Francisca Valerín Angulo dejó su empleo en un centro de envejecientes para vender sus billetes de Lotería Tradicional, un oficio que se convirtió en parte esencial de su vida hace aproximadamente 15 años.

Apostada en una esquina aledaña a la casa alcaldía de Coamo, doña Francisca saluda a los transeúntes que llegan a hacer sus diligencias en el casco urbano, mientras conversa con aquellos que se detienen a verificar las combinaciones disponibles.

Eso sí, los interesados deben apurarse en seleccionar sus números preferidos pues, dicen que la fémina de 63 años les trae suerte y por eso, los vende casi de inmediato.

“Dicen que les doy suerte. Nosotros decimos billetes que sacan premio. El primer premio paga $250 mil y lo he vendido varias veces. Al igual que el segundo premio y otros (premios) que pagan bien”, reveló la costarricense, quien echó raíces en Coamo hace 35 años.

“Nunca se me ha quedado un billete; los vendemos todos, todos. El mejor día para vender son los miércoles, porque muchos lo dejan para última hora. Pero, si por casualidad quedan algunos, nos vamos a vender a otros pueblos que tienen actividades o en otros negocios”, resaltó.

No obstante, señaló que, antes, cuando la gente se pegaba, solía compartir las ganancias con la persona que les vendió el billete.

En el caso de Francisca, en algunas ocasiones ha recibido hasta $3,000 como “propina”.

“Ahora la gente no comparte, en estos tiempos nadie da nada. Cuando empezaba, me daban hasta $3,000 de propina, pero, ahora no. Me gusta que la gente se pegue, porque así uno sigue vendiendo. La gente se entera rápido de que aquí vendimos un premio y vienen más personas”, asintió.

Mientras tanto, la señora de los billetes no está sola, porque la acompaña su amiga, Gladys Jiménez Flores, de 56 años, que le ayuda con la encomienda hace una década.

“Somos amigas. Ella me ofreció que, si quería venderle cinco billetes y ya estoy en más de 40 semanales. Por ahora, no quiero tener ninguna agencia; me quedo con ella, porque esto me entretiene”, dijo la mujer que también labora en una lavandería.

Ambas destacaron que la mayoría de sus clientes son adultos mayores.

“A veces, vienen de otros pueblos, si van para la alcaldía o a la iglesia y, entonces, paran aquí, miran los billetes, compran y se detienen a ver las misceláneas que también vendemos”, apuntó doña Francisca.

De otra parte, Valerín y Jiménez resaltaron que los ingresos recibidos por la venta de Lotería Tradicional les ayuda a cumplir con sus respectivos compromisos económicos.

“Empecé vendiéndole a un señor. Después llené una solicitud y me dieron una agencia y me ha ido muy bien. Imagínate, yo tenía un buen trabajo en un centro de envejecientes, con buen horario. Pero renuncié para quedarme vendiendo lotería”, contó Francisca, quien es madre de tres hijos; dos de estos son naturales de la Villa de San Blas.

“Con este dinero pagamos agua, luz, carro y le damos la manito a los hijos. Ya son adultos y tienen su familia, pero siempre uno está pendiente”, destacó mientras atendía a un habitual cliente identificado como Alejo Franco Ortiz.

Entretanto, enfatizó que recomendaría esta opción de vender Lotería Tradicional para aquellas personas que necesiten generar ingresos en su hogar. No importa la edad.

“Claro que sí. Primero, deben ir a la Lotería, pedir una solicitud, la llenan. Ahora no es como antes que tenía que tener un impedimento, ahora no. Pero hay que tener disciplina con los billetes, porque si no tiene disciplina, no le va a ayudar”, advirtió.

“Esto me gusta mucho. Uno conoce tanta gente que uno se hace adicta a esto. Yo estoy adicta a (vender) los billetes. Pero es por la experiencia que uno tiene, mientras se entretiene vendiendo”, concluyó.