Canóvanas Con el hedor a heces fecales que desprende el río Grande de Loíza como telón de fondo, el programa ambientalista GuardaMar propuso ayer que se cree una política pública para que se prohíba el uso a bañistas, pescadores y otros de este cuerpo de agua, específicamente desde la PR-951 del sector Parachofer hasta su desembocadura en Loíza.

Éstos sostienen que el desbordamiento de aguas usadas que ocurrió la pasada semana en los sectores La Central, Pueblo Indio y Torecillas es “un accidente más en una cadena de accidentes que han venido ocurriendo desde hace años”, según dijo el portavoz de GuardaMar, Ricardo de Soto.

De Soto estaba acompañado de un grupo de residentes del área y Felipe Sanjurjo, legislador municipal de Loíza, quienes aseguran que han estado denunciando la mala calidad del agua desde hace meses, específicamente a la Oficina del Gobernador. Mostraron, incluso, una carta que le enviaron al ex gobernador Aníbal Acevedo Vilá con fecha del 30 de junio pasado.

GuardaMar se ampara en el Clean Water Act que, según ellos, tienen un inciso que les otorga potestad a las organizaciones ambientalistas para actuar como entes fiscalizadores cuando las agencias no cumplen con su deber ministerial.

Éstos alegan que sobre 80 millones de heces fecales se vierten y mezclan en el río diariamente, lo que catalogaron como una “catástrofe ambiental”.

El río Grande de Loíza es comúnmente utilizado por bañistas locales y se pescan peces y crustáceos. El grupo de residentes dice que ellos conocen que esas aguas están infectadas, pero que cuando reclaman a la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), dicen que las aguas están en óptimas condiciones por lo que se dejan llevar por eso.

El balneario de Luquillo, poseedor de bandera azul por su excelencia en las aguas, también se ve afectado por la situación de heces porque el río desemboca en dicha playa.

PRIMERA HORA constató la peste a material fecal que hay a la orilla del río. Un vecino del área, Jaime Martínez, de 13 años y paciente de asma bronquial, no ha podido ir a su escuela en los últimos días porque su padecimiento se agravó tras el desbordamiento.

Por su parte, el presidente ejecutivo interino de la AAA, Eufemio Toucet, explicó que se reemplazaron 112 pies lineales de tubería, incluida la parte donde hubo la rotura en la tubería en días recientes, pero sólo se pudo inspeccionar 200 pies de los 5 kilómetros del tubo porque la cámara que se utiliza solamente da para eso.

Toucet dijo que se “han tomado las medidas de mitigación necesarias” y conforme a las exigencias de la Agencia federal de Protección Ambiental (EPA) y “no hay problemas con las aguas”.

Ayer ya se había arreglado la rotura en el tubo que ocasionó las inundaciones.