Doña Dora Rivera Carrasquillo, de 83 años, se refugió en un sótano cuando el viento del huracán María destrozaba el techo de su casa en el camino “Pablo Sánchez” en Caimito, San Juan.

Cuando pudo salir a ver los efectos del ciclón, la impresión de la destrucción y la pérdida de todas sus pertenencias fue tan fuerte, que terminó en el hospital.

“Me dio un infarto… padezco de la presión y se me sube… Todo lo que había se tuvo que botar. No quedó nada”, recordó doña Dora.

Por los pasados cuatro meses, ella ha dormido en un colchón tirado en el piso del sótano, rodeada ropa y agua que en ocasiones se cuela por el piso de su pequeño refugio.

Sin embargo, su calvario está a punto de terminar, gracias a la ayuda de varias entidades que se han dedicado a darle la mano a damnificados en diversas comunidades.

“Estoy más que agradecida de todos, porque yo sé que Dios ha puesto la mano”, expresó doña Dora.

Según Charlotte Gossett Navarro, de la Hispanic Federation, esa entidad ha recaudado donaciones de sobre 200,000 personas dentro y fuera de Puerto Rico, para asistir en la reconstrucción de techos.

Explicó que en este caso llegaron a doña Dora a través de la campaña “Abrazo Solidario con Puerto Rico”, de los Centros Sor Isolina Ferré, una de las entidades que visitaron la semana pasada.

“Hoy podemos ver el resultado de ese esfuerzo, de la gente que donó, las organizaciones y los voluntarios que ayudaron”, resaltó Gossett Navarro, quien confesó sentirse conmovida con la expresión de agradecimiento que le ofreció doña Dora.

“Es una sensación tremenda ver el resultado de la semilla que se sembró con el dinero que dio la gente y que llegó a la organización para transformar la vida de una persona que, como Dora, lleva 40 años en esta comunidad y pueda vivir aquí, que no tenga que irse”, agregó.

Otros arreglos en el hogar, como puertas e instalaciones eléctricas fueron costeadas por donativos obtenidos por “Abrazo Solidario”, mientras que enseres electrodomésticos y muebles han sido donados por GFR Media.

José Luis Díaz, principal oficial ejecutivo de los Centros Sor Isolina Ferré, destacó la enorme satisfacción de poder ofrecer este tipo de ayuda, a la vez que recordó que doña Dora es muy querida en la comunidad, tras más de 20 años como voluntaria en esa institución con sede en Caimito, donde ofrecía clases de costura.

“Eso no tiene precio. Esa alegría que vez es la que mantiene a los Centros día a día trabajando. Quizás es un poquito… pero cuando estás en contacto con personas totalmente agradecidas, te da el ánimo de continuar”, manifestó Díaz.

Doña Dora es una de sobre 41,000 personas que se han beneficiado de alguna manera de la iniciativa “Abrazo Solidario” en diferentes áreas de Puerto Rico.

Después del huracán María, los Centros Sor Isolina Ferré reenfocaron sus esfuerzos para prestar ayuda a comunidades desventajadas, con la distribución comida, galones de agua, lámparas solares, generadores eléctricos, colchones para camas, estufas, tanques de gas y artículos de higiene, entre otros artículos de primera necesidad, además de canalizar la reparaciones de hogares.