Difícil reconocer a los niños índigos

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 18 años.
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María Salgado comenzó a medicar a su hijo cuando sólo tenía 12 años.
Las constantes quejas por parte del personal de la escuela donde el menor estudiaba la obligaron a acudir a un psiquiatra, quien diagnosticó al menor con hiperactividad y lo medicó.
Un momento de desesperación del menor la llevó a eliminarle los medicamentos. Fue en ese instante que comenzó su proceso de búsqueda de ayuda para su hijo.
“Lo mediqué por error hasta que un día él mismo me dijo: ‘Mamá, no puedo seguir con esta pastilla. No pude contestar ni una sola pregunta del examen, porque me sentía drogado’”, relató Salgado.
Probó con el homeschooling y con la medicina natural, alternativas que lo favorecieron, pero no fue hasta que conoció, a través de una amiga, sobre los niños índigos que todo comenzó a cambiar.
“Él tocó fondo. A estos niños hay que tratarlos a tiempo”, sostuvo.
El menor fue diagnosticado por una terapeuta transpersonal como “índigo no procesado”.
Es brillante y retante, dijo la madre del joven de 19 años que actualmente estudia ingeniería civil en una de las principales universidades del país.
Según Irma Vázquez, quien estudia los desórdenes de las personalidades, un 92% de los niños que nacen reflejan deficiencias o características de los niños índigos. En Puerto Rico no hay estadísticas oficiales.
Explicó que hay seis tipos de niños índigos: el índigo no procesado, el procesado, el cristal, el morado, el burbuja y el moronsa. Todos, sin embargo, comparten ciertas características.
Son brillantes, tiernos cuando quieren serlo, tienen la facultad de distinguir quiénes les mienten y no siguen reglas, explicó Vázquez, presidenta de la organización EMAC-Seres de Vida, dedicada a estudiar los niños índigos.
Se trata de adultos en cuerpos de niños con exigencias de adultos. No se están tranquilos y muchos de ellos tienen el don psíquico, sostuvo.
Para Vázquez, quien ofreció ayer un seminario-taller en el teatro de la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana, los niños índigos son seres de luz.
“Los índigos, en palabras sencillas, son una expresión evolutiva (mutación) de las almas encarnadas en el planeta tierra”, dijo.
Uno de los problemas mayores que hay, debido a la poca información que existe en la Isla sobre los índigos, es los malos diagnósticos que se dan por parte de especialistas, aseguró.
Los niños índigos, en ocasiones, son confundidos por los médicos con niños autistas o con que padecen déficit de atención.
“Estamos viendo la necesidad que existe entre padres, maestros y abuelos por conocer más sobre los niños índigos. Muchos lo hacen motivados por la desesperación y por la falta de apoyo del sistema educativo”, destacó Vázquez.
Las quejas por parte de las escuelas es lo que lleva a muchos padres a auscultar en el tema. Una de las cualidades de los presuntos niños índigos es que no trabajan con la memorización, lo que es una práctica en la gran mayoría de las escuelas.
La falta de interacción entre el maestro y el estudiantado y el encierro en el salón de clases tampoco permiten que un niño índigo desarrolle sus capacidades al máximo.
“El sistema de educación del país es arcaico. Se basa en la memorización, en sentar a los niños en un salón de clases cuando su vida es movimiento y no los sacan al aire libre ni les permiten dar sus opiniones”, destacó la especialista.
Durante la charla los padres aprendieron también qué música, colores y alimentación favorecen a su hijo, dependiendo el tipo de índigo que sea.