PONCE. El tiempo no ha logrado desvanecer las desgarradoras imágenes que registraron quienes vivieron la tragedia de Mameyes el 7 de octubre de 1985.

El crujir de la madera de las casas, los gritos de la gente, las llamadas de alerta, los rescates de vecinos vivos atrapados en el lodo, así como las impresiones al ver cadáveres de adultos y niños siguen intactos en la memoria de rescatistas, periodistas, jefes de agencias y sobrevivientes que atestiguaron el impacto de un deslizamiento de terreno que en minutos sepultó a toda una comunidad, cobrando 93 vidas.

Algunas de esas personas coincidieron hoy, miércoles, en el acto de conmemoración de los 30 años del trágico suceso, en el Museo de la Historia de Mameyes, ubicado en el casco urbano de Ponce.

Para muchos, las lágrimas todavía se interponen al tratar de verbalizar lo que ocurrió aquella madrugada, luego de varios días de intensas lluvias, producto de una vaguada estacionaria.

Israel Collazo Torres, quien en aquel momento tenía 15 años, batallaba esta tarde con las emociones para poder hablar. Luego, ante el secretario de Estado, David Bernier, recordó el arrojo de sus vecinos, los primeros en salir a socorrer a quienes iban quedando bajo la tierra. 

“El desastre ocurrió a las 3:00 a.m. Los primeros en llegar allí fuimos, lamentablemente, nosotros. Fue una madrugada espantosa, una pesadilla”, apuntó con dificultad. 

Para el rescatista José Green, el tercero del primer equipo de agencias de respuesta rápida que arribó al lugar, el sentimiento de frustración, por la dificultad para subir la loma, en medio de la oscuridad que le impedía avanzar bajo la lluvia para comenzar a ayudar a vecinos atrapados, parece todavía latente en su ser. 

“El crujir de las casas y los gritos de las personas pidiendo auxilio es lo que más claro tengo en mi memoria”, destacó Green, quien en aquel entonces era parte de la Defensa Civil, hoy Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (Aemead).

“Era desesperante escuchar los ruidos, la gente, y no poder hacer nada”, afirmó.

También está clara en su mente la cara de una niña de nueve años a la que sacó con vida de entre la tierra, pero murió en sus brazos.

Según explicó Miguel Ríos Torres, actual director de la Aemead y subdirector de la Defensa Civil en aquella fecha, se trató de una operación sumamente difícil, nunca antes trabajada. 

“El momento más difícil fue decir ‘hasta hoy buscamos’ porque teníamos a todos los familiares con la esperanza de por lo menos conseguir los cuerpos de sus seres queridos”, señaló. “Esas cosas no se olvidan. Eso se pega al alma de uno y nunca se olvida”, sentenció.

Durante la ceremonia de recordación estuvo además quien fue el primer periodista en llegar a la escena de los hechos, Wilmer González, entonces reportero de Radio WLEO, NotiUno en Ponce. 

“Cuando yo llegué, todavía era de madrugada. Lo único que vi fue una montaña de lodo que había caído, casas destruidas, un rompecabezas deshecho, y en la medida en que fue despuntando el alba fue que empezamos a ver los cadáveres, el desastre y toda la expresión de dolor y angustia. La muerte permeaba en el ambiente”, rememoró.

“Fue algo dantesco. Hoy lo recordamos 30 años después pero -¡Dios mío!- qué terrible fue eso”, agregó.

Como parte de los actos de conmemoración, el secretario de Estado, David Bernier, destacó tres elementos que resaltan del episodio histórico: la desigualdad y los bolsillos de pobreza extrema que aún existen en la Isla y que llevan a ciudadanos a convertir una ladera en su hogar; la calidad humana de la mayoría de los servidores públicos, como muchos de los que trabajaron en la escena dispuestos, incluso a arriesgar su propia vida, y la solidaridad de los puertorriqueños. 

“Si hoy algo queremos legar a la memoria de aquellos que perdieron la vida durante el incidente tenemos que reconocer la necesidad de continuar trabajando duro para eliminar la pobreza en Puerto Rico. Aquellos que somos servidores públicos (debemos) continuar haciendo nuestro esfuerzo máximo, y que ese sentimiento de solidaridad que aflora en el corazón de los puertorriqueños cuando hay una tragedia, se convierta en hábito”, puntualizó Bernier. 

El Museo de la Historia de Mameyes abrirá esta noche a las 8:00 p.m. la exposición “Allí en Mameyes, a 30 años del derrumbe”, del artista Tato González. Las piezas, entre las que se incluyen cuatro instalaciones escultóricas, estarán en exhibición hasta el 31 de diciembre. 

Antes de la apertura, a las 6:00 p.m., habrá un acto ecuménico en el mausoleo del barrio Mameyes y una procesión silenciosa.