Ciudad de Panamá - Entre Puerto Rico y Panamá sólo hace falta un puente gigantesco. Las similitudes entre ambos países me hicieron olvidar que había tomado un avión desde San Juan con destino a Ciudad de Panamá con una duración de dos horas y cincuenta minutos. Y es que, por momentos, sentía que nunca había partido de la Isla, aunque volvía a caer en sintonía cuando escuchaba el acento panameño o me preguntaban si era puertorriqueña.

La fotoperiodista Vanessa Serra y yo emprendimos un viaje a Panamá, donde se estableció hace 18 años la puertorriqueña Ángeles Ramos Baquero, directora ejecutiva y curadora del Museo del Canal Interoceánico de Panamá. Allí vive con su esposo, el reconocido historiador Alfredo Castillero Calvo, quien la ha sostenido en momentos en que la distancia familiar pesa más que el amor. Y lo mejor es que han encontrado el peso ideal de esa balanza.

Nuestra visita respondió al proyecto “Boricuas en la Luna” cuyo fin es seguirle los pasos a algún compatriota que está lejos de su tierra porque así lo decidió el camino de la vida. Pero lo cierto es que nuestra corta estadía se convirtió en toda una aventura histórica.

¿Se imagina hacer un recorrido por un país de la mano de dos historiadores? Digamos que fue como un curso intensivo de cuatro días sobre la historia panameña, en el que nos dejaron claro que la conocida vía acuática internacional, el canal, no es sinónimo de Panamá, sino más bien forma parte del sólido desarrollo de este pueblo.

Sin temor a equivocarme, no puede existir una mejor manera de conocer un destino que no sea junto a dos historiadores. Supongo que Vanessa y yo imaginamos que aprenderíamos en qué año, bajo la administración estadounidense, se comenzó a construir el canal de Panamá, en el 1904. Pero nunca se nos cruzó por la mente que al final del “curso” sabríamos que el pirata Henry Morgan incendió el 28 de enero de 1671 la

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primera ciudad colonial llamada Panamá la Vieja. ¿Entienden por dónde va la cosa? Estoy segura de que ambas nos graduamos con honores de estas clases. Al menos en las pruebas cortas que nos hacíamos nosotras mismas salíamos a flote.

Fue divertido. Igualmente, fue interesante porque no había espacio para errores en fechas ni confusiones con los nombres de los personajes claves en este rompecabezas histórico.

¿Calle 50 o avenida Piñero?

Íbamos en ruta hacia Panamá la Vieja para ver los vestigios arquitectónicos de esta ciudad colonial, cuando de repente nos sentimos transitando en plena avenida Jesús T. Piñero en dirección a Río Piedras. Entre gasolineras, bancos y sitios de “comida chatarra gringa” nos encontrábamos en la calle 50, detenidos en un tapón o, como lo nombran los panameños, en tremendo tranque.

Ya cuando nos detuvimos a caminar para admirar las ruinas, nos encontramos con el árbol panamá, cuyas raíces lo distinguen de otros troncos. Y, de paso, aclaramos que el famoso sombrero panamá no tiene nada que ver con este país, porque es confeccionado en Ecuador.

Otra similitud entre la Isla y Panamá es su casco antiguo. Es un Viejo San Juan, pero bien deteriorado. Este casco está en plena

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restauración, y el Museo del Canal fue el primer edificio en habilitarse en 1997.

Allí se encuentran el Teatro Nacional, el Palacio de la Presidencia, la plaza Simón Bolívar, la Catedral, la Fundación San Felipe y muchos otros edificios en los que trabajan para su restitución. Algo parecido ocurre en la ciudad moderna que se encuentra en etapa de construcción, perdiendo áreas verdes. Es como si el afán de semejanza entre este país y Puerto Rico obligara a los panameños a tener paños de cemento por toda la zona urbana.

Algunos contrastes

Panamá también tiene lo suyo. Desde el parque Vasco Núñez de Balboa se aprecia su impresionante marea. Estas aguas del océano Pacífico se alejan de la costa hasta dejar a la vista el fondo arenoso, pero después de unas horas, regresan las aguas y asciende la marea. Lo cierto es que es un juego de oleadas hermoso que ocurre con mayor frecuencia entre los meses de septiembre y octubre. Es un espectáculo que te hace levantar las cejas.

Entre las tardes lluviosas, ya en el casco antiguo, se sintió la presencia de los indios cunas, de la comarca Kuna Yala. Esta población pareciera recordarles a los panameños sus raíces, que emergieron mucho antes de las marcadas huellas que dejaron los españoles y los estadounidenses.

Claro, otra marcada diferencia es el canal de Panamá, que se ha convertido en una de las atracciones turísticas más concurridas del país por la cantidad de barcos de todos los tamaños y de diversos destinos mundiales que pasan por esta vía acuática.