Culpan de tragedia al sistema judicial

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 17 años.
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Hay luto mezclado con resentimiento. Es tan palpable el coraje que a veces hasta sobrepasa el sentido de pérdida por el vil asesinato de su compañera de trabajo a manos de su ex pareja.
Tres compañeras de trabajo de Aida Otero Rojas en el Hospital del Maestro, en Hato Rey, responsabilizan al sistema judicial por la muerte de la joven, de 27 años, en los predios de la propia institución hospitalaria donde trabajó por los últimos cinco años.
Cuando el juez Wilfredo Viera Garcés, del Tribunal de Río Grande, le denegó una orden de protección permanente hace dos semanas, la madre de dos niños llegó a su trabajo descorazonada.
“Cuando ella llegó de esa vista, ella nos dijo: ‘He perdido la fe en el sistema judicial, no puedo creer que no me extendiera la orden de protección’... Yo lo hago responsable a él (Viera Garcés)”, manifestó la directora de la división de récords médicos, Laura Rodríguez, donde trabajaba la víctima.
“El juez subestimó el caso, definitivamente. No sé qué pasó por su mente, porque definitivamente entendíamos que habían los elementos como para que se hiciera la extensión”, agregó.
Para la supervisora directa de Otero en el área técnica, Rosana García, la decisión judicial fue “fatal, mira dónde terminó, en un desenlace fatal”.
La técnica de recursos médicos y mejor amiga de la octava víctima de violencia doméstica en lo que va de año, Ana María Pérez, contestó “claro que sí” cuando PRIMERA HORA le preguntó si la culpa era de los tribunales.
¿Entiende que el juez falló?
-Eso no hay ni que preguntarlo. Eso se ve y se ve día a día con muchos casos que se reportan.
La indignación aumentó cuando vieron las fotos del agresor, Marcos A. Gaud Rosa, sonriéndose luego de ser arrestado.
“Esa sonrisa cínica. Es un sentimiento que a uno le da de coraje, porque definitivamente hay coraje”, dijo Rodríguez.
García dijo sentir “indignación”, mientras que Pérez expresó sentirse con “coraje, impotente”, y salió deprisa al finalizar la entrevista llorando.
Las tres conocían los problemas por los que atravesaba la joven, por lo que la aconsejaban y la administración del hospital tomó las medidas de seguridad necesarias. Sin embargo, el martes Gaud Rosa -quien fue suspendido de empleo y sueldo del propio centro de salud y luego renunció- fue disfrazado y logró encontrarse con su ex compañera, llevarla a un lugar sin cámaras y apuñalarla.
Pero jamás sospecharon que llegara a tal extremo.
“Ella tenía miedo y preocupación, pero no pensaba que llegaría a ese extremo”, expresó García.
“En cierta forma, ella estaba un poquito confiada de que eso no iba a pasar”, añadió Rodríguez.
Pérez relató que un día contestó el teléfono y Gaud Rosa pensó que era Otero, y la insultó con palabras soeces. Pérez le dijo: “Te equivocaste y te voy a reportar”.
La describieron como una persona tranquila, reservada, pero muy cooperadora y buena empleada. Pérez destacó que su vida eran sus hijos, “mejor madre no podía ser”, y que estaba en medio de los preparativos para el cumpleaños de su hijo mayor este sábado.
Ayer portaban una cinta negra en la solapa con un punto verde por ser el color distintivo del Mes de la Donación de Órganos, ya que ella fue donante.
“Perdió su vida, pero dio vida a otras personas”, destacó García.