Coamo perdió a un maestro dedicado y excepcional
Sus estudiantes comparten las enseñanzas que les dejó el director de la Banda de Marcha.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Reunidos en el salón de actos del plantel, donde se han cultivado como músicos durante los pasados tres años, los discípulos de Torres Ortiz tomaron sus instrumentos y tocaron con el corazón.
“Como a él le hubiera gustado que hiciéramos”, les exhortó el maestro de percusión Jorge Colón, quien además de colega fue amigo del fenecido director de la banda.
Torres Ortiz, un músico y educador de 31 años de edad, murió el pasado lunes en Guayanilla al caerle encima la rama de un árbol, mientras limpiaba un solar. La tragedia ocurrió en medio de la ventisca asociada a una onda tropical, que causó ráfagas de hasta 40 millas por hora, particularmente en el sur del país.
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Su muerte, tan a destiempo, desconcertó a esta comunidad escolar, su familia extendida, la que ayer le lloraba al recordar los momentos felices que vivieron juntos.
Mañana irán todos unidos -estudiantes, padres y maestros- para despedirlo en el cementerio municipal de Guayanilla, donde será sepultado a las 2:00 p.m.
“La banda con él fue una experiencia inolvidable. Era como el padre que no tuve. Confió en mí, me apoyó. Y aunque no esté aquí, sé que está orgulloso de mí y que será mi ángel guardián”, expresó Joyce Nicole Cruz Torres, de 16 años y alumna de undécimo grado.
La Banda de Marcha surgió como un proyecto del Programa Futuro, implementado en esta escuela en el 2013, para dar tutorías y bellas artes. El maestro Torres Ortiz se adueñó de él y lo posicionó fuera de Coamo, llevando la banda a presentarse en distintas actividades y festivales de Puerto Rico. Su trabajo al frente del grupo fue ampliamente elogiado ayer por sus colegas, estudiantes y las madres que conformaron su red de apoyo para que esta actividad extracurricular fuera exitosa.
Si Joyce Nicole es trompetista hoy día, es por el oído de Torres Ortiz y su capacidad para identificar talentos.
“Durante la primera audición de la banda en el 2013 mi primera nota en la trompeta fue Sol y desde ahí él me dijo que yo sería trompetista”, recordó la joven.
Sus hermanas Isahary y Jossie Santiago Torres, de 13 y 12 años, respectivamente, también pertenecen al grupo. La madre de las tres, Joseline Torres Rodríguez, señaló que el mentor “fue un gran maestro, siempre les dijo que ellas podían hacerlo y las motivaba”.
“Es una gran pérdida”, afirmó la mujer.
Omayra Torres, la madre de un chico que también ha estado desde el inicio con la banda, resaltó su calidad humana.
“Fue un hombre maravilloso. Estoy muy agradecida de él. Era amigo y consejero, y ayudaba a cualquiera que tuviera un problema”, manifestó la progenitora de un adolescente de 16 años.
Sobre su hijo, que es percusionista, comentó que experimentó “un cambio inmenso” en su forma de ser luego de integrarse a la banda.
“Él era bien apegado a míster y su muerte lo ha destruido”, sostuvo Torres.
Por lo delicado del asunto, desde el martes se le ha dado apoyo psicológico a los estudiantes para ayudarles a procesar la noticia. El director escolar, Luis Torres Borges, indicó que hoy y mañana los psicólogos seguirán tratando al grupo.
Wilma Ramos y Daritza Padilla Rodríguez, otras dos madres que acudían cada tarde de lunes a jueves para estar al pendiente de los jóvenes y actuaban como voluntarias, también alabaron el efecto que tuvo Torres Ortiz en sus alumnos.
“Era tremendo maestro y ser humano, respetuoso. Los estudiantes eran como sus hijos. También era muy servicial. Me encantó que él trabajara con los nenes”, dijo Ramos.
Padilla agregó que “era estricto porque quería que los chicos estuvieran bien. Era una persona bien buena”.
Esa disciplina que imponía para que las cosas salieran bien no era negociable, apuntó su amigo Jorge Colón. Los alumnos reconocen el valor de esa enseñanza.
“Míster siempre quería que la banda fuera un grupo disciplinado y nos enseñó a tocar en poquito tiempo. Al mes (de estar juntos) ya sabíamos tocar diferentes notas y podíamos manejar el instrumento”, relató Luis Sebastián Torres Rivera, de 11 años, quien cursa el sexto grado.
Luis Sebastián, quien es hijo del director escolar, Luis Torres Borges, comenzó en la banda cuando estaba en cuarto grado y se ha desarrollado como trompetista.
“Era bien gracioso y hacía chistes con nosotros. Además, nos dividía en grupitos para dedicarnos tiempo a cada instrumento”, sostuvo.
Aunque no había preferencias, los trompetistas ocupaban un lugar especial para el músico, según Vanelys Suárez. “Como él era trompetista no quería cuenta con nosotras”, apuntó la quinceañera.
“Fue tan especial. Los mejores momentos fueron junto a él”, compartió, por su parte, Dariana Zayas, de 12 años y quien cursa el octavo grado.
El ensayo de ayer fue dirigido por el percusionista Jorge Colón, el maestro de cañas Javier Méndez y el colaborador José “Pucho” Rivera. El trío resaltó la obra realizada por Torres Ortiz, la cual ellos ayudaron a construir.
“El trabajo de míster Albin era todo lo concerniente al movimiento de marcha, la formación, el pivote. Esa era su especialidad y era el mejor”, mencionó Colón.
“Su personalidad era imponente y era una persona fina, inteligentísimo y bien dedicado al trabajo. Era un fiebrú de la escuela”, dijo Rivera.
Mientras, Méndez lo calificó como “un ser humano extraordinario como compañero, padre e hijo”.
Torres Ortiz, graduado del recinto de Ponce de la Universidad de Puerto Rico, era padre de un niño y una niña. También laboraba en el Teatro La Perla de Ponce.
El día de su muerte, limpiaba un solar privado en Guayanilla “para ganarse un dinero extra”, comentó el agente Elmer Rodríguez Vega, de la División de Homicidios de Ponce, quien investigó el caso como un “incidente desgraciado”. La rama del árbol se desprendió cuando casi terminaba su labor y lo golpeó en la cabeza, provocándole la muerte en el acto, dijo el policía. “Es una muerte bien lamentable”, manifestó.
A continuar su legado
Natanael Colón Rodríguez, coordinador de Servicios Integrados del Programa Futuro, planteó que Torres Ortiz "llegó para marcar la historia de este proyecto" porque le dio presencia fuera de Coamo.
Con él coincidió el director escolar, Luis Torres Borges.
"El hizo que nosotros nos convirtiéramos en 'la escuela de la marching band' y que nos solicitaran participar en múltiples actividades fuera de Coamo. Ese es el legado que él deja y hay que echar para adelante la banda. Esto tiene que continuar", afirmó Torres Borges.
En ese ánimo, Jorge Colón no titubeó en acoger la misión y comprometerse a nombre del colectivo.
“Vamos a dar el 200 por ciento. Esto no se acaba ahora. Ahora es que vamos, cogemos fuerza con los compañeros y el recurso que haya que buscar. Sé que tengo el compromiso del director de que lo buscaremos", sentenció el maestro.