El conteo de una noche que se hace periódicamente para intentar retratar el fenómeno de sinhogarismo en Puerto Rico, se reveló que el 40% de las 278 mujeres identificadas sin un techo digno y seguro en pueblos del norte y centro de la isla quedaron desamparadas con miembros de su familia -en su mayoría hijos menores de 18 años- y el 61% de estas féminas presentaba uno o más problemas de vulnerabilidad.

Son mujeres -casi todas madres solteras- que por situaciones que van desde huir de un patrón de violencia doméstica, la repentina pérdida de trabajo o una súbita enfermedad, entre otros factores sociales o económicos, quedaron sin vivienda; con todo el desafío que eso implica. Y, ojo, la encuesta del Conteo de Personas Sin Hogar no recoge las estadísticas del escenario real del sinhogarismo en Puerto Rico, una cifra que personas como el legislador y activista de derechos humanos, José Vargas Vidot, ha llegado a estimar en unas 25,000 personas de acuerdo a la experiencia de más de dos décadas que ha adquirido en sus esfuerzos salubristas con las personas en condición de calle.

Y en este panorama tan complejo están Carla Ramos y Rosaelena Suárez, dos madres solteras que han visto su mundo desvanecer al quedar sin un techo seguro, lo que desestabilizó sus vidas y las de sus retoños.

Rosaelena Suárez es abogada de profesión, pero su vida dio un giro inesperado a inicios de la pandemia cuando debido a una condición de salud mental quedó, prácticamente, incapacitada para trabajar. Entonces, un problema llevó a otro y en un abrir y cerrar de ojos quedó sin un techo seguro para ella y su hijo, Emiliano, un niño de 11 años, adscrito al programa de educación especial.

“Viví en casa de un familiar en un momento dado con mi hijo. Pero, tuve que salir de allí y no tenía a dónde irme... tuve la bendición de tener algunas amistades que me permitieron pernoctar en sus casas en unas ocasiones, pero eso no era estabilidad para mi hijo”, contó la mujer que es reconocida en la isla por su activismo a favor de las escuelas Montessori en el Departamento de Educación. Además, reveló públicamente la historia de su niño Emiliano, en 2013, cuando el pequeño tuvo que ser operado por complicaciones de una malformación craneofacial y condición congénita de su corazón.

Rosaelena Suárez también necesitó la ayuda de La Fondita De Jesús.
Rosaelena Suárez también necesitó la ayuda de La Fondita De Jesús. (Carlos Giusti/Staff)

Dura realidad

Fue en medio de esa vorágine de emociones tras quedar sin una vivienda digna que en diciembre de 2023 Rosaelena tocó las puertas de La Fondita de Jesús, en Santurce, una organización sin fines de lucro que solo el año pasado ofreció 145,644 servicios a personas sin hogar o que viven en comunidades vulnerables de Puerto Rico, en su mayoría adultos mayores y familias con niños.

Allí le brindaron una mano amiga a través de programa Rapid-Re Housing, el cual por un periodo de 24 meses da estabilidad de un techo seguro a familias sin hogar o riesgo de estarlo.

“Finalmente, desde el 14 de febrero tenemos un techo seguro gracias a la ayuda de La Fondita y un nuevo proyecto que tiene para familias. Estamos cómodos y hasta tenemos un gatito... pero fue difícil porque hasta cierto punto uno siente vergüenza de estar en esta situación, después de tener un trasfondo social y económico. Así que admito que no es fácil pedir ayuda en esta situación y más porque uno piensa lo que puede pasar. Pero, mira, es cuestión de reconocer que necesitamos ayuda”, puntualizó quien exhorta a otras mujeres en una situación similar a buscar auxilio.

Por su parte, Carla Ramos, es madre de tres menores, incluida una adolescente que en el último año ha estado hospitalizada en más de 10 ocasiones por problemas renales. Aunque Carla -beneficiaria de los servicios del PAN (Programa de Asistencia Nutricional)- trabaja a tiempo parcial en una compañía de mantenimiento, sus ingresos se han visto afectados a causa de las forzosas ausencias a las que ha tenido que incurrir debido a la condición de salud de su hija Tanaymí, quien actualmente cursa el noveno grado.

Ese dinero que ha dejado de devengar generó problemas para pagar la renta del apartamento donde vive junto a sus tres hijos y la lanzó a un abismo de locura por las amenazas de desahucio que le hizo su arrendador, un señor que le dio hasta el 31 de mayo para abandonar la propiedad.

“La nena está teniendo problemas de los riñones y se me hace difícil pagar la renta porque me la han hospitalizado... cada vez que pasa tengo que dejar de trabajar porque no tengo a nadie que me la cuide en el hospital y no la puedo dejar sola”, narra compungida la mujer que adeuda tres meses del pago de $500 mensual de renta.

Cuenta que ha hablado con el arrendador, pero el señor despachó el asunto diciéndole que “una vez te lo pude perdonar, pero dos y tres veces no puedo”.

Desde la izq. Josué Maisonet, director ejecutivo de La Fondita, Gabriela González Maldonado y Juliana Vidal, trabajadoras sociales, y Rosaelena Suárez Sierra, participante del programa.
Desde la izq. Josué Maisonet, director ejecutivo de La Fondita, Gabriela González Maldonado y Juliana Vidal, trabajadoras sociales, y Rosaelena Suárez Sierra, participante del programa. (Carlos Giusti/Staff)

Esas palabras le retumban en la mente constantemente. “La preocupación no me deja dormir... mi mayor miedo es perder el techo y estar en la calle sin nada”, expresa angustiada.

En su desespero Carla le relató a una compañera de trabajo su situación y esta le recomendó ir a La Fondita de Jesús, donde también se les ofrece a las personas intervenciones de salud con enfermería, médicos generalistas, internistas y especialistas, consejero y psicólogos, entre otros. Solo el año pasado La Fondita logró prestar 38,749 de estos servicios.

“Gracias a Dios la escuché y vine aquí donde la trabajadora social me ha tenido firme, sino no estuviera ni siquiera aquí sentada dándole cara al problema”, destaca quien mencionó que ha enfrentado varios retos en la vida, algunos en una etapa temprana de su juventud, cuando a los 14 años quedó huérfana de padre y madre.

Aunque la amenaza de desahucio continúa latente para Carla, su esperanza está fija en que ella y sus hijos son una de las primeras familias en recibir ayuda del nuevo proyecto de la organización: “Familias de la Fondita”, el cual se subvenciona con $2.5 millones a través del programa Families Fund de la Fundación Jeff Bezos.

Ofrece alternativas

Este proyecto, según explicó a Primera Hora el director ejecutivo de La Fondita, Josué Maysonet, tiene como meta expandir asistencia a familias sin hogar o en alto riesgo de quedar sin un techo seguro y cubrir sus necesidades directamente o en colaboración con otras organizaciones.

“El plan se establece por un periodo de cinco años y nuestro objetivo es buscar alternativas de desvío en vivienda para 500 familias alrededor de Puerto Rico durante ese periodo”, empezando en el 2024.

Se busca ofrecer a familias como Carla y Rosaelena asistencia de pago de renta y/o utilidades. Otro factor importante es coordinar con estas familias servicios y referidos para que tengan vivienda permanente, servicios de salud, cuido de niños y asistencia en empleo, entre otras ayudas.

“El propósito principal es que ninguna familia tenga que dormir un solo día en la calle”, afirmó al mencionar que dentro del plan de ejecución están en busca de inversionistas que les ayude a identificar estructuras abandonadas en diversos puntos de la isla con potencial en convertirse en albergues temporeros para las familias impactadas, mientras se les identifica una vivienda permanente a través de las agencias y servicios gubernamentales existentes.

Actualmente, el proyecto Familias de la Fondita cuenta con tres trabajadoras sociales que en un periodo de una semana han recibido 40 referidos de posibles familias que podrían beneficiarse del servicio, incluyendo los núcleos de Carla y Rosaelena.

Gabriela González, es una de las trabajadoras sociales que evalúa con detenimiento los casos, a los que se les da prioridad de acuerdo a la severidad de la situación que tiene cada entorno.

Destacó, por ejemplo, que entre las historias se encuentra el de una mamá estadounidense que salió huyendo de su país tras enfrentar un ciclo de violencia doméstica que la tenía en riesgo a ella y sus cuatro hijos, entre 7 y 11 años de edad.

“Ellos habían llegado a finales de marzo, como de vacaciones, pero esos primeros días les robaron sus pertenencias en la playa... mamá estuvo movilizándose de un lugar a otro con los menores hasta que se le agotaron todos los recursos económicos y quedó sin nada, literalmente, en la calle y durmiendo debajo de un puente en San Juan. Así estuvieron unos días hasta que una persona les habló de La Fondita y llegaron al otro día al amanecer de Dios”, narra la trabajadora social.

El Conteo de Personas Sin Hogar del 2022 reveló que el 39.4% de las 278 mujeres sin hogar identificadas en la encuesta realizada en 24 pueblos del área norte y central de la isla, habían quedado sin un techo seguro con miembros de su familia.
El Conteo de Personas Sin Hogar del 2022 reveló que el 39.4% de las 278 mujeres sin hogar identificadas en la encuesta realizada en 24 pueblos del área norte y central de la isla, habían quedado sin un techo seguro con miembros de su familia. (Carlos Giusti/Staff)

A la mujer se le ofrecieron inmediatamente los servicios de ducha, comida y ropa para ella y sus hijos. Además, intervino el equipo de vivienda y se le consiguió un apartamento de emergencia y se le provee alimentos, mientras se agiliza la solicitud de documentos que le permitan acceso a otros servicios que incluyan el ingreso de los menores al Departamento de Educación.

“Situaciones como esta nos llegan mucho. Mayormente son madres solteras con menores que no tienen vivienda ya sea porque viven con familias o amistades; porque se separaron de sus parejas y no saben a dónde recurrir... algunas pernoctan en sus autos y, aunque no salen a la luz pública, son más frecuentes de lo que uno quisiera”, destacó González.

Explicó que muchas veces las madres se cohíben de buscar ayuda por miedo a que las autoridades intervengan de forma punitiva y las separen de sus hijos.

“Eso es un “issue” grande porque sabemos que el Departamento de la Familia tiene que hacer su trabajo y es proteger. Sin embargo, el temor mayor de todas las familias es que las separen con el trauma que eso pueda crear para esos niños y esa mamá o papá”, expuso.

El Conteo de Personas Sin Hogar del 2022 reveló que el 39.4% de las 278 mujeres sin hogar identificadas en la encuesta realizada en 24 pueblos del área norte y central de la isla, habían quedado sin un techo seguro con miembros de su familia.

En promedio las féminas llevaban 10 meses en la calle y 64% enfrentaba el problema de sinhogarismo por primera vez. Un dato que llamó la atención es que el 61.2% presentaba alguna condición de vulnerabilidad.

Los problemas de estas mujeres son variados, pero el 37.1% afirmó que huían de una situación de violencia doméstica; el 34.1% usaba drogas o alcohol; el 24.6% tenía problemas familiares; un 18% confrontaba desafíos económicos y un 17.4% problemas de salud mental.

“Lamentablemente no se habla de las familias sin hogar ni se atiende la situación de manera preventiva o educativa. Nuestro propósito con este proyecto es abarcar esta situación desde el punto de vista integral y completo de ese componente familiar y sin ser punitivos. Todo lo contrario, no se debe crear miedo para que esas familias puedan denunciar o divulgar esa necesidad que, a largo plazo, si no es atendida, le costará mucho más al Estado. Hay que comprender que una familia con menores que estén pasando por circunstancias económicas, maltrato, violencia familiar, desalojos, entre otros, y que están en riesgo de perder su hogar o ya lo perdieron y viven hoy en un espacio inseguro, o en la marquesina de una amiga, o en el cuarto del vecino, son familias con una inestabilidad que puede crear una problemática de salud que a largo plazo puede incrementarse y el manejo será mucho más complejo”, acotó Maysonet.

Determinó que, aunque los fondos se utilizan para un plan de cinco años, las expectativas son allegar otras fuentes de ingresos para darle continuidad al proyecto donde, entre otros fines, se pretende recopilar data demográfica para identificar disparidades raciales en los participantes y los resultados programáticos. Además, hay un enfoque de promover colaboraciones con líderes comunitarios y organizaciones que representan minorías para entender mejor las necesidades de la población a fin de brindar más servicios y que, a su vez, se revisen las políticas públicas existentes para abogar por cambios que promuevan la equidad y acceso igualitario de vivienda.

“Quiero aprovechar para decir que las personas que quieran donar a este proyecto lo pueden realizar a través de nuestro ATH Móvil/LaFonditaDeJesus pues siempre surgen costos como pañales, ropa, calzado y otras cosas que no necesariamente están permitidos invertir con la propuesta”, manifestó Maysonet.

Para información adicional pueden comunicarse a la organización a través de su página de Facebook o llamando al (787) 724-4051.