Llegó por casualidad, pero una vez Doris Neida Collazo Hernández se integró al programa Faro de Esperanza, de los Centros Sor Isolina Ferré (CSIF), aprovechó las lecciones y consiguió desarrollar un negocio que hoy día constituye su sustento.

Doris, una mujer de 34 años que vive en un residencial, indicó que la oportunidad no era para ella, sino para otra persona, “pero la persona no quiso en ese momento, y me pidieron si podía pasar a hacerlo yo”. Y así comenzó con el programa en los CSIF.

“Me ofrecieron el taller de catering, y yo lo cogí. Entonces me dieron la oportunidad de tomar el examen de manejo de alimentos con ellos, que nos ayudan, no tenemos que pagarlo. Y luego de eso, me refieren a la Desarrolladora Empresarial”, relató.

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Una vez en la desarrolladora, se encontró con un dilema, pues si bien a ella le gusta la cocina y solía hacer postres para la Navidad, no los había confeccionado como tal para vender, y al mismo tiempo ya tenía el negocio de prendas y accesorios, que había comenzado a trabajar desde un poco antes de la pandemia, como una forma de lidiar con una depresión por una pérdida familiar.

Mientras se decidía, cuando le daban los planes de labores semanal, “pues yo empezaba a hacer las tareas con los dos trabajos, tanto el de prendas y accesorios como el de comida”.

“Hasta la última semana fue que yo vine a decidirme por las prendas y accesorios. Pero aun así, continúo haciendo comida desde mi casa, porque también ya lo hacía, y tenía lo de manejo de alimentos”, afirmó.

Doris Collazo es la creadora de Piedra Linda.
Doris Collazo es la creadora de Piedra Linda. (Pablo Martínez Rodríguez)

“Así que cuando terminé los talleres, lo hice con Piedra Linda, que es el nombre de mi marca (de prendas y accesorios). Y de allá para acá he trabajado los dos. Pero entonces con ellos trabajo mayormente lo que son las prendas y accesorios y desde mi casa continúo con mi comida”.

Explicó que en la desarrolladora les enseñaron “mucho, a montar un plan de negocios, cómo salir a vender, las cuentas, cómo deducir los gastos, las ganancias, todo eso, charlas privadas que nos ayudan.

Mi cambio ha sido, de verdad, del cielo a la tierra, porque obviamente yo hacía todo desde mi casa y ahora lo hago desde actividades que me invitan y voy con mis cosas y las vendo. Mi evolución, tanto en la perfección de las prendas, es mucho más fácil; he aprendido a hablar en público, porque soy bien tímida para eso; me han dado la oportunidad de ser portavoz y seguir con lo que es mi negocio; también me ayudaron para yo dar talleres también de prendas y accesorios. Y cuando tengo alguna duda, alguna pregunta, comoquiera llamo, comoquiera voy, y ellos nos ayudan”, indicó.

Además, como parte del taller también le dieron asistencia con el desarrollo de la marca, el diseño, los colores, “el ‘package’ completo de lo que era la presentación”. Y además le apoyan con el desarrollo de sus redes sociales, donde vende bajo su marca, Piedra Linda.

Luego de ese transcurso de aproximadamente un año y dos meses, Doris asegura que ha podido establecer “mi marca propia, mis colores son violeta, blanco y negro, por la amatista, que es mi color. He podido salir a la calle a vender mis cosas. Las oportunidades son más, tengo más posibilidades de vender. Me he hecho de mis cosas poquito a poco. Con lo que me gano sigo invirtiendo para mejorar, tanto mi presentación en las mesas como para mis equipos, como para lo que yo necesito, materiales. Y sigo evolucionando”.

“Vivo sola y he podido salir adelante. Ha sido mi sustento durante este año. Es mi único trabajo y yo vivo de lo que yo hago”, afirmó, agregando que, aunque no hay oportunidades de presentarse a vender todo el tiempo, “siempre sale algo, alguna actividad, o para Padres, Madres. Yo puedo vivir con lo que tengo, gracias a Dios. Con esto me sustento”, reiteró.

Usando su propia experiencia como testimonio de que es posible salir adelante y ser autosuficiente con la ayuda de los programas de los CSIF, no duda en recomendarlos a otras personas.

“Cuando conozco una persona que tiene esa visión de qué quiere, yo le digo, ‘mira, yo cogí estos talleres, esto es así’. Es más, me he atrevido a decirle, ‘me avisas si quieres hacerlo y yo te hago el contacto’”, afirmó.

Se ha destacado por sus creaciones.
Se ha destacado por sus creaciones. (Pablo Martínez Rodríguez)

Incluso a familiares que ya son emprendedores y tienen negocios, les invita a participar de los talleres, pues “ahí uno tiene una base de cómo tú vas a llevar las cosas, no es como cuando yo lo hacía sola que yo no sabía nada. Ahora uno tiene una base, uno va haciéndolo acorde a lo que nos enseñaron, y si tengo dudas, pregunto. La organización es diferente, todo es diferente, los permisos al día”.

Rodeada de algunas de las prendas que confecciona en diferentes materiales tales como resinas, piedras, maderas, conchas de caracol, entre otros, insistió en que los talleres son “una gran oportunidad, especialmente para nosotros que somos de residenciales públicos, que es donde mayormente ayudan, porque muchas veces somos marginados por ser de un residencial público, pero ahí hay muchas personas que son muy buenas. Y en verdad es una gran oportunidad para nosotras salir adelante”.

“Y ellos también nos dan seguimiento. O sea, no es como que nos soltaron y ya. Ellos siguen en el seguimiento, ‘¿Cómo vas? ¿Qué estás haciendo? ¿Te estás moviendo? Mira hay una oportunidad para esto, ¿quieres?’ Siempre están pendientes. O sea, es algo que yo se lo recomiendo a cualquiera. Tienen un grupo de personas que son bien humanas”, insistió.