Dueños de negocios conocidos popularmente como chinchorros, así como personas vinculadas a esos populares establecimientos, lamentaron que se esté barajando la idea de cerrarlos, luego de que pasaran meses cerrados o trabajando a un ritmo mucho mas lento, y que para reabrir hicieran un sinnúmero de ajustes para cumplir con las recomendaciones de seguridad para combatir el COVID-19.

Germán Ramos, quien trabaja con la página electrónica chinchorrospr.com lamentó que enfoquen los cañones contra los chinchorros, “por culpa de gente que no sigue las reglas”.

“He visto mucha gente por ahí, alcaldes que le están echando la culpa al comerciante. Pero es injusto con el comerciante”, sostuvo Ramos. “El domingo visité seis negocios de clientes y todos estaban siguiendo las reglas, con la distancia, el ‘hand sanitizer’, si ibas a beber te despachaban en la entrada pero no te dejaban entrar. Todo lo estaban haciendo muy bien”.

Admitió, sin embargo, que “afuera no había mucho control”.

“El gobierno está castigando al negocio por cosas que están haciendo personas irresponsables. Y el dueño del negocio puede estar siguiendo las directrices, pero afuera, en la calle, no tiene control”, condenó.

En redes sociales se ha visto un sinnúmero de videos e imágenes con multitudes fuera de control, sin observar las medidas de seguridad contra el COVID-19, en muchos casos se han asociados a algunos negocios de chinchorreo.

Ramos comentó que “yo no estoy promoviendo eventos ahora mismo. Solo ayudando en publicidad para la venta de alimentos. Pero no estoy promoviendo eventos para evitar problemas”.

“Fui un negocio en el oeste, y el dueño no estaba permitiendo que se quedaran clientes con música en el estacionamiento. Lo estaba haciendo muy bien. Y es la sugerencia que estoy dando para evitar problemas”, comentó.

Carlos Ortiz, del negocio La Taberna, en Naranjito, confirmó que han estado poniendo en práctica todas las recomendaciones, incluso en “los fines de semana que se aglomera más gente es más difícil”.

“Las medidas que hemos tomado han sido fuertes. Aquí cuando alguien llega, coges la temperatura, desinfectas, sin mascarilla no entras. Y te preguntan si vas a consumir alimentos en una mesa o bebidas solamente. Si vas a beber solamente busco la manera que no te quedes en la barra y no halla gente pegada. Y tengo unas mesitas afuera. Si vas a seguir bebiendo, vuelves a tu carro o al parking”.

Aclaró, sin embargo, que en su establecimiento ubicado en la carretera PR-152, tiene bastante espacio de área verde y estacionamiento, algo que le da una ventaja respecto a otros establecimiento que están más limitados.

Alvin Villanueva Echevarría, de Brew Liquor and Food Stock, en Aguadilla, también expresó que han hecho muchos ajustes para poder sobrevivir y mantenerse en funciones.

“Hemos hecho lo que dicen. Todo el mundo ha hecho su parte”, aseguró, agregando que incluso han estado pagando por tener listos los protocolos que exigen las agencias del gobierno, al tiempo que han perdido empleados porque se han ido para acogerse a beneficios del desempleo.

“Mi negocio no promueve ningún revolú ni nada de eso. Ahora mismo, lo que tengo prácticamente es ven compra y llévatelo. Pero ahí tengo mercancía que no vendo, licores, cigarros, botellas, otros productos”, insistió Villanueva.

“Si hay un revolú en la calle, lo tiene que atender la Policía. Yo sí tengo control del negocio. Bajé las mesas, le quité sillas, removía neveras para que hubiera distancia entre las mesas. Eso sí lo puedo controlar, y que (los clientes) tengan mascarillas, y se le limpien las manos”, insistió.

En cuanto a un posible cierre, Román afirmó que es algo que “me preocupa mucho”.

“Tengo clientes que sobrevivieron esos 90 días a pulmón, y otros que han ido abriendo poco a poco. Si hay cierre, ya sería demasiado para muchos negocios, no aguantarían otro cierre de varios meses. Muchos negocios tuvieron que seguir pagando rentas, gastos, todo eso. No podrían sobrevivir”, advirtió. “Pero el gobierno y la gente tienen que ser más astutas que volver a otro cierre Y la ciudadanía tiene que poner de su parte y cooperar, si no queremos tener un colapso económico. Hay que evitar la muchedumbre, comprar y seguir. Nos tenemos que acostumbrar a esto. Y mira no es tan malo si se hace bien”.

Ortiz también opinó que un cierre “sería un cantazo fuerte”.

“Ya uno cogió unas ayudas ahí, que no vuelven, y se acaban las moratorias. Así que sería un cantazo ‘heavy’”, dijo. “Es injusto. Y tampoco le puedes echar la culpa al gobierno completa. Pero creo que la policía tiene su rol, y si hay un negocio con la gente aglomerada pues que vaya e intervenga y el comerciante no puede molestarse con eso. Que la policía haga su trabajo. Todos tienen que cumplir”.

Villanueva coincidió que con otro cierre, “sería bien cuesta arriba”, y advirtió que “en esta carretera ya cerraron tres negocios”.

“Ahora que uno está cogiendo un poquito de aire sería otro golpe bajo al negocio. Ya con el simple hecho de la mención (de un cierre), porque no es un anuncio oficial, la gente hoy (martes) no salió. Se guardó y ya hoy se cayó la venta. Todos están esperando a ver qué dice la gobernadora”, comentó, agregando que incluso las autoridades debían considerar hacer en el futuro una rebaja en las renovaciones de patentes y licencias “para que el negocio local pueda sobrevivir”.

Román añadió que, independientemente de lo que suceda, está viendo una tendencia a cambiar el sistema de trabajo de los negocios.

“Lo que estoy viendo es que muchos negocios van a adoptar un sistema de venta para llevar, sin permitir gente en el negocio. Eso es para seguridad de los empleados también”, agregó.

En cuanto a los posibles negocios que puedan estar violando las reglas, todos coinciden en “que enfrente las consecuencias”, ya sea de un posible cierre, o cancelación de licencias o ambas. “Pero que no se castigue al que lo está haciendo bien”.