Quebradillas. “Tú no estás muerto, tú estás vivo”.

Estas fueron las palabras que, con lágrimas, manifestó el padre de Oscar Ramos Pérez mientras se apostaba frente al féretro donde yacía el cuerpo de su hijo, quien murió el sábado pasado intoxicado con monóxido de carbono en un motel en Juana Díaz.

“Me diste muchos triunfos, mucha gloria y alegrías también. Te recordaré siempre en mi mente y te llevaré en mi corazón. Te amo y te seguiré amando por siempre”, continuó diciendo el hombre, visiblemente afectado, antes de levantar el manto y darle un beso en la frente a su hijo querido.

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No ha sido fácil para Oscar Ramos, quien bautizó a su hijo con su mismo nombre, poder lidiar con la trágica pérdida de su hijo mayor, de quien esperaba grandes promesas por cumplir, como la de terminar su bachillerato en educación física adaptada para así “poder ayudar a papi y a mami”.

“Siempre nos decía que quería echar hacia adelante, que iba a estudiar y a hacerse de una carrera para ayudarnos”, recordó con la voz entrecortada el hombre.

Ramos contó una de las muchas veces que su hijo le pedía que lo ayudara a arreglar su carro, en las que él, en son de broma, pretendía cobrarle a “Oscalito”, como le decían de cariño, por el trabajo. Pero para el padre, no habría mejor paga que la sonrisa de su hijo.

“Bromeaba con él y le decía: ‘Me debes tanto’ y él se empezaba a reír”. Pero, yo le echaba los brazos y le decía: ‘No me pagues na’, si ya con la sonrisa tuya es suficiente’”, relató.

Y es que el joven, quien también se desempeñaba como barbero en la comunidad para poder costear sus estudios, se daba a querer por todos por su alegría contagiosa.

“Aparte de ser un estudiante excelente, era un nene muy querido en esta comunidad. Él era un ejemplo para otros jóvenes... de los que uno dice: ‘Dios mío, todavía hay esperanza porque hay jóvenes buenos”, sostuvo Rosa Nieves Rojas, prima segunda de Héctor Rojas Dávila, el baloncelista que también murió en el incidente y que compartió desde la infancia con Oscar.

En estos días, se había rumorado que en el incidente en el que murieron Ramos Pérez, Rojas Dávila y Natasha Maysonet Vélez se podría tratar de un intento de suicidio por parte del primero luego que, supuestamente, la Policía encontrara una nota de despedida entre sus pertenencias.

Esto, sin embargo, fue desmentido por toda la familia de Ramos Pérez.

“Él no dejó ninguna carta. Ni a mí ni a mi esposo nos dieron nada ni nos dijeron nada cuando fuimos (a la comandancia). Eso es completamente falso”, dijo, por su parte, su madre, Nereida Pérez de Jesús, en un aparte con este medio.

Los restos mortales de Ramos Pérez serán llevados hasta el Cementerio Municipal de Quebradillas para darles cristiana sepultura.