La naturaleza nunca podrá recuperarse completamente del daño que provocó un incendio el pasado 12 de marzo en el Bosque Estatal de Cabo Rojo y que redujo a palos secos y a tierras llenas de ceniza unas 30 cuerdas que estaban pobladas por árboles nativos y especies endémicas, estimó hoy, miércoles, la secretaria de Recursos Naturales y Ambientales, Carmen Guerrero.

Acompañada por varios de los integrantes del Cuerpo de Bomberos Forestales de la agencia, Guerrero condenó el acto intencional que originó el fuego en el área cercana al Faro de los Morrillos.

“Impactó un área sustancial de lo que es un bosque que ya estaba en etapa madura. Era un bosque secundario, pero había tomado cerca de 50 años en llegar a esa madurez y en menos de tres o cuatro horas lo perdimos, impactando especies de flora y fauna nativas, endémicas y algunas en peligro de extinción”, lamentó la planificadora.

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Guerrero resaltó que exactamente a la misma fecha el año pasado se originó otro incendio en la entrada hacia el Faro de los Morrillos que también consumió 30 cuerdas de terreno, que además, dañó parte del paisaje y limitó las áreas de recreación.

Ambos incendios se traducen en una pérdida de $40,000 por cuerda, lo que suma casi un millón de dólares, detalló.

“Pero yo no le puedo poner un valor al impacto ecológico”, expresó la secretaria ante la pérdida de ejemplares de cactus sebucán, siguana de rabo azul, lagartijo del seco, jueyita de tierra, juey azul y juey morado, características del área.

La zona quemada ahora es propensa a ser poblada por especies invasoras que pueden causar un desequilibrio en lo que era un ecosistema.

Para los bomberos forestales extinguir el fuego del pasado 12 de marzo significó un trabajo de casi una hora solo para poder llegar al lugar del incendio y otras tres horas para extinguirlo.

El día del siniestro los oficiales se encontraban cerca del área y pudieron identificarlo rápidamente. Sin embargo, tuvieron que atravesar Playuela, que ese día estaba llena de turistas, y luego, llegar a pie a lugares para los que no hay camino trazado.

El oficial de manejo del Bosque Estatal de Boquerón, el biólogo Juan E. Casanova, consideró que existe la sospecha de que la misma persona haya iniciado los fuegos el 12 de marzo de 2014 y el 12 de marzo de este año.

“Hay personas que son enfermas y gozan con prender y ver el fuego. Los bosques no están exentos de que entren estas personas a hacer ese daño”, destacó. “Lo hemos visto en una gran cantidad de bosques que nosotros manejamos”.

Y es que en Puerto Rico no existen las condiciones para la combustión natural en un bosque, dijo. “En Puerto Rico los incendios forestales son accidentales o porque alguien lo hizo intencionalmente”, enfatizó.

Se trata de un delito, pero “hasta que no cojamos a la persona en el acto, no podemos hacer nada”, destacó Casanova.

El Cuerpo de Bomberos Forestales del Departamento de Recursos Naturales está integrado por unos 40 oficiales que asumen esta tarea, considerada una de las más difíciles en el mundo, como una adicional a la que ya tienen asignada como parte del Cuerpo de Vigilantes de la agencia.

Parte de su trabajo es prevenir estos incendios que causan un daño irreparable a las áreas naturales caminando a altas temperaturas.

Como bomberos forestales, requieren de una preparación especial, conocimiento de topografía y herramientas para extinguir los incendios manualmente en lugares a donde no puede llegar un camión cisterna.