Cerdos de calidad para el paladar boricua
Empresa puertorriqueñas fortalecen la industria.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 15 años.
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Aunque las estadísticas del Departamento de Agricultura indican que la producción local de la carne de cerdo ha disminuido en los últimos años, existen varias empresas puertorriqueñas dedicadas a fortalecer y aumentar ese producto.
Una de ellas es La Ceba, instalación localizada en el barrio Magueyes de Corozal y que fue inaugurada en el 2008 por dos jóvenes, Néstor Maldonado, de 34 años, y Horacio Calero, de 32 años.
Néstor y Horacio son recibidos diariamente en la granja por una población constante de 1,500 cerdos. Todos esos cerdos nacen allí, se crían y salen listos al matadero para su consumo..
Pero no piense en La Ceba como un lugar lleno de corrales de lechones. Piense en La Ceba como una impresionante fábrica con el más alto nivel de seguridad y calidad para que luego ese lechón llegue fresco a los supermercados y, por ende, a nuestros hogares.
Para estos empresarios, el éxito de su empresa recae en el volumen y en mantener la producción activa en todo momento. “Si bajas volúmenes de cerdos por puercas o no tienes todas las puercas preñás, no tienes el volumen de cerdos para vender y no recuperas el negocio. Si te descuidas, bajas la producción…”, sostuvo Calero.
Por eso, la agroempresa está a cargo de todas las fases, desde el embarazo hasta la salida de los cerdos hacia el matadero.
Todo comienza en el área de gestación, donde se mantienen alrededor de 175 hembras paridoras. Éstas son inseminadas artificialmente. Las cerdas están individualmente en su jaula para controlar el alimento de cada una y para que no se peleen entre sí. El tiempo de gestación es de tres meses, tres semanas y tres días.
Una semana antes de parir, las paridoras pasan al área de parto. Cada cerda pare un promedio de 10 cerditos. Al nacer, a los cerditos se le cortan los colmillos para que no lastimen a las mamás al amamantar y el rabito para que no jueguen con ellos y se los coman. Los bebés están 21 días lactando y luego que se destetan son llevados –por siete semanas- al área de cuido para comenzar una dieta con maíz, soya y fibras.
Luego del cuido, los cerdos pasan al área de engorde por unas ocho semanas, en la que deben llegar al peso de 180 a 200 libras. Con ese peso, ya los cerdos están listos para ser vendidos y transportados a un matadero en Naguabo y de ahí, proceden a los supermercados.
“Lo mismo que produzco ahora en Navidades lo tengo en el verano. Yo vendo de 70 a 80 cerdos toda la semana. Ahora tengo que aguantarme porque si no, me vacían y después en enero no tengo nada”, comentó Calero sobre las ventas en esta época.
Poca la carne de aquí
La producción en granjas como La Ceba no es suficiente para competir con la carne que llega de Estados Unidos, que es la que más se vende y se consume en Puerto Rico.
En el 2009, la importación de carne porcina llegó a los casi dos millones de quintales, comparado con las 140,260 que se trabajaron localmente.
“Con el pasar del tiempo, las restricciones ambientales han hecho un poco más cuesta arriba el que nuestros agricultores puedan hacer las cosas como acostumbraban a hacerlas dentro de la porcinocultura y eso ha llevado a muchos a no continuar operaciones”, explicó Javier Rivera Aquino, secretario del Departamento de Agricultura, como una de las razones en la poca producción local.
Los altos costos son otras de las razones, expuso el Secretario.
“Las alzas dramáticas en los costos de los alimentos, en especial desde el 2008, cuando vimos como los costos de alimento afectaron todo el mundo, trajo cierta incertidumbre en muchos productores que deciden moverse a otras áreas que no están tan propensa a esos vaivenes de costos”.
Como medida para lograr aumentar, o por lo menos mantener la crianza de cerdos en el país, Rivera Aquino apuesta a los sistemas de biodiversidad y a llevarle al consumidor una mejor selección de carne.
“Hay que tener selecciones de razas que sean carne magra, que podamos atender y deleitar el paladar puertorriqueño en términos del consumo de carne de cerdo, pero que al mismo tiempo podamos ayudarle a velar los aspectos nutricionales con una carne que no esté tan saturada en grasa”.
Además, apuntó, “tenemos que trabajar con operaciones que estén lo suficientemente disponibles para poder cumplir con todas las exigencias ambientales y eso lo logramos adoptando nuevas tecnologías, estableciendo sistemas de recuperación de metano y compostar los desperdicios que surgen de estas operaciones de cerdos”.
Para lograr estos cambios, el Departamento de Agricultura, según el ejecutivo, ayuda con préstamos y orientaciones a los porcinocultores.
Y permanecer en la industria es lo que desean los fundadores de La Ceba.
Para el próximo año, la empresa corozaleña se apresta a expandir sus instalaciones para duplicar su producción.
“Es un producto que hace falta ahora mismo en el mercado. Esto es comida y nunca va a dejar de carecer. La agricultura a niveles industriales va a ser el negocio del futuro”, aseguró Calero.