El consumidor promedio puertorriqueño están reflejando cambios y tendencias en sus hábitos de compra que, con toda probabilidad, conducirán a muchos negocios a hacer transformaciones para poder satisfacer esas nuevas necesidades y preferencias, según refleja la más reciente Radiografía del Consumidor, presentada por la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos (MIDA), que volvió a celebrar su convención anual luego de una pausa de dos años por los cierres decretados a consecuencia de la pandemia del COVID-19.

La radiografía, que incluyó a 1,350 personas de las regiones de San Juan, Ponce, Ponce, Mayagüez, Arecibo, Bayamón, Carolina, Humacao y Guayama, mostró, entre otros aspectos, que los consumidores tienen gran preocupación por el alza continúa de precios en los productos, que hay un creciente interés en productos más saludables y que la gente está gastando menos y yendo con menos frecuencia a hacer sus compras.

De hecho, 94% de los entrevistados sostuvo tener “gran preocupación por el aumento en precios”. Esa preocupación se reflejó con más fuerza en los grupos de 45 a 54 años y de 65 años o más. Asimismo, 77% de los encuestados dijo no estar seguro de contar con suficiente dinero para comprar alimentos, y 36% afirmó que los ingresos de su familia se han reducido desde que comenzó la pandemia.

Por otro lado, el aumento de la población de más de 65 años se hace notar cada vez más en el consumo, al punto que, por solo dar un ejemplo, la venta de pañales de adultos creció en 23%, con ventas estimadas en $10.1 millones. A modo de comparación, la venta de pañales de infante bajó en 1%, con ventas estimadas en $10.8 millones.

Richard Valdés, presidente del Comité de Radiografía del Consumidor y director de mercadeo y desarrollo de nuevos negocios de The Retail Group, sostuvo “lo interesante de este año, es que después de todo lo que hemos vivido desde el año pasado, el consumidor es un consumidor que ha aprendido mucho más, está mucho más conocedor, y está tomando decisiones más por lo que él cree que lo que le dicen que tiene que creer”.

Agregó que eso se refleja cuando se mira el consumo por los diferentes grupos de edades y en cada uno se aprecia que se comportan según motivaciones diferentes.

“Están los factores totalmente generales de que hay una situación en el país, y en el mundo, de escasez, de huelgas, de productos, de todo lo que está pasando, y eso está afectando también a Puerto Rico. Entonces pues la gente tiene su ansiedad y su preocupación de cómo poder tener sus productos, su ansiedad y preocupación de si puede pagar por los productos, porque no solamente en Puerto Rico, en Estados Unidos también las noticias de que todo está subiendo es algo que está. Entonces, todo lo que tiene que ver con el bolsillo del consumidor, todo lo que tiene que ver con cómo yo llevo la comida a mi casa, es uno de los factores más importantes, y sobre todo cuando lo dividimos por edades”, comentó Valdés sobre los hallazgos de la Radiografía.

En términos de gasto, el promedio bajó en 6.2% con respecto a 2020, a unos $407 mensuales.

Alfonso Arteaga, de Ponce Caribbean Distributors, explicó que, a pesar de que hubo más ayudas financieras y más fondos federales, como los cheques de estímulo, el aumento en el Programa de Ayuda Nutricional (PAN) y los pagos de ayuda por desempleo conocidos por las siglas PUA, “ese dinero no se limita a que tienes que comprar alimentos. Y lo vimos con el incremento en ventas en construcción, enseres eléctricos, enseres electrodomésticos, y hasta depósito en los bancos. O sea, hay gente que ese dinero se lo está ahorrando, no se lo está gastando en ningún canal”.

Valdés agregó que, a pesar de las ayudas, “36% de la población dice estoy ganando menos dinero de lo que ganaba antes. Hay 20,000 posiciones vacías todavía que se cerraron después de la pandemia”, de manera que “hay un grupo que está sin ayudas y que tiene que seguir pagando y comprando”.

A esa disminución en el gasto mensual, explicaron miembros del Comité, se añaden elementos como el hecho que más gente se está jubilando y recibe el Seguro Social, así que controla sus gastos más que cuando recibía un cheque. De igual forma, se añade el efecto inflacionario, el aumento en precios de productos.

La Radiografía también refleja que la gente está saliendo menos a comer fuera, está haciendo menos viajes de compras, está pasando menos tiempo en el supermercado y “va directo a buscar lo que quiere y no se queda pajareando”, y también está haciendo más compras por teléfono y por internet.

De igual forma, la Radiografía revela que la gente está haciendo más comidas en su casa y comiendo en familia, está almacenando más alimentos y otros productos, y está planificando más sus comidas, “pensando en comer más saludable” y mirando también productos de Puerto Rico. Además, están más pendientes a “evitar el desperdicio... botar menos y usar las sobras al otro día”.

Como elemento curioso, en la última radiografía refleja que hubo un crecimiento importante en la frecuencia de uso de las farmacias como lugar para hacer compras. De igual manera, las tiendas de membresía experimentaron crecimiento en las visitas.

Mario Rodríguez, presidente de Rodz Digital y miembro del Comité, explicó que, comoquiera, “el supermercado sigue siendo, y seguirá siendo el canal principal para la compra de alimentos y no alimentos”.

Sin embargo, explicó, “lo que sucedió es que durante la pandemia los consumidores expandieron sus opciones y probaron nuevos establecimientos, y entre ellos pues la farmacia se convirtió en ese canal en el cual ellos, además de conseguir sus medicinas y ese tipo de artículos de salud, pues también conseguían provisiones, leche, pan, huevos, congelados. Y las farmacias pues han ido expandiendo a través de los años ese espacio para alimentos. Entonces ya tenían eso establecido, lo que pasa es que la farmacia fomentó que descubriera el consumidor ese canal como una opción para alimentos”, explicó Rodríguez.

Por otro lado, y aunque todavía es algo que empieza a verse como tendencia, se registró un mayor interés en productos más saludables, orgánicos, biodegradables, así como más interés en leer con cuidado las etiquetas.

“Es algo que todavía está comenzando. Pero lo interesante es que el grupo de edad más joven es el que está mucho más consciente. Es interesante ver que la parte de salud es bien importante entre los 18 a 24 años y 65 plus. Es algo que el detallista tiene que estar pendiente en un futuro, porque esta población está muy consciente de lo que es su salud y está dispuesta a invertir lo que tenga invertir por tener producto saludable, orgánico. Y a medida que vayan pasando los años vamos a ver como esto va a seguir creciendo”, comentó Valdés.

De hecho, el agua, así como las frutas y los vegetales, experimentaron un crecimiento en ventas, al punto que desplazaron al arroz y las habichuelas, que solía ser los productos más vendidos. En contraste, 44% está comprando menos antojos y bebidas poco saludables.

Relacionado a ese envejecimiento de la población se hace notar también que hay más personas que se han convertido en “compradores secundarios”, haciendo las compras para sus familiares de más de edad.

De igual forma, se mencionó que el segmento de productos para mascotas sigue teniendo un crecimiento sostenido.

Otro dato relevante es que más hombres están acudiendo a hacer compras, a menudo como comprador secundario, es decir, que va cuando el comprador primario no puede hacerlo, o porque está acordado que lo haga cada cierto tiempo, o a buscar algo de último momento. Esta es una tendencia que se espera va a continuar.

“Lo que vivimos el año pasado, las familias decidieron compartir el ir al supermercado. Entonces, lo que tal vez era un trabajo del comprador primario, que el porciento mayor eran mujeres, cuando empezamos a estar con ‘lockdown’ la gente empezó a decir, bueno tú vas esta semana, yo voy esta otra, y esto se ha mantenido hasta el momento”, comentó Valdés.