Don Benigno Zayaz sale de su cuarto y saluda, mientras caminaba con dificultad.

“¡Qué frío hace en ese cuarto! Pero ya lo bajé”, le exclamó con una sonrisa triunfal a Natalie Díaz, dueña del hogar para envejecientes Legends Golden Community.

El acondicionador de aire de su cuarto funcionaba a todo dar, al igual que las máquinas que mantienen con vida a 16 de los 40 inquilinos del hogar en el barrio Quebrada Arenas de San Juan.

En cada cama, sofá o butaca, los inquilinos lucían en un reposo tranquilo, completamente ajenos al calvario por el que ha pasado Díaz y su familia para mantener el hogar dentro la mayor normalidad posible.

“Ellos no saben lo que ha pasado, pero no ha sido fácil”, manifestó Díaz con una mezcla de satisfacción con desahogo.

Interminables horas de filas en colmados para comida y el acarreo de agua para la cisterna y combustible, entre otras carreras, les han ocupado cada segundo de sus días tras el paso del huracán Irma, pues no tienen energía eléctrica desde antes de María.

“La preocupación mayor es la luz, porque tengo personas que dependen de máquinas de oxígeno y alimentadores”, señaló Díaz.

“Y nosotros estamos en el bolsillo de los bolsillos… Por eso tenemos desde que abrimos (en el 2005) una planta, pero ya tiene 4,000 horas y ha tenido algunos problemas que hemos podido resolver, no va a durar para siempre”, agregó. “Hemos tratado de conseguir otra de 50 (kilovatios) pero nos dan fecha para febrero”.

Cada dos noches la apagan por cuatro horas, tiempo en que usan las baterías de los equipos y los tanques de oxígeno, que también escasean.

“Mi temor es que un día no prenda, por eso andamos buscando una por todos lados”, exclamó.

Al igual que en el caso de Díaz, la operación de los hogares para ancianos en la Isla luce una verdadera batalla diaria en medio de la crisis.

En términos de artículos que más necesitan estos hogares, resaltan los pañales para adultos, “pads” para las camas y sábanas, así como agua para tomar.

Para tratar de ayudar, personal de la oficina local del Departamento de Justicia de Estados Unidos y de varias agencias federales en la Isla, así como Justicia estatal y empresas privadas, crearon un “task force” que se ha dado a la tarea de llegar a más de 600 de estos hogares que figuran en listas del Departamento de la Familia, para llevar estos tipo de artículos.

El agente Todd James, del FBI, creó un plan de logística, basado en la trayectoria del huracán María, para distribuir los artículos guardados en un centro de acopio que instalaron en Caguas.

“En los primeros días, en el COE (Centro de Operaciones del Gobierno), se vio la necesidad de velar por el cuidado de estos ancianos. Estábamos todos bien ocupados con la gasolina, el diesel y los camiones, mientras llegaban informaciones de que en el hogar este y el otro había situaciones”, expuso Jacqueline Navas, asistente especial de la jefa de la fiscalía federal en la Isla.

“El Departamento de la Familia (DF) nos dio las listas. Ellos tienen sus directores regionales que estaban visitando, pero por falta de comunicación la info no estaba llegando a San Juan de cuáles eran las necesidades”, agregó. “Pasaba el tiempo y nadie estaba trayendo nada y así se fueron juntando personas a la iniciativa”.

Después de visitar sobre 360 hogares y faltando cerca de 300 más, Navas dijo que “no he visto negligencia, sino que con los que tienen tratan de bregar”.

Lo que Navas no pudo contestar es qué pasará después de la próxima semana, cuando vuelvan a sus labores.

“Pronto nosotros volveremos a nuestros trabajos de nuevo y hay que ver cómo hacemos una transición con el DF para que ellos empiecen a coordinar la logística”, expuso.

“No nos podemos preocupar porque yo sé que se puede”, añadió.

Cuando se le preguntó si el DF debía estar en estos recorridos de cara a la transición, Navas indicó: “Los directores regionales nos han acompañado en algunas ocaciones”.

La iniciativa de la distribución de artículos logró un alcance mayor cuando se involucró la Fundación AFYA, con sede en Yukers, Nueva York.

La entidad supo de la necesidad y la iniciativa federal en la Isla con los hogares de ancianos a través de la doctora Michelle Carlo. Entonces, AFYA comenzó a enviar artículos y hoy hizo su segundo viaje a la Isla en un avión privado.

“Nos dedicamos a traer suministros médicos de los hospitales desde todo Nueva York y los guardamos. Carlos nos envía la listas de lo que se necesita, lo buscamos en nuestro almacén y los enviamos”, manifestó Danielle Butin, fundadora de AFYNA.

En la iniciativa de las agencias federales también había médicos, enfermeros y sicólogos.

“Es un grupo multidisciplinario que hace una evaluación e identifican las necesidades de la población, las canalizan y coordinan la ayuda”, indicó la doctora Inés Hernández-Roses, principal oficial médico de MCS.

Hoy visitaron el hogar Hogar Monte Caleb de Canóvanas, donde la dueña, Francisca Morales, agradeció la ayuda, pero confesó que la batalla mayor ha sido por la energía eléctrica.

Llegó el momento en que ya no sabía más que hacer cuando le vendieron un generador que nunca funcionó, pero nunca se dio por vencido y después de insistir a la saciedad logró que le cambiaran el equipo.

También visitaron el Hogar Nuevo Amanecer en Canovanillas, donde el dolor de cabeza también era el generador, que se había dejado de funcionar hoy mismo.

El personal del hogar informó a los visitantes que los administradores habían salido a buscar quien la arreglara, además de otras gestiones para conseguir los abastos necesarios.

Agradecieron la ayuda, a la vez que en un instante el hogar se llenó del frenesí de decenas de personas, entrando cajas de comida, paquetes de agua, sábanas y llenando documentos.

En una esquina, tranquila en su mecedora, doña Teodogia Pérez observaba impasible, a dos meces de cumplir 100 años.

“Ella está feliz”, dijo su sobrina nieta, Teófila Pérez. “Ella ni se ha enterado que por aquí pasó un huracán”.