El arte como terapia recreativa, es el medio que ha utilizado por más de dos décadas la comerieña Ana Delia Rodríguez García para despejar las quejas del alma al tiempo que lleva un mensaje bien ilustrado para todo aquel que aprecie sus obras plásticas o escritura.

En la combinación del dibujo, pintura y escritura, Rodríguez García manifestó, con su gracia particular que, “estoy feliz y sigo desarrollando arte, porque uno no puede parar. Cuando uno tiene esa veta y lo siente como una terapia; porque lo veo como un desahogo para el diario, el arte es donde canalizo todas las circunstancias inherentes a la vida. Si quiero dar algo de mí, que no sea lo peor”, expresó.

Rodeada de las hermosas montañas del barrio Doña Elena de Comerío, el taller de Rodríguez García es por sí mismo inspirador y punto de reunión de muchos otros colegas suyos que hasta allí llegan para compartir y disfrutar del apacible entorno, en esporádicas reuniones.

Al destacar que su pasión son las pinturas paisajistas, en el cual fluye la naturaleza de campos y amplios paisajes, Rodríguez García indica que “la combinación de la pintura y la escritura, siempre han sido mi pasión y me gusta hacer un enlace entre ambas”. Productos a base de acrílico o aceite, que no solo quedan enmarcadas en un espacio único, si no que trascienden fronteras.

“Tengo trabajos en Florida y en Nueva York. Por ejemplo, el doctor Vidal Rosario se llevó varias de mis obras para recaudar fondos para pacientes de cáncer. Esas yo las doné, porque él tiene una fundación y siempre hay que cooperar. En la Isla tengo varias de mis obras; en la Colectiva de Orocovis, Barranquitas y en otros muchos lugares. Pero últimamente decidí, hace como año y medio irme por mi cuenta”, dijo.

Sobre sus planes inmediatos, Rodríguez García comentó “en la actualidad estoy ilustrando un libro que escribí de poemas y trabajando en otro para niños sobre las consecuencias de sus actos. Éste lleva por nombre ‘El Pollito Pluma Azul’ y como tal, se trata la historia de un pollito que elevó sus ínfulas y de ahí las consecuencias, y no te cuento más para que lo leas”, dijo con su peculiar sonrisa.

“Hago cuentos, novelas, ensayos, poesía y literatura infantil. Me gusta que la fantasía lleve el mensaje cuando escribo, especialmente a los niños y jóvenes porque a ellos les corresponde desarrollar al país. El mensaje lo llevo no de manera forzada, porque entiendo que de la manera más jocosa y con el humor se educa”, indicó.

Al abundar sobre este asunto, la artista asegura que a los jóvenes les gusta esa manera y no lo perciben como algo impuesto y resalta que “no hay crítico más sincero que un niño. Si al niño no le gusta, no hay manera. (Mis sobrinos) me dicen tití está muy largo y entonces sé que hay que editarlo”, manifestó entre risas.

Para información, puede llamar al 787-396-3486.