Con una cautelosa mezcla de alivio y optimismo, muchas personas regresaron este domingo a las playas de manera en general disciplinada y observando el uso de mascarillas y distanciamiento social recomendado para combatir el peligroso coronavirus Covid-19.

Primera Hora hizo un recorrido por playas de Ocean Park, Condado, y a lo largo de la carretera 165 en Dorado, y pudo constatar que en general la gente estaba evitando andar en grupos, estaban usando sus las mascarillas y muchos incluso solo estaban por un tiempo limitado en la playa.

Todos los entrevistados celebraron la reapertura de las playas, si bien es una limitada, así como el comportamiento ordenado de la gente. Destacaron entre otras cosas el aspecto terapéutico de poder acercarse al mar y disfrutar por un momento la brisa, hacer deportes, caminar, montar bicicleta, darse un chapuzón, pasear una mascota o degustar alguno de los platillos típicos de los quioscos y restaurantes costeros.

Con una cautelosa mezcla de alivio y optimismo, muchas personas regresaron a las playas de San Juan de manera -en general- disciplinada y observando el uso de mascarillas y distanciamiento social.

Una pareja que se refrescaba bajo una uva playera, y que prefirió identificarse, también celebró la reapertura de las playas.

“Está muy bien. Yo padezco de alergias y nada más el olor de la playa me viene muy bien. Por lo menos se pasa un rato bien”, dijo la mujer.

“Llegamos y todo está bien. Está medio vacío. Quizás la gente todavía tiene miedo. Pero entiendo que debió abrirse hace rato (las playas). Más contacto hay en las filas de los supermercados”, afirmó el hombre.

La pareja también dijo sentirse “confundidos” con la información sobre qué se puede hacer y que no, porque “un día dicen una cosa y al rato dicen otra”.

Para Nicole Rivera y Lenny Benajamín la apertura fue la oportunidad de sacar a pasear y divertirse en la arena y el mar a sus mascotas.

“Estoy súper feliz, mano. Cuando llegué dije, ‘diantre, la playa’. Pero no es como lógico que solo puedas estar unos minutos en la playa y tienes que salir. Y no entiendo que abren las playas y cierran los parkings. Pero es bien emocionante que abran la playa”, comentó Rivera, mientras su perra brincaba feliz por la arena.

“Yo me siento muy bien. Lo hago más por el perro, para que no esté encerrado, para que pueda salir. Ellos (las mascotas) también tienen necesidad y se deprimen. Y mucha gente se pone ansiosa por sus mascotas”, aseguró Benjamín.

Para Rahnawn Little, un joven de Chicago criado en la costa mediterránea de Israel y establecido hace algunos años en Puerto Rico, volver a la playa era algo liberador que lo tenía bailando sobre la arena.

“Crecí con una comunidad nómada, y no me gusta estar en interiores. Soy de una ciudad en el mediterráneo y de niño nos pasábamos afuera todo el tiempo jugando y corriendo. Cuando vine a Puerto Rico me encantó las playas y por eso me quedé aquí”, explicó el joven mecánico en la playa del último trolley. “Con toda esta situación (del acuartelamiento por el Covid-19) no ha sido buena para mi personalidad. Tuve que salir y la policía me regañó. Así que estoy feliz con la reapertura de la playa. Me traer de vuelta a mis raíces. Me siento feliz. Estoy feliz en la playa”.

Little, no obstante, condenó que se haya hecho tan complicado obtener información precisa sobre lo que está ocurriendo, y eso ha llevado a que “nadie sabe cuál es la verdad y cuál no, con todo el lío que hay en los medios, con un bando con (el presidente Donald) Trump y el otro con (el expresidente Barack) Obama”.

En la Laguna de Condado, muchos pudieron lanzar otra vez sus tablas y kayaks al agua.

“Estoy superfeliz con esta semilibertad. Por lo menos es algo. Y por algo se empieza. Ya se necesitaba un respiro de la naturaleza. Y no creas, la naturaleza también necesitaba un respiro de nosotros. Te das cuenta porque el agua está bien limpia. Y hay muchas estrellas. Venía aquí mucho y nunca había visto tantas estrellas como hoy”, dijo Sooner Batista.

“Hacía falta salir a hacer ejercicios. Uno se siente mucho mejor, se te olvida la pandemia, te trasladas. Y liberas el estrés. Estuvimos como dos horas haciendo paddel. Y está todo bajo control. Esperaba más gente, pero no fue así. Y la gente ha seguido las instrucciones. No he visto grupos, si acaso dos personas juntas”, agregó Batista.

“Hacía falta. Se despeja la mente”, agregó Luis Daniel Durán. “Y el respiro que le dimos al mar, se nota. El agua está más clara, y se ven más especies. Y la gente está manteniendo el distanciamiento físico. Está bien, cómodo. Y entiendo que la gente, si ve mucha gente, se van a ir”.

A lo largo de la carretera 165, aunque había bastantes vehículos, la gente se estaba acomodando en la playa, bajo árboles o en las rocas, a suficiente distancia. Solo había por momentos algunas más personas cerca de los quioscos, pero en general observando distancia prudente y con sus máscaras.

De hecho, para muchos de los comercios fue también una jornada en la que pudieron volver a vender a un ritmo que, aunque menor a lo acostumbrado antes de la pandemia, al menos les daba ánimo de cara al futuro.

En el quiosco La Trillorca, en la playa del último trolley, César Rodríguez estaba feliz de volver a operar el negocio. Para asegurarse de que los clientes mantuvieran el distanciamiento, colocó un encintado alrededor del quiosco, y además exige que todo el que vaya a ordenar tenga puesta su mascarilla.

“Cualquier cosa es buena después de dos meses sin nada. Los últimos meses han sido difíciles, pero por igual para todos los negocios. Aquí pusimos la barrera, porque entendemos es requisito para operar. Y la gente está cooperando. Siempre hay un difícil que otro, pero no se le atiende si no tiene mascarilla”, comentó Rodríguez.

José Berríos, en el restaurante El Caracol, en la 165 en Dorado, también celebró la vuelta de la clientela, si bien bajo las medidas de seguridad y menos de lo acostumbrado.

“La gente ha cooperado. Hay que decirlo. Pero apenas estoy vendiendo un tercio de lo que vendía antes”, comentó. “Todos los negocios hemos sufrido un montón. Pero somos fajones y vamos a salir adelante”.

Agregó que han tomado medidas para garantizar la seguridad, incluyendo hacerle pruebas de Covid-19 a los empleados, “que gracias a Dios salieron todas negativas”, y tomarle a diario la temperatura antes de comenzar a laborar, además de que tienen que andar con mascarillas. También colocaron marcas en el suelo para mantener a los clientes con el distanciamiento recomendado.

“La gente estaba loca por salir. Hay que estar encima de ellos para recordarle el distanciamiento social. Pero se han portado bien”, añadió el comerciante.