La posibilidad de que se desarrolle en la Isla un mercado para disponer de cadáveres humanos a través de la técnica conocida como resomación o hidrólisis alcalina -en la cual básicamente se hervirían los cuerpos en una solución química- ha provocado un choque de opiniones entre varios líderes religiosos del país.

La idea de establecer en Cidra el proyecto denominado Siemprevivos - el cual funcionaría mediante unas calderas a presión en las que se hervirían los restos humanos con sustancias alcalinas y se dispondría de los residuos líquidos por el sistema de alcantarillas- fue analizada por un obispo episcopal, un reverendo pentecostal y un sacerdote.

Primera Hora consultó el plan con los líderes religiosos con el fin de obtener un razonamiento desde una perspectiva teológica.

Para el obispo episcopal David Álvarez, la idea no es descabellada y más bien le parece una alternativa adicional a la cremación, método en el que se dispone de un cadáver mediante la incineración. Posteriormente, se le entrega a los parientes del difunto las cenizas para que dispongan de estas de la forma en que crean pertinente o, incluso, las conserven.

“Realmente, la Iglesia Episcopal y casi todas las denominaciones no tenemos objeción a la cremación y si esto es otra forma que sea más efectiva y disminuye la preocupación de la ocupación de grandes predios de terrenos para cementerios, pues no le veo nada malo después que tengan los permisos necesarios”, dijo de primera intención el obispo, quien aceptó que no ha leído mucho sobre la técnica.

Desde un punto de vista religioso tampoco tuvo reparos para aceptar la hidrólisis alcalina. De hecho, basó su opinión en un pasaje bíblico.

“El apóstol San Pablo en la primera carta de Corintios habla de que hay un cuerpo animal pero también un cuerpo espiritual. El cuerpo animal es el que se disuelve a través de estos procesos. Nosotros los cristianos con fe creemos que es el cuerpo espiritual el que tiene trascendencia”, manifestó.

Una postura similar tuvo el reverendo pentecostal William Hernández, quien en términos personales prefiere la sepultura tradicional, pero como religioso no se opone a alternativas como la resomación.

“Yo prefiero el entierro y es lo que la Iglesia propone, pero tampoco es que la Biblia condene los otros métodos. En la Biblia no se habla con empatía sobre alguna forma particular de disponer los cuerpos. Creo que eso es un asunto personal que deben decidir las familias”, dijo Hernández, quien actualmente es el vicepresidente internacional de la Iglesia de Dios Pentecostal, representando a más de 40 países.

Mientras, el sacerdote católico Juan Luis Negrón se mostró impresionado con el método de hidrólisis alcalina, particularmente porque “la cultura cristiana toma en cuenta disponer de un cadáver por lo que fue en vida y queremos disponer de ese cuerpo con dignidad”.

“Entonces, estuve leyendo que hay parte de ese cuerpo que con este proceso se pone en un tipo de químico en el que se diluyen los tejidos, incluso los huesos, y que finalmente ese líquido se deposita en el agua de la alcantarilla... y eso me parece a mí una cosa insensible. Sobre todo porque, culturalmente, nosotros queremos tratar con la mejor de las honras los cuerpos de esos seres amados fallecidos”, expresó el padre.

Asimismo, opinó que el concepto le parece “totalmente materialista”.

“Sería hacer de la muerte un elemento materialista, olvidándonos de la trascendencia. Para nosotros, una vez ocurre la muerte el cuerpo teológicamente pasa por un proceso hasta la resurrección, y debe tratarse con dignidad y respeto por lo que fue esa persona en vida”, puntualizó.