Criada como varón, presa como mujer

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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PONCE.- Para Carmen Canales Cubero, su identidad femenina es tan importante como el aire que respira porque haberla perdido durante muchos años la hundió en un mundo de depresión y cárcel.
La joven de 26 años refleja una apariencia de innegable masculinidad producto de una enfermedad con la que nació y, sin esperarlo, se ha convertido en el único caso de su tipo estudiado en Puerto Rico.
Carmen nació con la condición de hiperplasia congénita adrenal, que le impide generar estrógeno, la hormona asociada al desarrollo físico de la mujer, y además le produjo una hipertensión arterial.
“Carmen llegó a tener 190 sobre 120 de presión, que es fuerte para un riñón”, explicó el doctor Jesús Cruz Correa, catedrático de la Escuela de Medicina de Ponce, quien descubrió su estado al atenderla en la cárcel Las Cucharas, donde se encuentra recluida.
El médico sostuvo que esta condición nunca se había documentado aquí. Al acumularse en su cuerpo la testosterona, Carmen desarrolló todas las características físicas de un varón: no desarrolló su busto aunque sí vellocidad facial, manos y hombros amplios y hasta su tono de voz es denso. Pero, tiene completos sus órganos femeninos internos.
Desde el complejo carcelario, Carmen habló con PRIMERA HORA sobre el constante rechazo que la llevó a dudar de lo que es y a marchar sin rumbo hasta caer en prisión.
Carmen fue sometida a una corrección quirúrgica de sus genitales para atender una atrofia congénita, pero fue en la preadolescencia que su madre le reveló su género. Hasta entonces se había criado como un varón.
“Dudé en verdad y le reclamé a mi mai par de veces por qué no me había dicho antes y me lo dijo cuando ya era mayor. Por el aspecto que tengo, me he preguntado qué me pasó. Ella me dijo que me aceptaba así. Ahora entiendo que lo hacía por mi salud, porque me amaba”, afirmó.
La gran confusión que tenía entonces Carmen le provocó múltiples rechazos entre los varones de su barrio Caimito de Río Piedras. “Yo estaba clara que era una mujer, pero al ellos rechazarme, una se siente mal… si Dios me trajo al mundo así como yo soy, por qué me tienen que rechazar”, planteó.
Padeció periodos depresivos y tuvo diversos problemas en su hogar. “Yo me crié en la Iglesia Pentecostal y me aparté chamaquita”, expresó.
A prisión por la marihuana
Un día decidió probar la marihuana y la Policía la sorprendió en un punto de drogas. Tras cumplir dos años, quedó en libertad, pero volvió a ser detenida en posesión de marihuana y fue condenada a otros dos años más. “Empecé a fumar marihuana a los 14 años”, contó, aunque afirma que la ha dejado.
Tras descubrirse su condición congénita, recibió medicamentos para controlar su flujo sanguíneo. Luego inició el tratamiento más importante, el psicológico, y con ello Carmen asegura que ha mejorado su aprecio por la vida y ha comenzado a valorar sus sueños.
“Soy mujer, ciento por ciento”, declara con orgullo, aunque sostiene que no le gusta usar nada que la haga lucir femenina y prefiere la ropa deportiva que va acorde con su afición por el baloncesto. Reconoció que se crió entre varones y dijo que está resignada a no encontrar una pareja masculina que la acepte como luce y como es. “Sí quisiera tener mi propia familia, pero tener hijos no me gustaría porque, sinceramente, no me gustan los hombres”, señaló.
Dentro de la cárcel, irónicamente, Carmen dice que es donde más paz y aceptación ha encontrado de parte de compañeras y carceleros. “Extraño mi libertad, mis sobrinitos, mi hermana… tengo tres sobrinos que son un amor y ellos me aceptan como soy, me dicen ‘tití’”, expresó.
Aún le quedan cuatro meses por cumplir, pero recalcó que hace planes para mejorar su vida. Terminó su cuarto año de escuela superior y asegura estar lista para trabajar manejando excavadoras, una destreza que aprendió hace unos años. No obstante, con un suspiro confesó que ha sido rechazada por empresas y que en aquellas donde ha sido aceptada usualmente es objeto de burla.
“Los compañeros me decían marimacho y yo les decía que yo era toda una mujer”, dijo, aunque afirmó que esos escollos no han afectado sus renovados deseos de vivir y triunfar como ser humano.