Regalar flores a amistades, familiares o pareja es una tradición en la cultura puertorriqueña, particularmente, durante el mes de febrero cuando se celebra el Día de San Valentin, una fecha en la que se exportan a la isla 2.7 millones de tallos de plantas como rosas, pompones y claveles, entre muchas otras especies que llegan desde países como Colombia y Ecuador.

¿Interesante, verdad? Pues, sepa que esta cifra de tallos o “stems” triplican la cantidad que de ordinario se reciben los demás meses del año, a excepción de mayo -periodo en el que se celebra el Día de Madres y graduaciones en Puerto Rico- cuando se exportan cerca de un millón de tallos de flores a la isla.

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Los datos fueron ofrecidos a Primera Hora por portavoces de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), quienes agregaron que, anualmente, se exportan a la isla 16 millones de tallos de flores que, además, de obsequio para fechas festivas se utilizan mucho como decoración para las bodas y otros eventos sociales.

De otra parte, el valor de entrada de todas estas flores -incluidos los famosos “bouquets” o “ramos” que le encanta regalar a la gente, es de $1,379,681 solo para meses como febrero. Esto es más del triple de lo que se reporta promedio el resto de los meses, cuando la cifra es de aproximadamente $400,000.

De otra parte, el Departamento de Agricultura, expuso que solo entre el 1 al 14 de febrero se inspeccionaron en la isla 308 embarques con 292,208 libas de flores de corte procedentes mayormente de Colombia y Ecuador También hubo cargamentos que llegaron de Perú y Costa Rica.

“Adicional se inspeccionaron 273 cajas de plantas de orquídeas, procedentes de Miami”, detalló el Departamento de Agricultura local.

Pero la llegada de este producto agrícola se da tras un complejo proceso de inspección a cargo de personal de CBP, quienes tienen la tarea de revisar la mercancía que llega a través de los aeropuertos Luis Muñoz Marín, en Carolina, y el Rafael Hernández, en Aguadilla.

“Nuestra función principal es evitar que entren plagas que de alguna manera puedan contaminar la agricultura que hay en la isla porque al final es algo que puede perjudicar al consumidor y a los agricultores. Además, estamos pendientes de que el importador haga el proceso adecuado, que la mercancía sea la que se declare y que lo que llega esté libre de otros productos como narcóticos, porque ha pasado. También se supervisa el pago de aranceles”, explicó en entrevista con Primera Hora la Jefa de Inspección de CBP, Lynnette Negrón.

Detalló que la gestión principal de la agencia -que trabaja en conjunto con el Departamento de Agricultura Federal (USDA)- es buscar posibles insectos o plantas enfermas en los cargamentos. Esta tarea se lleva a cabo en el mismo aeropuerto donde se divide la mercancía agrícola por paletas y por importador.

“Luego de verificar lo que declararon que vino en el avión se sacan unas muestras para inspección. Dependiendo de cuántas cajas traiga el lote seleccionamos el porciento del muestreo. En caso de que se encuentre una plaga en ese “sample” (muestra) se decide a través de unas guías que hay si se puede fumigar, reexportar o destruir esas flores”, explicó Negrón al detallar que la mayoría de las

Detalló que el decomiso se hace a través del procedimiento conocido como “autoclave”, uno parecido al que se utilizan en los hospitales con los materiales biológicos.

“Es una máquina, como una olla de presión bien grande, que utiliza vapor para destruir a los insectos y, consecuentemente, destruye la flor”. acotó.

Destacó que entre los insectos más comunes encontrados está el “aphididae”, una plaga que se alimenta de la savia de las flores. También se les conoce como “pulgones”.

“Este insecto tiene acciones cuarentenables. Esto significa que si se encuentra tiene que ser fumigado, destruido o reexportado”, dijo Negrón.

La otra plaga que detectan con frecuencia los inspectores es el ácaro llamado “petranychus”, conocido por ser bien chiquitito, al extremo de que hay que utilizar microscopio o lupa para identificarlo correctamente.

“Es diminuto, pero puede tener un impacto gigantesco en la agricultura cuando enferma cosechas o plantas”, determinó al explicar que se trata de un animalito que es vector de enfermedades. “Puede ir de planta en planta transmitiendo enfermedades, son como los mosquitos. Y muchas veces la gente no se da cuenta hasta que las flores o plantas empiezan a perder las hojas”, sostuvo.

El año pasado, por ejemplo, se hicieron 163 intervenciones en las que se detectaron plagas en cargamentos de flores.