"Coronela" está bien dicho
Dicho cargo, en femenino, a mucha gente le suena rarísimo.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Una coronela del Ejército es la nueva ayudante especial del superintendente de la Policía James Tuller. Sí, leyó bien: coronela. Su nombre es Michelle Hernández de Fraley y ese es el rango que ostentó en el Ejército de Estados Unidos.
Aunque ya se retiró de la milicia, a mucha gente le suena rarísimo o hasta incorrecto que se adapte al femenino su rango.
Y lo mismo sucede con palabras como médica, o música. ¿Qué tal fiscala y concejala? Pues, cuando esa es la profesión de una mujer, no hay nada que impida decirle así, aseguró el lingüista Luis Ortiz López.
“El género es de la persona que ocupa la posición y en ese sentido coronela responde a una mujer que ocupa ese rango. No veo ningún problema. Todo lo contrario, me parece bien creativo y bien inteligente”, aseguró el catedrático de la Universidad de Puerto Rico.
En otras palabras, aunque la expresión coronela, se puede percibir como un disparate, a juzgar por los comentarios en redes sociales, eso se puede atribuir a que no hay muchas mujeres –todavía- que hayan alcanzado ese grado militar y quizás el oído no está acostumbrado al término.
“El cuerpo militar es desconocido para la mayoría de las personas, y es estadounidense. Tenemos una policía pero tenemos desconocimiento de ciertos rangos y esa explicación sociológica de falta de estímulo y de uso, porque no forma parte de nuestra estructura y de nuestras organizaciones de seguridad, provoca una reacción”, indicó Ortiz.
Precisamente, alguna gente señaló que su nombramiento como ayudante especial del Superintendente podría crear ronchas en un cuerpo tan machista como la Uniformada, y que alguna gente podría sentirse incómoda.
“En la medida que más mujeres ocupen el cargo, será más común. Es una cuestión sociológica que se transfiere a la lengua. Porque la lengua recoge las percepciones y las actitudes de la gente y las transfiere al uso. Yo pienso que decir concejala es atrevido. Me gustó que se le diera el valor de mujer al concepto.
Tiene un peso distinto si le doy género solamente al artículo, ‘el’ o ‘la’ antes de la palabra. Si solo digo ‘la coronel’ le doy un peso diferente, estoy masculinizando la palabra, la dejo masculina”, explicó.
Sobre lo que puedan decir las academias de la lengua, le tiene sin cuidado al experto porque a su juicio son organizaciones de tipo “policías de la lengua y eso es peligroso porque eso nos limita cuando la lengua es algo vivo como parte del ser humano”.
Puso de ejemplo cuando se aceptó la palabra ‘chillo’ como sinónimo de un amante. “¿Más personas comenzaron a decir la palabra a partir de ese momento de aceptación? Claro que no. Ya era algo de uso popular y las academias sueles ser las últimas que aceptan los conceptos como algo correcto y es después de que hay un uso generalizado”.
Para Verónica Rivera, presidenta de la Comisión de la Mujer del Colegio de Abogados, es bien importante cambiar estas percepciones y adoptar el uso del lenguaje inclusivo.
La licenciada hizo un llamado a perder el miedo o dejar la oposición a decir coronela, en lugar de usar ‘la coronel’, al tiempo en que enfatizó de que no se trata de una tontería como muchas personas piensan.
Según indicó, se piensa que obligatoriamente las mujeres se deben sentir incluidas en ciertos términos, pero esa apreciación deja a un lado la realidad de que el lenguaje habla del poder y del lugar de las personas en la sociedad.
“Coronela, es una profesión que puede entenderse como algo masculino, aunque haya algunas mujeres en ese rango. Y de repente tienes una líder, mujer, que va a ser ayudante especial del superintendente y se usa la palabra que refleja su realidad. El nombre refleja la realidad de quién es ella. No es un error. Por supuesto, que hay resistencia al principio, pero a todo nos acostumbramos”, aseguró.
Incluso, esa resistencia a nombrar los cargos en femenino denota la importancia que tiene ese gesto en sí mismo, o de lo contrario, la gente los usaría sin ningún problema aunque fueran palabras que nunca antes hayan escuchado, explicó Rivera.
Según Mariana Iriarte, luchadora de la causa feminista, el lenguaje es una construcción política y coincidió en que su uso denota relaciones de poder. A su juicio, el idioma español es bien sexista porque utiliza palabras en masculino para nombrar e incluir a las mujeres.
“La gente buscará excusas, de que es gramatical, de que no se debe ‘dañar’ –dicen- el lenguaje, pero la verdad es que lo que no se nombra, no existe y las mujeres tenemos derecho a que se nos nombre de igual forma por todo aquello que somos, porque ya se nos ha invisibilizado por muchos años”, expresó.