Además de ser una pareja de prósperos comerciantes quebradillanos, Gloria Mercado Jiménez, de 87 años y dueña de la Farmacia Gloriana, y su esposo Monserrate Jiménez Valle, de 88, se han destacado por la labor social que desde el anonimato realizan.

Son muchas las personas de toda la Isla que, en algún momento de crisis mayor, como la pandemia o los huracanes Georges, Irma y María, se vieron obligados a buscar ayuda para conseguir medicamentos de emergencia y/o mantenimiento, a los que no tuvieron acceso durante esos eventos. Muchos de esos casos terminaron siendo referidos a esta pareja que, de manera desinteresada, les tendió la mano.

Ese compromiso social ha perdurado durante los años.

Mercado Jiménez reveló que con cierta frecuencia le llegan solicitudes de ayuda de personas que no pueden costear sus medicamentos y cada caso se evalúa y se le trata de brindar la asistencia.

“Hay casos que son extremos y no tienen, verdaderamente, (recursos) para comer. En esos casos, (la persona) no tiene que pagar, porque mi hijo (el Dr. Ángel Jiménez) les hace la receta gratis. Si él tiene medicamentos, se los regala. Y tú bregas con la gente de una manera u otra. Cuando tú le bajas al medicamento cierta cantidad de dinero, ellos se van contentos”, explicó.

Probablemente, cuando más se notó ese deseo de servir de parte de estos quebradillanos fue tras el huracán María, cuando gente de todo Puerto Rico llegó a la farmacia en busca de servicios que no conseguían en ningún otro lado.

El negocio ha evolucionado hasta convertir en lugar en un centro comercial que cuenta con farmacia, laboratorios, sala de emergencia, juguetería, tienda de regalos, cafetería y oficinas médicas.
El negocio ha evolucionado hasta convertir en lugar en un centro comercial que cuenta con farmacia, laboratorios, sala de emergencia, juguetería, tienda de regalos, cafetería y oficinas médicas. (XAVIER GARCIA)

“¿Te acuerdas que Irma afectó a San Juan y esta parte de aquí la dejó limpia? La gente venía de San Juan aquí buscando medicinas. Después de María nosotros tuvimos que mandar medicamentos a gente hasta en los Estados Unidos”, recordó.

Añadió que, durante esas emergencias, la farmacia también se convirtió en un centro de enlace para aquellas personas que quedaron incomunicadas debido al desastre. “Aquí venía gente a llamar a los Estados Unidos, se les hacían las llamadas, se les llevaban medicamentos a la casa. Venía gente de toda la Isla y a todo el mundo se le resolvía y todo el mundo se iba contento”, explicó. Incluso, Jiménez Valle recordó que, durante la pandemia, fueron varias las personas que deseaban viajar fuera de la Isla para estar con sus familiares y no contaban con los recursos para hacerlo. “Aquí le hacíamos colectas con los empleados y le entregábamos el dinero”, sostuvo.

Esa vocación de servicio que profesa Mercado Jiménez, según dijo, le viene de su familia, quienes eran comerciantes. Comentó, por ejemplo, que su papá tenía un supermercado grandísimo.

“En la guerra del ‘45 (Segunda Guerra Mundial, 1939-1945), recuerdo que era pequeña y mi papá les suplía medicinas a todos los barrios de Quebradillas”, relató. La tradición se ha extendido de su padre, a sus hijos y a los nietos que ahora también colaboran en el negocio.

Por su parte, Jiménez Valle, un conocido trovador quebradillano y veterano de la guerra de Vietnam (1955-1975), también ha hecho su parte, al servicio de causas como levantar fondos para los pacientes de cáncer, asistencia a los veteranos en la búsqueda de servicios y beneficios a los que tienen derechos, y en el quehacer cultural, con el desarrollo de actividades como la Serenata a las Madres que se celebra todos los años en la víspera de ese día en el cementerio de Quebradillas.

Ubicada en la carretera PR-2, la faena empresarial de Mercado Jiménez se inició a finales de la década del ‘70, cuando estableció una tienda de efectos escolares en los terrenos donde hoy se encuentra enclavada la farmacia y que una vez pertenecieron a su padre.

Contó que ese negocio tuvo gran acogida, no solo porque –prácticamente- todo el mundo la conocía en Quebradillas por su papá, sino también por los servicios que brindaba. “Yo les hacía los proyectos a los muchachos y les buscaba las láminas. Hice buena fama en el pueblo de Quebradillas y voló. Y ese ‘school supply’ lo convertimos en todo lo que tú ves aquí”, manifestó con orgullo.

El “school supply” siguió evolucionando y creciendo hasta que en el 1990 abrió sus puertas la Farmacia Gloriana. Posterior a la farmacia, a mediados del 2000 las instalaciones se remodelaron, convirtiéndose el lugar en un centro comercial que cuenta con farmacia, laboratorios, sala de emergencia, juguetería, tienda de regalos, cafetería y oficinas médicas. Además de la buena ubicación del negocio, algo a lo que Mercado Jiménez le atribuyó el éxito de sus empresas es a ese compromiso de servicio.

“Nosotros bregamos con la gente y gracias a Dios, yo no me quejo. Siempre Dios da de más”, afirmó.