Rodolfo Román Rosario viaja hasta tres veces por semana desde Hatillo hasta San Juan para cumplir con unas citas médicas de cara a una operación de trasplante de corazón que debe hacerse para subsanar todos los contratiempos de salud que ha tenido desde niño y que ahora amenazan a su vida.

Su historia podría ser similar a la de muchos puertorriqueños, con la excepción de que Rodolfo vive agobiado por el hecho de que depende del “pon” o de que le presten un auto para poder cumplir con las citas de cardiólogo, cirujano, neumólogo, entre otros especialistas.

La colaboración de familiares y amigos lo han ayudado a llegar a sus destinos clínicos, pero cada día se le hace más cuestarriba. Además, se siente incómodo al tener que depender de otras personas para poder viajar al área metropolitana constantemente.

Ante esa situación, Rodolfo habló con varios comerciantes de su pueblo para que le permitieran colocar una latita que muestra su imagen y una leve explicación de su condición de salud con el fin de que, quienes puedan, hagan aportaciones que le permitan colectar los $40 diario que requiere para gastos de gasolina, peajes, almuerzo para él y su esposa, gastos de estacionamiento, entre otros.

“Cada dos semanas voy a recoger los chavitos que me dejan en la latita, pero realmente no me da... busqué ayuda en el municipio para ver si había algún tipo de transportación, pero me dijeron que están aguantao’s por el momento con esos gastos. Mis hijos (residentes en Estados Unidos) me ayudan como pueden, pero realmente se me está haciendo difícil. Y yo necesito cumplir con estas citas para poder hacer todo lo que se requiere para que me pongan en la lista de trasplantes de corazón... mi miedo es que el estrés que esto me está provocando me haga más daño al corazón y que ni siquiera pueda llegar vivo a esa fecha”, comenta quien asegura estar “en la última etapa” para ser colocado en la lista de personas que esperan por un donante de órganos.

“Yo cumplo 50 años el 8 de abril del año que viene... yo le digo a mi esposa que si Dios me permite cumplir con todas estas pruebas y la operación se da quiero celebrar ese cumpleaños como un nuevo regalo de vida”, sostuvo quien recibe ayuda del PAN y $80 de bienestar social que le permiten pagar los servicios de agua y electricidad.

A preguntas de Primera Hora, Rodolfo explicó que sus condiciones cardiacas se remontan a su niñez. “Yo me acuerdo que mi mamá me llevaba a los médicos en San Juan cuando yo era chiquito, pero no me encontraban nada. No fue hasta un invierno de 2014, cuando yo vivía en Chicago, que me dio un dolor bien fuerte. El pecho se me empezó a apretar bien, bien duro y yo le dije a mi esposa: ‘siento que no puedo ni respirar’. Ahí arrancamos para el hospital y me dijeron que me tenían que hacer de inmediato una operación de corazón abierto porque tenía la válvula aórtica cerrada y necesitaba un reemplazo”, contó.

La cirugía resultó efectiva hasta que en mayo de 2020 recibió el diagnóstico de que su válvula estaba fallando nuevamente. Ese mismo mes entró al quirófano para un nuevo reemplazo.

“Pero a los tres meses, en medio de la pandemia, volví a sentirme mal. Me dio micoplasma (infección respiratoria) y pulmonía y estuve 15 días en intensivo... los médicos me salvaron la vida. Pero en ese momento me dijeron que no me podían volver a operar porque esta vez tengo un liqueo de la válvula mitral. El cirujano Cid Quintana me dijo que lo único que quedaba era hacer el trasplante del corazón y en esas estamos desde enero. Semanalmente, acudo a los médicos para ir cumpliendo con todo lo que se exige para que me puedan poner en la lista de trasplantes y ya estamos en la última etapa”, acotó.

“Estamos llegando al final, pero se me ha hecho muy duro por todo esto de la transportación. Yo le juro que hay días que me da hasta dolorcito de pecho y es por el mismo estrés y esta preocupación que tengo siempre de cómo voy a sacar el dinero para llegar a mis citas. No es fácil. Y me da mucha incomodidad decirlo y pedirlo, pero necesito ayuda. Yo les juro a los que me puedan ayudar que todo lo que digo es cierto y les puedo dar mis papeles y pueden llamar a mis médicos para que vean que es cierto. Tengo evidencia de todo”, agregó angustiado el paciente.

Subrayó que tal vez su historia sería distinta si le hubieran llegado los $1,400 del último estímulo federal otorgado por la crisis de la pandemia. Pero un aparente error en el sistema del Departamento de Hacienda retrasó ese pago.

“Es que todo pasa a la misma vez... son pruebas que Dios le da a uno”, dice resignado al agradecer que los que sientan el interés de ayudarlo pueden enviar donaciones a través de ATH Móvil al (787) 446-0630.