Don Efraín Rodríguez López llegaba a todos los parques donde jugaba su equipo, los Bravos de Cidra -nueve veces campeones en el béisbol Doble A- con la esperanza de vender sus billetes de Lotería Tradicional.

Así llevó la suerte a muchísimos rincones de la Isla, incluyendo los festivales multitudinarios que se realizaban en los pueblos vecinos de la Cordillera Central, para luego regresar a su hogar y suplir las necesidades de su esposa y de sus cuatro hijos.

Sin embargo, cuando le propusieron montar su propia agencia de billetes lo pensó, pues solo contaba con 35 años y creía que el oficio de billetero era para adultos mayores.

“Yo trabajaba en construcción, pero el cemento me daba alergia en la piel. Entonces, los doctores me dijeron que en Caguas estaba Rehabilitación Vocacional. Pero allá, la muchacha me habló de agencias de lotería, pero yo no me atrevía a meterle a eso porque todavía estaba joven”, relató el cidreño, oriundo del barrio Rabanal.

“Para aquel tiempo era de personas mayores. Ahora no. Me fui a casa y lo pensé, porque ellos daban el dinero para montar la agencia. La cosa fue que me dieron la agencia, saqué los billetitos y por ahí seguí, poco a poco. No me atrevía ni a vender. Pero de momento le cogí el piso y ya llevo un montón de años en esto”, recordó el hombre de 72 años.

De esa manera, don Efraín logró levantar a su familia.

“Anduve todo Puerto Rico, porque yo iba a donde estaba la pelota Doble A. En todos los parques que Cidra jugaba, yo iba a vender billetes. En todos los parques se vendían billetes y en festivales también iba. Festival de las Flores en Aibonito, Maratón de Coamo, Barranquitas, Comerío, dondequiera que había actividad de mucho público y en todos los pueblos en la zona central”, contó.

“Imagínate, Cidra fue campeón por nueve veces y pa’ ser campeón hay que andar toda la Isla y yo me iba con ellos. Entonces, ganaba el campeonato y también vendía premios. Con esto he podido mantener a mi familia. Sobrevivimos”, sostuvo.

De hecho, Rodríguez López puede alardear de sus combinaciones, ya que ha vendido hasta el millón.

“El millón lo vendí una vez, hace más de 15 años. He vendido todos los premios: del primero al quinto y, el sexto (premio) cuando había ocho. Ahora se venden, pero no he vendido los mayores. Antes, cuando empecé, el premio mayor era de $125,000. Ahora está en $250,000 el premio mayor. Se vende, se vende”, acotó.

No obstante, resaltó que “antes se jugaba mucho más, porque no había ningún otro juego y esto se vendía demasiado bien. Todavía se vende, pero está un poquito más aguantadito”.

“Esto, antes daba más premios. Pero siempre te da algo. Pero la electrónica es más difícil coger esos números, son muchos juegos. Quizá el que tenga suerte. Pero ahora mismo, imagínese el montón de millones que hay allá afuera. Pero nada, se brega y da para algo”, dijo al comparar los resultados de la Lotería Tradicional.

De otra parte, Efraín mencionó que aún hay personas que “me piden que le fíe, pero yo no le fío a todo el mundo. Hay clientes que sí, no todo al que venga por ahí. Uno sabe a quién le fía”.

En tanto, manifestó que algunos clientes comparten del premio recibido, pero otros prefieren cruzar la calle.

“Hay quien pasa por aquí todos los días, pero luego de que se pegan pasan por la acera del frente. Hay otros que comparten”, afirmó, mientras se reía de las cosas que le suceden al vender lotería.

Así pasa los días frente a una de las instituciones bancarias de su pueblo natal.

“¡Vendo lotería!”, exclamó al mostrar los números que le quedan para el sorteo del hoy, jueves.

“La gente busca, porque por ahí viene ‘El Billetazo’ y el del millón. Para Navidades se mueve mejor. Eso sí, yo nunca le digo a la gente cuál número jugar. No me gusta; aquí tengo testigos”, concluyó.