A Ángel Luis Burgos lo conocen en su pueblo como el “hombre de la suerte”, pues hace 16 años se dedica a la faena de la venta de billetes de Lotería Tradicional.

Su “oficina”, como dice entre risas, es la parte de afuera del Museo del Deporte Arroyano. Desde allí, el hombre de 70 años y natural del pueblo de Arroyo, hace lo propio para que sus compueblanos y clientes tengan una buena experiencia al momento de elegir sus billetes.

Previo a este trabajo, Burgos dedicó su vida a otros oficios, como carnicero, mensajero de telegramas y vendedor de verduras. Luego fue empleado municipal, cuando decidió retirarse.

“Cuando me fueron a dar mi Seguro Social, tuve la mala suerte de que en los sitios que trabajé no me sacaron Seguro Social. Entonces, el dinero que me dieron no me daba para sobrevivir”, relató.

En ese momento, don Ángel optó por seguir los pasos de su tío, quien trabajó durante muchos años como billetero.

“Tengo 15 hermanos en Estados Unidos y soy el único que salió billetero, porque aprendí de mi tío, Ángel Rivera, que me crió a mí. Él era billetero, vendía billetes frente a la parada de guagua, cuando había guaguas públicas. Eso me motivó a solicitar y me aceptaron”, comentó el septuagenario.

“Como tuve un puesto de verduras durante 15 años, yo me paraba ahí frente al palo de mangó, de 1:00 p.m. a 6:00 p.m., y me hice de una clientela muy buena y aprendí a vender”, afirmó.

Para Burgos, el interés de la gente por la Lotería Tradicional ha aumentado con los años. “Ahora se mueven más las ventas, porque la gente está tan preocupada por sobrevivir que buscan la suerte y juegan más”, aseguró el billetero.

Don Ángel no supo precisar qué cantidad de clientes tiene, pero sí confirma que no solo son personas de su pueblo, sino visitantes de otros municipios y hasta turistas extranjeros.

“Es difícil de decir, pero viene mucha gente de afuera que me compra. Cuando llegan las guaguas de chinchorreo los sábados y domingos, yo me voy al malecón y vendo. También viene mucho turista y ellos también juegan mucho. Hace semanas atrás vino un grupo de jubilados federales y se volvieron locos comprando billetes”, dijo.

En forma de broma, señaló que muchos clientes quieren pegarse, pero no juegan.

“La gente dice: ‘Yo nunca me pego’. Yo le digo a la gente que la suerte no te va a llegar de la noche a la mañana, pero cuando tú menos te imaginas, te llega”, sostuvo.

Además de motivarlos a comprar sus billetes, Burgos también les brinda algunos truquitos para tratar de atraer la suerte.

“Siempre me dicen: ‘Señor, usted que lleva años vendiendo billetes, ¿cuál cree que es bueno?’. Yo les digo que cualquiera puede salir, porque esto es loco. Pero les digo cuál es el número que está más atrasado. Por ejemplo, hace tiempo no sale el 8, el 3, el 4 y el 5, pues la gente lo juega porque están buscando la forma de pegarse y hacen caso”, sostuvo el hombre, quien aseguró haber vendido algunos premios grandes.

“Mucha gente me dice: ‘El hombre de la suerte’ porque he vendido unos cuantos premios. El máximo fue que una vez compré un billete y decidí venderlo repartiéndolo y ese pagó $1 millón y algo”, recordó el arroyano.

No obstante, para Don Ángel vale más el que su profesión le ayude, no solo a ganarse la vida, sino también a distraer su mente de situaciones de salud que se le han presentado.

“A mí me operaron de cáncer de próstata, me la sacaron completa. Me pusieron cinco inyecciones para el cáncer y me dieron 39 radiaciones, pero gracias a ese Dios todopoderoso me he sentido bien, y el vender billetes me ayuda, porque salgo de mi casa y me olvido de la enfermedad. La Lotería Tradicional ha sido mi tranquilidad. Me siento bien tranquilo y me olvido de mi enfermedad”, puntualizó.