Mucho antes de que salga el sol, Daniel Soto Rivera se prepara para salir a trabajar, no sin antes vestirse con una de sus más de 300 chaquetas.

Por los pasados 17 años, espera fielmente de madrugada frente a su humilde casa en el sector El 25, del barrio Pueblo, en Lares, para que alguien le dé pon hasta su lugar de trabajo en la Oficina de Control Ambiental y Reciclaje de ese municipio. Quien lo ve lo reconoce instantáneamente, pues siempre viste con chaqueta y mahón.

Muchos no reconocerán a Soto Rivera por su nombre de pila, pero todos sabrán quién es cuando escuchan el apodo “Daniel Chaqueta”. Así es como llaman a este hombre, de 59 años, que por muchos años se ha distinguido, curiosamente, por su uso exclusivo de estas piezas de ropa.

Utiliza su distintivo atuendo para ir al trabajo, donde no labora en aire acondicionado, sino bajo el sol.

El hombre, quien se dedica a recoger escombros y basura como parte del equipo de saneamiento del municipio lareño, no usa otra cosa que no sea una chaqueta. Y no se trata de un simple accesorio que deja una vez comienza a laborar, sino que se cubre con este aun cuando los rayos del sol y el calor hacen sudar hasta al más friolento.

“A mí me gusta vestir así”, fue la primera explicación que dio el “señor Chaqueta”. “Me acostumbré a vestir así y, poco a poco, la gente que me conoce me regala más chaquetas”, agregó.

Pero, ¿por qué su afán de vestir siempre así?, insistió Primera Hora.

“Desde que yo tenía cinco años iba a los entierros con gabán puesto”, reveló el empleado municipal. Su afición por la cultura de los muertos lo ha acompañado desde tan temprana edad y es por esto que lo conocen en Lares y pueblos adyacentes, porque “Danny” no se pierde ni un solo velatorio o entierro.

“Siempre me ha gustado eso de los entierros”, dijo al aclarar que él no va simplemente de espectador.

No falta que en los sepelios él tome una pala en sus manos y ayude a cavar la fosa, a cargar y bajar el ataúd, y echar tierra para tapar lo que será la última morada de los difuntos.

“Yo siempre digo en los entierros: ‘Aquí no se viene a bembetear. Aquí hay que estar en silencio y se viene a hacer lo que se tiene que hacer’”, señaló.

Ahora bien, hay veces que se le complica el día a este personaje pueblerino, como cuando hay dos o más exequias simultáneas. De hecho, este reportero tuvo que concluir la entrevista antes de tiempo para que este pudiera llegar a dos entierros ese día en Hatillo y Camuy.

“Cuando pasa eso, me la paso subiendo y bajando, de lao a lao”, aclaró.

Le apasiona tanto su estilo de vida y el significado de usar estos atuendos que reveló que su mayor sueño es poder tener su propia funeraria.

“Si yo tuviera una (funeraria), daría un buen servicio al pueblo. Hay mucha gente necesitada, mucha gente pobre que yo las podría ayudar, sin exigencias”, explicó.

Un empleado ejemplar

Mientras, en la Oficina de Control Ambiental y Reciclaje, todos hablaban maravillas de Chaqueta y contaban anécdotas de esta figura singular.

“Él se entera de quién se murió en Lares, y va y le da el pésame a la familia. ¡Y hasta carga el ataúd!”, dijo su supervisor, Ángel Tellado Montalvo.

“Él es bien curioso, pero en cuestiones de trabajo, es una persona bien dispuesta, muy buen empleado”, añadió.

Arnel López, quien conoce a Daniel Chaqueta desde hace 14 años, dijo sentir admiración por las cualidades que resaltan a este hombre.

“Ya no hay gente como él, de esos que tienen poco, pero hacen mucho... Desde que lo conozco, no han cambiado ni sus chaquetas ni su humildad”, manifestó.

Daniel, ¿algún día dejará de usar chaquetas?

No, yo eso ni lo considero. Así me siento mejor presentado. Sin mis chaquetas no soy nadie.