Alrededor de 40 niñas, niños y jóvenes, entre las edades de 8 y 17 años, desarrollaron destrezas empresariales y de autogestión durante las pasadas semanas en el campamento de verano El Comedor de la Kennedy, ubicado en San Juan, que ayer celebró su cierre con una presentación musical y una demostración de los trabajos realizados por los participantes.

“Realmente, lo que hemos querido es que los muchachos puedan tener una idea de cómo pueden autorrealizar una miniempresa, para que puedan tratar de salir un poco de la mentalidad de la dependencia”, manifestó Mérida Ithier, directora del campamento, que llevó por nombre “Somos pescadores”.

“Sabemos que por los ambientes que ellos se desarrollan, pues tenemos bien cerca unas modalidades de vida un poco negativas y eso es lo que ellos reciben cada día y nosotros hemos estado enfatizando en que ellos son capaces, que ellos son brillantes, que ellos pueden ser gestores de su propio futuro, que, aunque han estado trabajando y viendo una realidad de vida, la verdad es que en ellos hay las capacidades y destrezas y son unas personas muy creativas”, expuso Ithier.

Este es el segundo año que El Comedor de la Kennedy realiza un campamento de verano gratuito para menores desventajados. En la primera edición, el programa fue totalmente de música cultural. En esta ocasión, además de la parte musical, voluntarios y personal capacitado y comprometido ofrecieron talleres enfocados en el empresarismo como, por ejemplo, la confección de adornos, jabones, peceras y postres.

“Aquí hemos logrado que ellos crean que pueden montar su propio negocio, que pueden valerse por sí mismos, que pueden hacer ahorros. Ha sido maravilloso. Le hemos ayudado al país a cambiar el derrotero”, expresó, por su parte, el chef y fundador de El Comedor, Iván Clemente.

Aleaniz del Valle y Lianmyliz Camacho disfrutaron de la actividad.
Aleaniz del Valle y Lianmyliz Camacho disfrutaron de la actividad. (Carlos Rivera Giusti/Staff)

Aprenden y se divierten

Para Lenieliz Del Valle, de 11 años, las pasadas dos semanas y media en el campamento fueron de mucho aprendizaje.

Me encantó. Aprendí muchas cosas. Aprendí a hacer piña colada, aprendí a hacer camisas sin gastar mucho dinero. Aprendí a hacer jabones con mis propias manos, aprendí a hacer postres, cremas”, contó la chica con mucho entusiasmo.

Otro que disfrutó el campamento fue Jaziel Morales, de 11 años.

“Me pareció muy bien. Aprendí a tocar la batería, hacer camisas y vender peces. Me gustaría seguir viniendo aquí pa’ siempre”, dijo.

Nayshaliz Ortiz, de 14 años, también la pasó de maravilla y quisiera repetir la experiencia.

“Me gustó mucho. Aprendí a hacer piña colada, a respetar a mis mayores y muchas cosas más, como hacer jabones, hacer cremas y hacer al niño Jesús con piedras. Yo estuve el otro año, y ahora estoy este a año y si hacen otro el otro año, también voy a estar”, afirmó la joven.

Mérida Ithier comparte los logros alcanzados por los participantes.
Mérida Ithier comparte los logros alcanzados por los participantes. (Carlos Rivera Giusti/Staff)

Quieren seguir

La directora del campamento no descartó darle continuidad al programa, sin tener que esperar hasta el próximo verano.

“Pudiera haber la posibilidad que hubiera una mentoría que, posteriormente, una vez al mes pudiéramos reunirnos con ellos para ver cómo va lo que ellos quisieran hacer, qué les funciona, qué no les funciona, no solamente dejarlos con la ilusión y con la idea, sino acompañarlos más allá porque sabemos que no necesariamente tienen el apoyo familiar, porque a veces el entorno no es el mejor... la verdad es que hay personas, hay lugares que sí, con los cuales ellos pueden contar y personas que estamos deseosas que ellos echen hacia adelante, porque son ellos, pero es nuestro país”, afirmó Ithier.

El Comedor de la Kennedy es una organización sin fines de lucro establecida en San Juan hace 13 años que provee desayunos, almuerzos, meriendas y compras a envejecientes, niños y personas con necesidad de todo Puerto Rico.

Entre las ayudas, el comedor reparte 3.5 millones libras de comida al mes, 8,000 compras semanales y 5,000 meriendas semanales para ancianos.

Liderado por Mérida Ithier y el chef Iván Clemente, los niños recibieron talleres de empresarismo y desarrollo personal, entre otros.