¡Cómo cuesta rebajar!- Ve vídeo
Este problema de salud pública se ha convertido en una epidemia y no hay un plan para atacarlo.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Es una joven profesional de 39 años, bonita y simpática. Edna Díaz de Jesús tiene eso que llaman “ángel”. Pero, no sólo ha tenido que lidiar con el estigma social de su condición de obesidad mórbida, sino que ha tenido que batallar con la carga económica, porque bajar de peso cuesta.
Desde niña era adicta a los dulces. Estuvo en tratamientos privados para adelgazar. Trató de todo. En 2004, se sometió a una bariátrica, luego de luchar por siete meses para que su seguro médico cubriera los gastos de la operación.
“El plan no cubrió muchas de las pruebas y exámenes. Fue una lucha económica y un esfuerzo de muchas personas a mi alrededor. En aquel momento, se consideraba que era una cirugía estética”, relató en entrevista con Primera Hora la mujer, que laboró como ayudante del ex secretario de Salud Johnny Rullán. Es una de las desempleadas de la Ley 7.
Con la operación bariátrica logró perder 100 libras. “Rebajé mucho, pero igual las aumenté. A los cuatro años, gradualmente, fui aumentando de peso”, narró para agregar que mantenerse en el nuevo peso le requería ver distintos especialistas, nutricionistas, y llevar una dieta. No tenía un equipo interdisciplinario y tampoco pudo lidiar con la carga económica.
Además de haber recurrido a innumerables programas para adelgazar, Edna ha tenido que luchar con otros costos.
La ropa y los zapatos son más caros. “Compro ropa por catálogo”, dijo. También tuvo que hacer arreglos en su baño y comprarse un carro “más caro” para abordarlo de forma más cómoda.
Ahora está tratando de cambiar su estilo de vida, pero comer saludablemente también cuesta. Practica yoga y meditación. Recientemente tomó un curso de cómo preparar un huerto casero y se certificó como consultora de apoyo (coach). Su meta es ayudar a concienciar a los padres de niños con problemas de obesidad.
Este se ha convertido en un problema grave de salud pública en Puerto Rico que amenaza con alcanzar niveles alarmantes.
“Tenemos más problemas con la obesidad que con las balas perdidas. Es una epidemia. Si no se toman medidas y se enfatiza en la prevención, para el 2025 el problema se disparará aún más”, advirtió Ada Laureano, directora de la Alianza para el Control de la Obesidad Pediátrica en Puerto Rico.
Se estima que en el 2025 la prevalencia de obesidad y sobrepeso en Puerto Rico rebase el 90 por ciento. Laureano explicó que la proyección la hizo la Oficina de Promoción de la Salud del Departamento de la Salud utilizando datos recopilados por la encuesta Behavioral Risk Factor Surveillance System.
Para el 2011, la cifra de personas con sobrepeso en el país era de un 39.8 por ciento, y la de obesidad, de 26.3 por ciento. Combinadas, alcanzan el 66.1 por ciento.
Cuando se toma en cuenta el sexo, los hombres tienen una prevalencia mayor combinada de 71.7 por ciento, y las mujeres, 61.7 por ciento.
Laureano informó que la mayor cantidad de obesos se concentra en los municipios del oeste, donde también tenemos la prevalencia más alta de enfermedades crónicas, como la diabetes.
También expresó que personalmente, entre 2005 y 2006, hizo mediciones en pueblos del este como Luquillo, Río Grande, Canóvanas y Loíza, en los que encontró una cifra combinada de 84 por ciento de obesidad y sobrepeso en adultos. La Alianza encontró 23 por ciento de obesidad en niños en la región de Caguas. Por su parte, el economista Joaquín Villamil afirmó que la obesidad les cuesta a los individuos, pero el costo más importante es social. “Las enfermedades asociadas le imponen una carga al sistema de salud público y, sobre todo, porque lo más triste es que las personas de ingresos bajos padecen de los mismos problemas de obesidad que los de ingresos altos y no tienen los recursos para mitigar las complicaciones”, acotó.
Villamil argumentó que para lidiar con el problema tienen que implementarse programas dinámicos de nutrición y de medicina integral.