Actualmente, emplean a cinco personas no videntes.

"Nosotros estimamos que con ventas que generen al rededor de $1millón podemos producir los 50 empleos y superar ese número", mantuvo Feliciano.

De acuerdo con García Padilla, las ayudas iniciales a la empresa se apoyan en los incentivos de la Ley de Empleos Ahora, que incluyen un dólar anual por la renta de las instalaciones. También recibirán una reducción en el pago por servicios energéticos y lugar preferencial al competir en las subastas.

"Cuando hablamos de crear empleos para salvar el sustento familiar, en este caso es literal", comentó el gobernador durante su visita a la empresa. "Si cierra esta planta, esta familia se queda absolutamente sin ingreso", añadió en referencia a Vélez y Cuevas.

El primer ejecutivo no descartó que en un futuro cercano se les compre a la fábrica uniformes para empleados públicos, como en el caso de los policías. Precisamente, entre los clientes que tenía la empresa antes de que cerrara, eran agencias de seguridad federales y militares, para quienes producían uniformes.

 Actualmente, están en gestiones para buscar esos contratos nuevamente. Por el momento, al reiniciar operaciones con cinco empleados, fabrican cubiertas de paletas de carga, que dos compañías farmacéuticas les compran para proteger sus envíos afuera de la Isla.

Entre algunas de las tareas que desempeñan en la compañía esta la operación de equipo especializado que permite que personas con pérdida total o parcial de la visión puedan seguir los patrones de costura para diferentes tipos de productos, lo que le da la oportunidad a personas de la población ciega a que puedan conseguir el sustento que no encuentran en otros lugares sin depender del gobierno.

"Esta iniciativa tiene una misión social muy importante porque integra y mantiene en fuerza laboral a personas con impedimentos, y les permite aportar a sus familias y al país. Esta es una empresa que decidió superar las adversidades en vez de cruzarse de brazos, para seguir forjando caminos y unirse a iniciativas en todo el país", dijo García Padilla.

Por lo pronto, Cuevas y Vélez están felices de mostrar sus habilidades nuevamente y de regresar al lugar donde se conocieron, cuando él ayudaba a la antigua administración a reclutar personal.

 "Me reclutó para toda la vida", afirmó Vélez entre risas. "Ahora volvemos juntos y esperamos que vuelvan los demás. Nunca perdimos comunicación porque nos seguimos llamando. Esto es una familia y queremos seguir trabajando".